lunes, 25 de noviembre de 2019

En Busca de una Sociología de la Creatividad


Resumen

Este artículo surge de las notas que desarrollé para el episodio 12 de “La filosofía no sirve para nada”, denominado: “El club del sándwich mixto y el ataque de los normópatas”. En este podcast colaboro con mis amigos, el filósofo Joaquín Herrero y el ingeniero y profesor José Carlos García.
La sociología no ha tratado con profusión el asunto de la creatividad, pues las más de las veces, esta característica de la mente humana, ha sido considerada como una virtud individual perdiendo de vista las características sociales de este fenómeno. Pareciera que en el tránsito de la microsociología a la macrosociología hubiéramos perdido por el camino a la creatividad. Este artículo es un esfuerzo por encontrarla.


René Magritte. El Hada Ignorante. Museo Magritte Bruselas (1)

Índice
Sociologías aplicadas y un poco de historia
Valor social de la creatividad
Cómo encajar la creatividad social con la individual: Interaccionismo Simbólico
La sociedad de sándwich mixto
La creatividad en las organizaciones
Conclusión

Sociologías aplicadas y un poco de historia

Esmeralda Ballesteros (2), que fue mi profesora de sociología de la educación hace ya unos cuantos años, solía decir que no existían muchas sociologías, sino que había una sola aplicada a múltiples cuestiones sociales. Así tenemos una sociología de la educación sí, pero también una sociología política, de la religión, de la familia, del conocimiento y así, un número impresionante de sociologías aplicadas. Vamos a ver si podemos decir que existe, del mismo modo, una sociología de la creatividad.

Para Juan Antonio Roche (3), el concepto de creatividad ha estado al margen de la disciplina. Desde los primeros tiempos de la sociología como ciencia, desde Augusto Comte (4), se ha visto que uno de los ejes principales por los que se mueve, es la división entre lo que es la estructura social - la foto fija de la sociedad en un momento dado - y el cambio social - cómo va pasando la sociedad de una situación estable a otra-. Pues bien, en el estudio del cambio social – que es donde podría encajar mejor el concepto de creatividad – ha sido predominante, como objetos de investigación, la racionalidad sujeta a fines y la normativa, es decir, dicho de una manera más simple, sólo se han tenido en cuenta los fines económicos y las normas admitidas por la sociedad, ya sean jurídicas o institucionales.

Sin embargo, la creatividad ha asomado la patita en las ciencias sociales, revelándose como un objeto de estudio emergente, por ejemplo, en el contexto de la “sociedad de devenir” del historiador Franklin Baumer (5) o en el famoso concepto de la “sociedad líquida” de Zygmund Bauman (6). Según Roche, la creatividad esta actualmente de moda en la sociología hasta el punto de que tiene un cierto tufillo a obligación, a imposición y, para este autor, no hay que exagerar, entre el desprecio de la creatividad como objeto de estudio del cambio social y, la postura opuesta, que sea el ideal absoluto de la investigación en este campo, hay un camino intermedio que parece razonable transitar.

Señala Saturnino de la Torre (7), que la creatividad como concepto nace en 1900 de la mano del autor francés Theódulo Ribot (8), en un libro llamado “La imaginación creadora”. En este texto se relacionan por primera vez la noción de persona y el proceso creativo. La sombra de Ribot fue alargada pues, durante los siguientes cincuenta años, la creatividad fue conocida como “imaginación” acompañada a veces del término “creativa”, y no fue hasta 1950, cuando J. P. Guilford (9) inventa el nombre de “creatividad”.

Pocos años después, la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética, propulsa el interés por la creatividad en el mundo académico norteamericano, asociándola a la inteligencia creadora, a la capacidad para generar ideas y resolver problemas. Para Saturnino de la Torre, al menos en el origen del término, la creatividad es social.

