domingo, 14 de febrero de 2016

El Cambio Social





Todo fluye, nada permanece
Heráclito de Éfeso


Cuestiones básicas
Como ya dijimos en el artículo “¿Qué es la Sociología?”, la persona que inventó el término “sociología” - Augusto Comte (1) – considerado por muchos como el primer sociólogo, dividió ya su “Física Social” – término que consideraba más justo para su recién inventada ciencia – en “Estática” y “Dinámica Social”. 

La primera comprendía el estudio de lo que hoy se denomina estructura social, consiste en la observación e investigación de la sociedad en un momento concreto, es decir, los distintos grupos sociales, las relaciones entre ellos, las estrategias sociales, las funciones que cumplen cada uno de estos grupos. Se trata de hacer una foto fija de un momento social. La otra perspectiva, el cambio social, es el estudio de los fenómenos que en el tiempo hacen variar el cuerpo social, las variaciones en los grupos, los cambios  en las relaciones entre ellos, lo que implica un cambio en las estrategias y en las funciones. Ambas perspectivas son complementarias y no se puede describir las sociedades sin un completo análisis de ambas.

Así que, podríamos definir el cambio social como la transformación de la cultura y de las instituciones sociales, de las pautas sociales al fin y al cabo, a lo largo del tiempo. Y hay pautas sociales que son relativamente estáticas, como el estatus o los roles sociales, y otras muy dinámicas, como la moda en el vestir o el lenguaje, pero todas están sujetas a cambio. Y del mismo modo podemos decir que los cambios no son en esencia buenos o malos, aunque son procesos que tienen consecuencias positivas y negativas, y suelen escapar a la voluntad de los individuos precisamente por su dimensión social.

Como podéis observar esta cuestión de las consecuencias y las características de un cambio social depende en gran medida de la perspectiva del observador. Si una variación en un fenómeno es un cambio social o no, o, si este cambio tiene consecuencias positivas o negativas es algo opinable. Yo puedo argüir por ejemplo que los cambios en los productos, en las tecnologías o en los precios, pueden cambiar la naturaleza de un mercado o, desde una perspectiva más abstracta, puedo aseverar que desde que surgió el capitalismo la institución social del mercado no ha sufrido cambios esenciales. Y en cuanto a si las consecuencias son positivas o no, yo puedo decir que la industrialización ha traído consigo niveles de bienestar no vistos anteriormente pero también puedo asegurar que las emisiones de la industria están haciendo daño a nuestro querido planeta.

Esta relatividad de los cambios sociales también se presenta en la cuestión cuantitativa. ¿En qué punto de la variación en el tiempo de un fenómeno social puedo afirmar que se ha presentado un cambio?. ¿Es el paso del 50 al 51% de empleos en el sector de los servicios el que me indica si estamos hablando de una sociedad industrial o posindustrial?, ¿o el paso del 60 al 61%?. ¿En qué punto concreto de la historia puedo situar un cambio social?, ¿fue la toma de Constantinopla o el descubrimiento de América el hecho histórico que marcó el punto final del medievo?, ¿fue el invento del microprocesador o el del circuito integrado el que nos metió en la era de la información?. No creo que se pueda dar un resultado más o menos exacto como en un problema de física, sino que en la inmensa mayoría de los hechos sociales deberemos dar un resultado aproximado u opinable.

Por si fuera poco, el cambio se presenta en distintas sociedades a distintas velocidades. En general en las sociedades tecnológicamente complejas los cambios suelen ser rápidos, las personas pueden llegar a conocer cambios importantes a lo largo de su vida, el cadete de caballería de hace unas décadas ha terminado dirigiendo una brigada aerotransportada o, más moderno todavía, una división de ciberguerra; o bien, los padres que se casaron por la iglesia asisten al espectáculo de unos hijos que se emparejan sin pasar por la vicaría.  En cambio, en las sociedades agrarias, los cambios suelen ser  lentos y la vida de las personas apenas cambia a lo largo de su existencia, aunque – bien es verdad – cada vez quedan menos lugares en la Tierra que se vean aislados de las corrientes continuas del cambio. 