Valor social de la creatividad

La creatividad ha sido considerada a menudo como una aptitud o cualidad personal e intransferible, ha primado una visión psicológica. Sin embargo, tiene un indudable valor social, constituyendo un hecho social y no sólo un hecho psicológico. Algunos autores – como Goleman, Kaufman y Ray - hablan de “espíritu creativo” cuando se refieren a la creatividad poniendo el foco en la sociedad en su conjunto. Parece intuitivo que si agregamos las creatividades individuales podemos hablar de una creatividad social, aunque de sobra sepamos que los agregados de variables sociales no son ni mucho menos operaciones exactas.

Saturnino de la Torre nos da seis características de la creatividad que encontramos si la observamos como un valor social y no como una aptitud individual.

En primer lugar, es un bien social y un valor futuro, aquellas sociedades que no promuevan el desarrollo de la creatividad se verán en desventaja con respecto a las sociedades que pongan atención al potencial creativo.

Como segundo punto destaca su carácter halocéntrico, la creatividad personal no pertenece al sujeto sino al medio social que se beneficia de ella y al mismo tiempo la modula, la condiciona.

En tercer lugar, tiene un carácter ético y constructivo. Decíamos en el párrafo anterior que la sociedad modula lo creado, es decir, aquellas ideas o productos de la imaginación creadora que son contrarios a los valores sociales son rechazados. La sociedad hace de filtro y control de calidad atendiendo a su cultura.

La creatividad mejora si es multidisciplinar, si juntas equipos de trabajo con personas de distintos ámbitos del saber puedes obtener resultados mucho más prometedores. De hecho, lo vienen haciendo desde hace décadas las instituciones científicas más reputadas.

En quinto lugar, la creatividad se alimenta del estrés. Podríamos expresarlo como, “dame un problema y tendré motivos para crear”, hay muchos ejemplos históricos de esto, pensemos en la innovación tecnológica surgida durante la segunda guerra mundial o, en una situación mucho más positiva que hemos destacado párrafos arriba, la carrera espacial.

Y, por último, lo que Saturnino de la Torre denomina la creatividad paradójica, se trata de la necesidad de crear como reto, como ruptura de la zona de confort para buscar caminos nuevos. A mi entender se trata de una visión un tanto deportiva de la creatividad con la que yo no me siento identificado ya que yo soy muy de sofá y de ver una serie de televisión.

Cómo encajar la creatividad social con la individual: Interaccionismo Simbólico

Sabemos que existe, porque es evidente, una creatividad individual y hemos admitido que existe una creatividad social resultado de algún tipo de agregación de las creatividades individuales. Pero ¿cómo las encajamos? ¿cómo transitamos del ámbito de la interacción social por dónde anda la creatividad personal al ámbito de la sociedad en su conjunto?, es el dilema constante entre la micro y la macrosociología.

No tengo una respuesta categórica, pero creo que podemos aproximarnos al problema si le echadnos un ojo a una teoría sociológica muy interesante: el interaccionismo simbólico.

El interaccionismo simbólico, cuyo mayor representante fue George Herbert Mead (10), se centró en explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose a sí mismas a través de sus interacciones con otras personas. Y aún fueron más ambiciosos, según el interaccionismo simbólico, la sociedad es el producto o resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que van definiendo o dotando de sentido al mundo social que les rodea. Algo así como un agregado total de las visiones de todos los individuos. Como veis se trata de una explicación muy psicológica.

No perdamos de vista que estamos hablando del nivel micro, de la interacción social, que podríamos definir como el proceso según el cual una persona actúa y reacciona en relación con otras personas. La interacción social nos permite crear y recrear la realidad que percibimos. En nuestra vida cotidiana estamos continuamente interactuando con otras personas, pero no de cualquier modo, sino, según pautas sociales determinadas.

Y siendo una explicación tan psicológica, Mead propuso una teoría de la mente con un fuerte componente social, no en balde, se trata de sociología, aunque con una clara influencia del movimiento conductista (11).

En primer lugar, Mead nos dice que el todo social precede a la mente individual y ésta no puede existir sin un grupo social. La segunda característica de la mente para nuestro autor es que no se trata de algo estático sino de un conjunto de procesos, que no está ubicada en el cerebro, al fin y al cabo el hardware de todo este asunto, sino que es algo funcional que surge y se desarrolla en el discurrir cotidiano de la interacción social. De este modo, la inteligencia o la conciencia son procesos mentales para Mead.

Y ya estamos llegando adonde quería llegar. Uno de esos procesos mentales es el self, que es el proceso de entrada/salida de la mente. Todo lo que entra y sale de nuestra mente está gobernado para Mead por el self.

El self es a la vez, objetivo y subjetivo, con este mecanismo somos capaces de ponernos en el lugar del otro, vernos desde fuera de nosotros, contemplar nuestro entorno y comprenderlo, claro está, a nuestra manera. Y tiene memoria, es un repositorio de experiencias a las que echar mano cuando sea necesario.

El self se habla con otros tres procesos mentales: El mí, el yo y el otro generalizado. Mead los denomina “fases del self”.


Esquema del Self de Mead
El mí es la parte social, la parte de cada uno de nosotros que depende de lo externo. Internaliza las convenciones sociales, es dónde reside el conformismo.

Al otro generalizado lo define muy bien su propio nombre, es una generalización de las personas, construye modelos o arquetipos de la gente, configurados a través de la experiencia. Y, por último, el yo.

Si el mí es la parte conformista el yo es la parte creativa, activa, la que rompe con las pautas sociales y nos hace individuos distintos. En el yo reside la creatividad.

Si aplicamos el interaccionismo simbólico podríamos dar una explicación, la creatividad podría surgir rompiendo la pauta social internalizada, apareciendo en la interacción social para ir influyendo en el entorno inmediato de la persona que crea. Unas creaciones se desvanecen y otras se difunden, se moldean, se constriñen y se asumen socialmente.

Así, conforme vamos subiendo hacia el nivel macrosociológico las novedades se moldean, muchas veces - ocurre más de lo que parece - no se trata de nuevas ideas o creaciones, sino que son transformaciones de ideas más antiguas o, simplemente, recuperaciones intactas de ideas o creaciones ya olvidadas. De esto último saben mucho la industria discográfica y la cinematográfica. Al respecto de las recreaciones, me acuerdo de un documental británico que presentaba Terry Jones (12) sobre inventos de la edad antigua que se han reinventado modernamente.

Podríamos decir que cuanto más permisiva sea una sociedad a las ideas nuevas, mayor será creatividad general que habrá en la sociedad y, es de esperar, que le vaya mejor que a otras sociedades más rígidas y menos innovadoras.

Aun así, la creatividad se puede constreñir, pero no se puede eliminar, el espíritu creativo encontrará su resquicio y alguna flor innovadora puede salir en el desierto de la imposición. Me viene ahora a la mente la inmensa creatividad de los autores españoles para salvar la censura del régimen del General Franco.

La sociedad del sándwich mixto

En este punto me parece oportuno traer a colación la idea de sociólogo canadiense Alain Denault (13). Según este autor vivimos en un orden en el que la media ha dejado de ser una síntesis abstracta que nos permite entender el estado de las cosas y ha pasado a ser el estándar impuesto que estamos obligados a acatar.

Según Alain Denault vivimos en una mediocracia, se descartan los valores menores y los mayores y nos quedamos con los medios. Una sociedad gobernada y constituida por mediocres. A este tipo de sociedad la denomina la sociedad del sándwich mixto, por ser éste, un plato que no es ni bueno ni malo, no nos disgusta, pero nadie lo pondría en el menú de su boda. Es simplemente una medianía.