Pero incluso, sin cambiar de sociedad, algunos elementos culturales cambian de forma más rápida que otros. La teoría del desajuste cultural de William Ogburn (2) propone que la cultura material, lo tangible – tu teléfono móvil o tu corbata -, cambia más rápidamente que los elementos de la cultura no material – las ideas o las actitudes -, por ejemplo, no hemos desarrollado ceremonias civiles que sustituyan a las ceremonias religiosas de toda la vida, aun cuando - en Europa al menos – lo sagrado ha perdido vigencia a favor de lo secular.

Los cambios sociales presentan distintos grados de importancia, unos cambios sociales son menos importantes que otros. Siendo un poco extremos para ilustrar esta idea y volviendo al ejemplo de la moda, es evidente que la longitud de una falda o el ancho de una corbata tienen menor trascendencia que la incorporación de la mujer al mundo laboral. Luego podemos afirmar que ciertos cambios tienen una importancia pasajera mientras que otros son transformaciones que permanecen durante generaciones y generan más cambios sociales. Incluso hay cambios o grupos de cambios más o menos coincidentes en el tiempo que pueden llegar a producir un cambio en el modelo de sociedad, como pasó cuando la revolución industrial provocó el paso de la sociedad agraria a la industrial.

El cambio social puede provocarse, por ahí hay algunos que presumen de dictar la moda o las formas de pensar de grupos sociales, pero lo más frecuente es que no sea intencionado y, desde luego, raramente se pueden prever todas las consecuencias de los cambios que se promueven, hay por ahí grandes meteduras de pata, por ejemplo, revoluciones que han llevado a situaciones peores que las de partida, además, los cambios tecnológicos suelen presentar las dos caras de la moneda, positiva y negativa, y si no, que le pregunten a Alfred Nobel (3) que fundó su famoso premio para no ser recordado como inventor de explosivos que pueden ser usados tanto para la construcción o como para la guerra.

Hay cambios sociales que generan o son el resultado de desacuerdos o, directamente, de conflictos y los hay también que son consecuencia de las ideas. Por ejemplo, la revolución industrial trajo consigo la presencia de máquinas en las fábricas lo que contentaba a los propietarios, porque aumentaba la productividad y los beneficios, pero amenazaba a los trabajadores porque temían ser sustituidos o, cuando menos, perder el control de su trabajo. Carlos Marx (4) nos enseñó que la tensión y el conflicto en el seno de una sociedad provocan el cambio y Max Weber (5), por su parte, se dedicó al estudio de cómo las ideas, cuando arraigan como ideología o visión del mundo, producen cambios sociales importantes. 

De lo dicho en el párrafo anterior se infiere que el diagnóstico acerca los cambios sociales depende de la aproximación teórica que se use para su estudio. No existe una única explicación para los mismos fenómenos. Y es a lo que nos vamos a dedicar ahora, a analizar las teorías del cambio social.

Teorías del cambio social






Si tuviera que agrupar las teorías del cambio social las dividiría en dos grandes grupos. En primer lugar aquéllas que están basadas en principios generales, leyes generales del cambio social si se quiere, que pueden ser identificadas y enunciadas y que marcan el ritmo de la evolución social a lo largo de la historia.

En segundo lugar, hay otras teorías que rechazan estos principios generales, los cambios sociales se presentan en un momento concreto de la historia debido a una serie de causas que conforman la configuración de esa sociedad en ese momento concreto. Son teorías que explican acontecimientos concretos.