Una sociedad de este tenor no puede fomentar la creatividad porque ésta se sale de la norma, no forma parte de los valores medios. En una sociedad así se castiga la disonancia, lo disruptivo, como dice Denault, “lo que nos suena extraño tendemos a calificarlo como malo”.

Uno tiene la tentación de creer en Denault, desde luego hay síntomas que le dan la razón, uno no tiene más que ver a los grandes líderes mundiales actuales para echarse a temblar, pero confío en la capacidad que ha demostrado creatividad, a lo largo de la historia, para abrirse paso en todas las sociedades. Esperemos que se equivoque.

La creatividad en las organizaciones

Si nos fijamos en el ámbito de las organizaciones podemos afirmar que la creatividad se fomenta o se constriñe en función del tipo de que se trate. El profesor canadiense Henry Mintzberg (14) ha hecho una taxonomía de las organizaciones, ha construido unos modelos de los tipos de empresas que hay por esos mundos de Dios.

De su clasificación me voy a quedar con los dos extremos de su continuo porque son los casos en los que se aprecia la gestión de la creatividad, es decir, la burocracia maquinal y la adhocracia.

En las burocracias se da una proliferación de reglas, normas, comunicación formal y respeto por la jerarquía lineal. En una estructura así queda menos espacio para la creatividad y la innovación. De hecho, muchas grandes organizaciones burocráticas crean entes independientes de su estructura principal para el desarrollo de la innovación. No se adaptan bien al ambiente las burocracias, si hay cambios radicales en su entorno suelen verse en problemas muy serios, sin embargo, funcionan muy bien en medios sujetos a pocos cambios, en mercados clásicos, en entornos regulados administrativamente.

La adhocracia (del latín ad hoc = para esto o para este fin) son estructuras altamente flexibles capaces de adaptarse continuamente a las condiciones cambiantes del ambiente. Es una organización fluida, descentralizada, de equipos multidisciplinarios coordinados mediante adaptación mutua, con directivos integradores y estructura matricial. En este tipo de organización se fomenta la innovación por lo que suele presentarse en el mundo de la alta tecnología. Este tipo es especialmente interesante, ya que podríamos ponerlo como lo opuesto a la burocracia.

Según Mintzberg, cuanto más vieja y más grande es una organización más burocrática se hace. Muchas organizaciones nacen como adhocracias, tienen éxito y crecen, al crecer de tamaño, es muy difícil mantener la fluidez y la adaptación mutua de los equipos en el trabajo y empieza la necesidad de escribir procedimientos formales y normas,  hay que poner jefes intermedios que supervisen con lo que crece la necesidad de tener una jeraquía clara, la dirección se separa de los trabajadores, a veces a otro edificio en otra ciudad, comienza la sospecha, y con ella nuevas normas para restaurar la confianza, cada vez innovan menos, cada vez más restringen la creatividad y compran una adhocracia para que les resuelva un problema nuevo en su entorno. No es un camino inevitable pero sí muy transitado.

Conclusión

De lo dicho hasta aquí podemos extraer varias conclusiones. En primer lugar, que la sociología no se ha ocupado hasta tiempos recientes de la creatividad. Que es una cualidad individual, pero con un valor social innegable, pues la sociedad se alimenta de ella, la fomenta o la constriñe según los valores culturales predominantes y las situaciones a las que se enfrenta y que, a menor escala, pasa lo mismo con las organizaciones. Y, por último, que un sándwich mixto con un café con leche está muy bien como merienda, pero no mola ni un ápice que se aplique como término descriptivo a nuestra sociedad.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


A Joaquín Herrero @joakinen y a José Carlos García @quobit a los que me une un espíritu filosófico