El primer grupo de teorías se basan en la idea de evolución, de manera que existe un mecanismo o ley general del cambio social que marca un cambio entre distintos estados de la sociedad. Estos estados son la expresión de esos principios generales y apuntan en una cierta dirección, en la mayoría de los casos hacia un horizonte de progreso y mejora, de forma de que cada estado social es mejor que el anterior o, al menos, más desarrollado. Se trata de un paradigma de crecimiento, se trata de un paradigma optimista. 

Así para Comte, las sociedades pasan por tres estados o etapas, la etapa teológica o ficticia, la metafísica o abstracta y la científica o positiva. En el estado teológico, el espíritu humano encamina sus esfuerzos a intentar conocer la naturaleza íntima de las causas primeras y finales de los fenómenos; pretende, en una palabra, conocimientos absolutos y se representan los fenómenos como algo producido por la acción directa y continua de seres sobrenaturales. En el estado metafísico, que en el fondo es una modificación del anterior, los agentes sobrenaturales se reemplazan por fuerzas abstractas. En el estado positivo, ya no se busca la causa última de los fenómenos sino que se persigue el descubrimiento de las leyes efectivas de los mismos apoyándose en la razón y la observación. Comte no termina ahí, el estado de organización social depende de estado de civilización, por lo tanto, la etapa teológica produce una sociedad arcaica; la etapa metafísica una sociedad feudal y militar y, la etapa positiva, determina la sociedad industrial. 

A Marx también puede incluírsele dentro de este esquema evolucionista, sólo que éste evolucionismo marxista es de una clase especial. Para empezar, porque el principio básico escondido detrás del cambio es el conflicto entre las clases sociales derivado de las contradicciones, es decir tensiones irresolubles, que se producen cíclicamente en las sociedades. 

Para Marx la principal fuente de esas contradicciones presentes en los modelos de sociedad queda al descubierto cuando se producen cambios económicos. En cualquier sociedad estable existe un equilibrio entre la estructura económica, las relaciones sociales y el sistema económico. Al modificarse las fuerzas productivas, el equilibrio se desmanda, las contradicciones se intensifican conduciendo a choques abiertos entre las clases y, finalmente, a la revolución.

Los estados sociales por los que la historia habría pasado y habría de pasar en el futuro son, el comunismo primitivo, la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo, el socialismo como primera fase del comunismo y el comunismo, que sería el horizonte utópico de una sociedad sin clases
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Otro subgrupo de teorías evolucionistas serían aquellas que relacionan la evolución social y la evolución biológica de manera estrecha. Herbert Spencer (6) desarrolló un esquema evolucionista para explicar el cambio social a lo largo de la historia basándose en la idea de que la evolución de la sociedad se podía comprender comparándola con el crecimiento de un organismo. 

Fue el primero en usar el concepto de diferenciación social que influyó en el funcionalismo. La diferenciación social se refiere a un proceso mediante el cual grupos de actividades realizadas por una única institución social con el tiempo pasan a ser realizadas por varias instituciones diferentes, lo que supone una especialización creciente de los diferentes elementos de una sociedad.

Durkheim (7), añadió al concepto de diferenciación social el concepto de densidad dinámica, entendido como el número de personas que interactúa con otras, siendo éste un dato crítico para el estudio del cambio social. Si la densidad dinámica aumenta las sociedades se segmentan de manera que unidades similares se fusionan para formar unidades más grandes, aumentando la diferenciación y la complejidad social. 

Esto nos lleva a distinguir entre las sociedades primitivas con poca densidad dinámica, que se caracterizan por una fuerte solidaridad mecánica basada en creencias comunes, en que la totalidad de sus miembros tienen aptitudes y conocimientos similares y en el consenso necesario derivado de esta situación, y las sociedades industriales, con una fuerte división del trabajo y una gran interdependencia en las relaciones económicas. Cada persona realiza en la sociedad moderna una gama de tareas relativamente pequeña por lo que necesita a otras muchas para poder vivir. Este pegamento que une a las sociedades complejas Durkheim lo llamó solidaridad orgánica.

Tanto para Spencer como para Durkheim el principal mecanismo por el que se produce el cambio social es el incremento de la población y la diferenciación social que se sigue del mismo. Existe una teoría evolucionista del cambio social mucho más reciente que se basa en cambio en el incremento de las capacidades tecnológicas  de las sociedades y que es menos rígida en la interpretación de las etapas de la historia. Se trata de la teoría de la evolución sociocultural de Lenski (8), de la que hablamos cuando estudiamos los tipos de sociedades (9).

Así que, siguiendo el enfoque de Lenski que toma como rasgo distintivo a la tecnología, cinco serían los tipos de sociedades que se habrían ido siguiendo a lo largo de la historia. A saber, las sociedades de cazadores y recolectores, las primeras sociedades agrícolas y de pastores, las sociedades agrarias, las sociedades industriales y las sociedades posindustriales.

La verdad es que he tenido dificultades para situar la teoría de Lenski, porque es sin duda evolucionista pero, al tratarse de una teoría reciente, incorpora elementos de las teorías que estudian acontecimientos concretos. Lenski tiene en cuenta que la forma en que las sociedades se suceden en la historia no está basada en cambios dramáticos y drásticos. Son procesos graduales que toman forma en un momento dado a través de acontecimientos que se van acumulando. De hecho, unas no sustituyen del todo a las anteriores, sino que se van acumulando como los estratos en un terreno. Las modernas sociedades posindustriales conviven con elementos de la sociedad industrial y con elementos de la sociedad agraria y las sociedades de cazadores y recolectores – las más antiguas -  no han desaparecido del todo de la faz de la Tierra.

Muy cercano al evolucionismo se encuentra el funcionalismo que contempla a la sociedad como un sistema complejo compuesto de subsistemas interconectados. Cada subsistema tiene unas  funciones necesarias para el funcionamiento social normal, en última instancia, para que la sociedad siga existiendo. En este contexto el cambio social se entiende como la adaptación de dicho sistema social a su entorno, mediante el proceso de diferenciación y el aumento de la complejidad estructural. El cambio  se explica como un epifenómeno de la constante búsqueda de equilibrio entre las distintas partes de la sociedad y su entorno.

Talcott Parsons (10), el autor más conocido de esta tendencia, desarrolló en la década de 1960 una teoría funcionalista de la evolución sociocultural. Para Parsons la evolución social tiene un carácter multidimensional. La diferenciación social que postulara en su momento Spencer es básica pero no es la única dimensión. Ésta se complementa con la adaptación al entorno o el aprendizaje acumulativo – es decir la cultura - que conduce a establecer tecnologías más eficientes y  a conseguir un mayor conocimiento de nuestro mundo.

La evolución, para Parsons, actúa – cómo pensaban Comte, Durkheim y Spencer - mediante un proceso general que provoca una serie de ciclos, pero éste proceso general no afecta a todas las sociedades por igual. Algunas sociedades son más “funcionales” que otras, de manera que trabajan a favor de la evolución y otras, en cambio, debido a conflictos internos o limitaciones ambientales tienen un proceso evolutivo más lento o, simplemente, desaparecen de la historia incapaces de cambiar adecuadamente. Así las sociedades pasaban por las etapas primitiva, intermedia y moderna. Aun así, Parsons intentó evitar dar la impresión de formular una teoría unilineal de etapas diciendo que el proceso evolutivo ni es lineal ni constante.

Existe otra teoría que entronca en la tradición funcionalista, se trata del análisis cíclico de Sorokin (11). Las raíces de este enfoque se encuentran en las obras de los filósofos Arnold Toynbee (12) y Oswald Spengler (13). Sorokin se fija en los ciclos de crecimiento y decadencia de las sociedades, para él, éstas oscilan entre tres tipos de mentalidades diferentes: la sensorial, la ideacional y la idealista.