Notas:
  1. Cuando buscaba imágenes para ilustrar este artículo sobre la creatividad me di cuenta de que muchas de las propuestas que me hacía Google eran bombillas de todo tipo y manera. No en balde, la bombilla es nuestro icono cultural de idea. Entonces me acordé de un cuadro de uno de mis pintores favoritos, Rene Magritte, que vi el pasado invierno en su museo de Bruselas y que me impresionó mucho. El cuadro se llama “El Hada Ignorante”. En esta obra sale una bellísima mujer y una vela. La vela es lo que me impresionó. Es una vela que produce oscuridad en vez de luz, de hecho, la cara de la muchacha que está del lado de la vela está más oscura que la otra. Es la vela de la ignorancia que produce oscuridad. Me pareció una metáfora de nuestro mundo actual, justo cuando más conocimientos atesoramos, más ignorancia demuestran algunos.
  2. Esmeralda Ballesteros Doncel es profesora de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid.
  3. Juan Antonio Roche, doctor en sociología, profesor de sociología de la cultura y de las artes en la Universidad de Alicante
  4. Auguste Comte, cuyo nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798-París, 5 de septiembre de 1857), es considerado el creador del positivismo y de la sociología, aunque hay sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre. Mirad "De cuando la sociología daba sus primeros pasos".
  5. Franklin Baumer, (1913-1990) profesor de historia en la Universidad de Yale
  6. Zygmunt Bauman (Poznań, 19 de noviembre de 1925 — Leeds, 9 de enero de 2017)​ fue un sociólogo, filósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término correspondiente. Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010
  7. Saturnino de la Torre, catedrático de Didáctica e Innovación Educativa en la Universidad de Barcelona
  8. Théodule-Armand Ribot (18 de diciembre de 1839-9 de diciembre de 1916), psicólogo y filósofo francés nacido en Guingamp, estudió en el Liceo de San Brieuc (Lycée de St Brieuc). En 1856 comenzó a dar clase y fue admitido en la Escuela Normal Superior de París en 1862. En 1885 dio una serie de conferencias sobre psicología experimental en la Sorbona, y en 1888 fue nombrado profesor de tal asignatura en el Collège de France. La tesis de su doctorado (republicada en 1882): Hérédité: étude psychologique (5ª ed, 1889) (Herencia: estudio psicológico) fue su obra más importante y famosa. Siguiendo los métodos experimentales y sintéticos, trajo consigo un vasto número de ejemplos de peculiaridades heredadas. Prestó especial atención al elemento psicológico de la vida mental, ignorado todo factor espiritual o no-material en el ser humano. En su obra La Psychologie anglaise contemporaine: l'école expérimentale (La Psicología inglesa contemporánea: la escuela experimental) (1870) mostró su tendencia hacia la escuela sensacionalista, y de nuevo en su traducción de el libro Principles of Psychology (Principios de Psicología) de Herbert Spencer. Además de numerosos artículos, escribió sobre Arthur Schopenhauer, Philosophie de Schopenhauer (1874; 7ª ed, 1896) (Filosofía de Schopenhauer), sobre la psicología contemporánea de Alemania (La Psychologie allemande contemporaine, 1879; 13ª ed, 1898) (La Psicología alemana contemporánea) y también cuatro pequeñas monografías: Les Maladies de la mémoire (1881; x3ª ed, 1898) (Las enfermedades de la memoria), De la volonté (1883; 14ª ed, 1899) (De la voluntad), De la personnalité (1885; 8ª ed, 1899) (De la personalidad) y La Psychologie de l'attention (1888) (La Psicología de la atención), con la que aportó datos útiles para el estudio de la enfermedad mental.
  9. Joy Paul Guilford (Marquette, Nebraska, EE.UU., 7 de marzo de 1897 - Los Ángeles, EE.UU., 26 de noviembre de 19871​) fue un psicólogo estadounidense, conocido por sus estudios sobre la inteligencia con su modelo de Estructura de la inteligencia.