La mentalidad sensorial enfatiza el papel de los sentidos en la comprensión de la realidad, la mentalidad ideacional se fija en principios trascendentales o religiosos y la mentalidad idealista combina los dos tipos anteriores. El cambio social surge de la lógica interna de la aplicación de estas mentalidades a los sistemas sociales, que evolucionan hasta alcanzar su punto final, momento en que el sistema se transforma en otro diferente. La originalidad de este pensamiento es que la evolución no es lineal sino circular, cada estado – en un momento dado – puede repetirse en el futuro.

Como decíamos al principio, existe una alternativa a las teorías evolucionistas basadas en principios generales: teorías que se basan en el estudio de procesos en lugar de estados. La sociedad no es vista ya como un sistema rígido y duro que transita entre etapas fijas sino como un campo “blando” de relaciones, como una red de conexiones constantes. Una sociedad existe mientras algo acontezca dentro de ella, toda realidad social es pura dinámica de procesos de cambio. Lo que realmente existen son procesos constantes de agrupamiento y reagrupamiento y en lugar de estructuras sociales estables hay procesos de estructuración. Hay que echar mano por tanto a la herramienta histórica, los cambios sociales hay que colocarlos en su contexto histórico y cultural, según Calhoun (14), el método a usar es la comparación histórica, hasta el punto de que podríamos hablar de sociología histórica. Cuando se toma esta perspectiva, la unidad más pequeña de análisis resulta ser el acontecimiento, entendido como un estado momentáneo del campo social.

Max Weber  fue un pionero en este tipo de enfoque. Weber contempla los cambios históricos como una serie de acontecimientos únicos asociados a un momento histórico caracterizado por unas propiedades irrepetibles. Por ejemplo, el ascenso del capitalismo sería el resultado de una serie de combinaciones de condiciones que sucedieron en mismo momento, se produjeron juntas. En su famoso ensayo sobre “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Weber, sostiene que el protestantismo y, en especial el calvinismo, es sólo el último eslabón de una cadena de acontecimientos más o menos coincidentes que impulsaron al capitalismo.

Otros autores que posteriormente han seguido estas pautas weberianas han sido, en los sesenta, Barrington Moore (15) que analizó las condiciones históricas que han desembocado en dictaduras o en democracias o, en los setenta, Theda Skocpol (16) que estudió las situaciones revolucionarias resultante de derrotas militares, o por último, en los ochenta y noventa, Randall Collins (17) que desarrolló una teoría geopolítica de los cambios sociales cuya variable más importante es el éxito del Estado como institución, como entidad que proporciona legitimidad interna y prestigio externo.

Pienso yo que después de ver tantas teorías quizás haya llegado la hora de que los sociólogos piensen en hacer de su ciencia algo más acumulativo y buscar una teoría unificada del cambio social, tal y como hacen los físicos con sus teorías.

Y creo que ya tengo que poner el punto final, que siempre me resulta lo más difícil, ¿hasta dónde profundizo?, ¿en cuántos folios me extiendo para que no me acusen de aburrir o de no ser lo suficientemente riguroso?, luego me tuitean y me dicen que no cité la teoría de fulanito o de menganito, y tienen razón, o me dicen que extiendo demasiado y también tienen razón. ¡ Qué difícil es alcanzar el equilibrio!.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo.

Notas:

  1. Auguste Comte, cuyo nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798-París, 5 de septiembre de 1857), es considerado el creador del positivismo y de la sociología, aunque hay sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre. Mirad "De cuando la sociología daba sus primeros pasos".
  2. William Fielding Ogburn (Butler Georgia 29 de junio de 1886 -  Tallahasee, Florida 27 de abril de 1959) fue un sociólogo, estadístico y educador norteamericano. Fue profesor en la Universidad de Columbia, director del departamento de sociología de la UNiversidad de Chicago y presidente de la Asociación Americana de Sociología. 
  3. Alfred Bernhard Nobel (Estocolmo, 21 de octubre de 1833-San Remo, 10 de diciembre de 1896) fue un químico, ingeniero, inventor y fabricante de armas sueco, famoso principalmente por la invención de la dinamita y por crear los premios que llevan su nombre.
  4. Karl Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx (Tréveris, Reino de Prusia, 5 de mayo de 1818-Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. En su vasta e influyente obra  en los campos de la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; aunque no limitó su trabajo solamente al área intelectual, pues además incursionó en el campo del periodismo y la política, proponiendo en su pensamiento la unión de la teoría y la práctica. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno, del marxismo y del materialismo histórico. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y El Capital. Ver en este mismo blog "De cuando la sociología daba sus primeros pasos II: Alemania".
  5. Maximilian Carl Emil Weber (Erfurt, 21 de abril de 1864-Múnich, 14 de junio de 1920) fue un filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo alemán, considerado uno de los fundadores del estudio moderno de la sociología y la administración pública, con un marcado sentido antipositivista. Ver en este mismo blog "De cuando la sociología daba sus primeros pasos II: Alemania".
  6. Herbert Spencer (Derby, Inglaterra, 1820-Brighton, Inglaterra, 1903) fue un naturalista, filósofo, psicólogo, antropólogo y sociólogo inglés. Fue uno de los más ilustres positivistas de su país. Ingeniero civil y de formación autodidacta, se interesó tanto por la ciencia como por las letras. Ver en este mismo blog: “De cuando la sociología daba sus primeros pasos III: Reino Unido e Italia”.
  7. Émile Durkheim (Épinal, Francia, 15 de abril de 1858 – París, 15 de noviembre de 1917) fue un sociólogo francés. Estableció formalmente la disciplina académica y, junto con Karl Marx y Max Weber, es considerado uno de los padres fundadores de dicha ciencia. Ver “De cuando la sociología daba sus primeros pasos” en este mismo blog
  8. Gerhard Emmanuel Lenski (nacido el 13 de agosto 1924 en Washington DC) es un sociólogo norteamericano conocido por sus contribuciones a la sociología de la religión, la desigualdad social y la teoría ecológico-evolutiva.
  9. Hay tres artículos en Sociología Divertida relacionados con los tipos de sociedades: Tipos de Sociedades I: Las Sociedades Preindustriales, Tipos de Sociedades II:Las Sociedades Preindustriales, Tipos de Sociedades III: Las Sociedades Preindustriales.
  10. Talcott Parsons (13 de diciembre de 1902 – 8 de mayo de 1979) fue un sociólogo estadounidense. Cursó estudios en el Amherst College, el London School of Economics y la Universidad de Heidelberg (Alemania). Dio clases de sociología en la Universidad Harvard de 1927 hasta 1974 como director del Departamento de Sociología de dicha universidad (1944). Más tarde fue nombrado presidente del nuevo Departamento de Relaciones Sociales 1946 y posteriormente presidente de la American Sociological Association en 1949. Es uno de los mayores exponentes del funcionalismo estructural en Sociología. Dicha teoría social sostiene que las sociedades tienden hacia la autorregulación, así como a la interconexión de sus diversos elementos (valores, metas, funciones, etc.). La autosuficiencia de una sociedad está determinada por necesidades básicas, entre las que se incluían la preservación del orden social, el abastecimiento de bienes y servicios, la educación como socialización y la protección de la infancia.