  10. George H. Mead (27 de febrero de 1863 - 26 de abril de 1931), filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la ciencia de la comunicación. Nació en South Hadley, Massachusetts. Cursó estudios en varias universidades de Estados Unidos y Europa e impartió clases en la Universidad de Chicago desde 1894 hasta su muerte. Con influencias de la teoría evolutiva y la naturaleza social de la experiencia y de la conducta, recalcó la emersión del yo y de la mente dentro del orden social y en el marco del simbolismo lingüístico que usan las personas para comunicarse (interaccionismo simbólico). A partir de la crítica al conductismo de J. B. Watson denominó su propia corriente como conductismo social. Pensaba que el yo surge por un proceso social en el que el organismo se cohíbe. Esta timidez es el resultado de la interacción del organismo con su ambiente, incluyendo la comunicación con otros organismos.
  11. El conductismo, según John B. Watson (uno de los primeros en definir el objeto de estudio de la psicología), es el estudio experimental objetivo y natural de la conducta. Para Burrhus Frederic Skinner el conductismo es una filosofía de la ciencia de la conducta, definió varios aspectos esenciales de su objeto de estudio y a diferencia de Watson se centró en describir las leyes generales que rigen la conducta. El objeto de estudio de la psicología y la forma en cómo se concibe la conducta es entendida de diversos modos, según el enfoque desde el que se vea. Se pueden identificar más de diez formas de conductismo4​ desde el propuesto por Watson hasta nuestros días; pasando por el conductismo de Tolman, Hull y Skinner, el interconductismo y la psicología interconductual de Kantor, el conductismo teleológico de Rachlin, empírico de Bijou, teórico de Staddon y biológico de Timberlake, el contextualismo funcional de Hayes, etc. Jacob Robert Kantor define el conductismo como «una renuncia a las doctrinas del alma, la mente y la conciencia», para ocuparse del «estudio de los organismos en interacción con sus ambientes». En términos más amplios, lo considera como equivalente al término ciencia (Kantor 1968, cit. por Campos, 1973, p. 91), dado que se ocupa de la naturaleza a partir del «principio del comportamiento». Así, la química estudia el comportamiento de los elementos y la sustancia, la física estudia el comportamiento de la materia y sus propiedades, la astronomía estudia el comportamiento de los astros y galaxias, y la psicología estudia las interacciones entre los organismos y su entorno.
  12. Terry Jones (1 de febrero de 1942, Bahía de Colwyn, en el norte del Gales) es un actor de cine galés y uno de los dos miembros no ingleses de Monty Python; el otro es Terry Gilliam. Realizó estudios de inglés en la Universidad de Oxford. Ha sido a lo largo de su vida actor, director, guionista y compositor de las películas del grupo y fuera de él.
  13. Alain Deneault es un sociólogo y filósofo  francocanadiense de Quebec. Es conocido por su libro Noir Canada: Pillaje , corrupción y criminalidad, y los procesos judiciales que siguieron a su publicación. Deneault es profesor de sociología en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Montreal.
  14. Henry Mintzberg (nacido en Montreal, 2 de septiembre de 1939) es un profesor académico internacionalmente reconocido y autor de varias publicaciones sobre negocios y gestión. En la actualidad, es profesor de la cátedra Cleghorn de Estudios de Gestión en la Universidad McGill en Canadá, donde ha estado enseñando desde 1968, luego de obtener su graduación en Gerencia y el Ph.D. de la MIT Sloan School of Management, en 1965 y 1968 respectivamente.



Bibliografía:

Joaquín Herrero, José Carlos García y Juan Carlos Barajas
20 de septiembre de 2019

George Ritzer
Teoría Sociológica Moderna
Mac Graw-Hill
Madrid 2001

Juan Antonio Roche
La creatividad social y cultural, el cambio social y la libertad
Diario Información Alicante

Saturnino de la Torre
La creatividad es social
En Torre S. y Violant, V.
Creatividad aplicada.
Barcelona 2003
PPU/Autores
Henry Mintzberg
La estructuración de las organizaciones
Ariel Economía
Barcelona 199

Juan Carlos Barajas Martínez
Los Modelos de Mintzberg