  11. Pitirim Sorokin (Turya, cerca de Syktyvkar, 1889- Harvard, 1968) fue un sociólogo estadounidense de origen ruso. Expulsado en 1922 de la Unión Soviética en el Barco filosófico emigró a los Estados Unidos en 1923, después de haber participado en la Revolución rusa junto con sus compañeros del Partido Social-Revolucionario. Fue diputado de la Asamblea Constituyente Rusa por Vólogda disuelta por los bolcheviques. Fue el fundador del Departamento de Sociología en la Universidad Harvard. Al igual que C. W. Mills, se opuso firmemente a las teorías de Talcott Parsons.
  12. Arnold Joseph Toynbee, CH (14 de abril de 1889, Londres - 22 de octubre de 1975) fue un historiador británico. Especialista en filosofía de la historia, estableció una teoría cíclica sobre el desarrollo de las civilizaciones. Según Toynbee, las civilizaciones son el resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufre, ya sean naturales o sociales. De acuerdo con esta teoría, una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío no sólo tiene éxito, sino que estimula una nueva serie de desafíos; una civilización decae como resultado de su impotencia para enfrentarse a los desafíos que se le presentan.
  13. Oswald Spengler (Blankenburg, 29 de mayo de 1880 - Múnich, 8 de mayo de 1936) fue un filósofo e historiador alemán, conocido principalmente por su obra La decadencia de Occidente. Spengler presentaba la historia universal como un conjunto de culturas (Antigua o Apolínea, Egipcia, India, Babilónica, China, Mexicana, Occidental o Fáustica) que se desarrollaban independientemente unas de otras –como cuerpos individuales- pasando a través de un ciclo vital compuesto por cuatro etapas: Juventud, Crecimiento, Florecimiento y Decadencia, como el ciclo vital de un ser vivo, que tiene un comienzo y un fin determinados. Además, cada una de las etapas que conformaban el ciclo vital de una cultura presentaba, según el esquema spengleriano, una serie de rasgos distintivos que se manifestaban en todas las culturas por igual enmarcando los acontecimientos particulares. Con base en este esquema y aplicando un método que él llamó la “morfología comparativa de las culturas”, Spengler proclamó que la cultura Occidental se encontraba en su etapa final, es decir, la decadencia y afirmó que era posible predecir los hechos por venir en la historia del occidente.
  14. Craig Calhoun (nacido en 1952) [1] es un sociólogo americano y un defensor de la utilización de las ciencias sociales para abordar cuestiones de interés público. Es director de la London School of Economics and Political Science de septiembre de 2012
  15. Barrington Moore Jr. (12 de mayo 1913 - 16 de octubre 2005) fue un sociólogo político de Estados Unidos. Es conocido por su libro Los orígenes sociales de la Dictadura y la Democracia: Señor y Campesino en la Formación del Mundo Moderno (1966), un estudio comparado de la modernización en Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, China, Japón e India, al tiempo que una historia de las ideas que condujeron al totalitarismo.
  16. Theda Skocpol es una socióloga y politóloga norteamericana, decana entre 2005 y 2007 de la Escuela de Artes y Ciencias de la Universidad de Harvard. Es especialista en las aproximaciones sociológicas comparativa e histórico institucional y muy conocida por su teoría de la autonomía del Estado. También es conocida popularmente por sus escritos de divulgación.
  17. RandallCollins, (nacido en 1941 en Knoxville, Tennessee ) es un sociólogo norteamericano que es profesor de sociología en la Universidad de Pensilvania. Es un teórico de sociedad contemporánea  cuyas áreas de especialización incluyen la sociología macro-histórica de cambio político y económico; micro-sociología, incluyendo la interacción cara a cara; y la sociología de los intelectuales y el conflicto social.  Es considerado como uno de los teóricos del conflicto no marxista más importantes de los Estados Unidos, y fue presidente de la Asociación Americana de Sociología , de 2010 a 2011


Bibliografía:

María C. Iglesias, Julio Aramberri y Luis Zúñiga
Los Orígenes de la Teoría Sociológica
Akal Editor
Madrid 1989

John J. Macionis y Ken Plummer
Sociología
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005

Dusko Sekulic
Social Change (págs 4368-4372)
The Blackwell Encyclopedia of Sociology
Blackwell Publishing
Oxford 2007

Piotr Sztompka
Sociología del Cambio Social
Alianza Editorial
Madrid 1995