lunes, 25 de abril de 2022

El hiperrealismo de Baudrillard

 

(O como ponernos en disposición de entender un mundo fake)


La realidad es un constructo creado

por idiotas ingenuos

Dr. Soong

(personaje de Star Trek Picard)

Resumen

La aportación de Baudrillard a la sociología de finales del siglo XX es una manera de entender el mundo que nos toca vivir en el siglo XXI, este artículo es una aproximación a su teoría de la hiperrealidad.

Abstract

Baudrillard's contribution to late twentieth century sociology is a way of understanding the world we live in in the twenty-first century, this article is an approach to his theory of hyperreality.

Índice

  • Emisor-Mensaje-Receptor
  • Simplificación del mundo
  • La hiperrealidad y el fin del mundo
  • Utopías peligrosas
  • Críticas

 

Emisor-Mensaje-Receptor

Durante toda su vida Jean Baudrillard coqueteó con muchos “ismos”, el existencialismo de Sartre (1), el marxismo de Althusser (2), el estructuralismo de Saussure (3), el posmodernismo (del que en su versión radical es el principal autor) y la teoría de comunicación de McLuhan (4) (que no acaba en “ismo” pero es muy importante para nuestro artículo).

Supongo yo que todas estas aportaciones le llevaron a configurar una teoría que explica muy bien cómo es la percepción del mundo que tenemos las personas en la actualidad y de cómo somos cómplices necesarios en una especie de desastre cultural que padecemos.

Para entender la original teoría de la hiperrealidad de Jean Baudrillard (5) voy a empezar por recordarle al tenaz lector la Teoría de la Comunicación. En toda comunicación hay un emisor, un mensaje que se transmite, un canal a través del cual se transmite y un receptor. Este es un esquema simplificado del que, a finales de los años cuarenta, propuso Claude Shannon (6) en su teoría matemática de la comunicación (7).

En el esquema, el emisor puede ser una persona, un dispositivo electrónico, un artista o cualquier persona, animal o cosa que quiere comunicar algo. El mensaje es una información, de mayor o menor en tamaño, que no es sino un subconjunto de la realidad que observa el emisor. El canal de la comunicación puede ser oral, escrito, un par de cables de cobre trenzado, el aire mediante ondas electromagnéticas o una obra de arte que una al artista y al observador diletante. Y por último, el receptor puede ser una persona, un grupo de personas, un observador diletante por supuesto, un dispositivo o cualquier persona, animal o cosa dispuesta a recibir información e intentar entenderla.

Para comprender la teoría de Baudrillard es muy importante tener en cuenta este contexto, sobre todo, la transformación que sufre el mensaje desde que lo envía el emisor hasta que lo comprende el receptor. El emisor observa la realidad, extrae una información y la envía, pero la información que llega y comprende el receptor no es la misma que la original, ha sufrido el filtro de dos percepciones – del emisor y del receptor -, y ha sido deformada por el ruido que hay en el canal. La calidad de la información dependerá entonces de la calidad de las percepciones y del canal de comunicación.

Donde incide precisamente el pensamiento de Baudrillard es en que cada vez más, el mensaje tiene una mayor deformación, hasta el punto de que vivimos en un mundo deformado, un mundo fake, un mundo en el que algunos objetos ni siquiera existen en el mundo real; en lenguaje de Baudrillard: un mundo hiperreal.

Simplificación del mundo

Baudrillard decía que conforme avanza la tecnología el mensaje se separa más de la realidad y pierde importancia respecto al hecho de comunicar.

Como resultado de la expansión de los medios de comunicación electrónicos, ya no hay una "realidad" que esté separada de la que muestran los programas de televisión, internet y otros productos culturales. En realidad, lo que consideramos "realidad" lo estructuran esos mismos medios de comunicación. Por ejemplo, las noticias de las que se informa en los telediarios no sólo tienen que ver con conjuntos de acontecimientos independientes, sino que ellas mismas definen y construyen lo que son dichos acontecimientos.

Vamos a poner un ejemplo un tanto chusco. Supongamos que dos pastores - muy alegres y muy pastoriles como los de la poesía renacentista - tienen una conversación, al primero un lobo le ha comido una oveja y se lo cuenta al receptor. En este caso la calidad de la información es tan buena, el canal de comunicación es tan puro y la percepción del receptor tan clara - él también ha tenido ese problema – que el mensaje apenas se deforma y su imagen del original es casi perfecta, una correspondencia biunívoca entre lo real y lo imaginado en la mente del segundo pastor.

Ahora pensemos en la comunicación entre un instagrammer y sus seguidores, les envía una imagen suya comiendo en el “Tour d’Argent” de París y los seguidores alucinan. En realidad, el instagrammer ha tomado una foto suya y la ha fotocompuesto digitalmente con la imagen del restaurante, ni siquiera está en París, ni siquiera ha estado en París en su vida y, además, “La Tour d’Argent” ya no es el restaurante que solía ser. En este caso, el instagrammer ha creado una nueva realidad en la mente de los seguidores.

A principios del siglo XXI hemos condensado nuestra vida en una serie de imágenes, es más importante hacer un fotorreportaje que la boda misma, es más importante la foto ante el Taj Mahal que estar en el Taj Mahal de verdad; en esta dinámica cada vez más absurda, más de un insensato ha sacrificado su vida por un buen selfie.

Baudrillard señala que el capitalismo ha amplificado esto al consumo a través de la publicidad, de manera que hasta los productos se separan de sí mismos, cuando te dicen “cereales” no piensas en los amarillos campos de Castilla llenos de plantas y espigas, piensas en una caja de cartón de Kellogg’s, los niños y los no tan niños piensan que la carne de pollo nace en bandejas plastificadas en el congelador de un supermercado, y el repollo, por generación espontánea en los estantes de la verdulería.

La hiperrealidad y el fin del mundo

En esta nueva realidad nos dice Baudrillard que se produce una inversión perversa, el mundo hiperreal para nosotros, en nuestra posición de receptores, es más real que el original.

Poco antes de comenzar las hostilidades en 1991, en lo que se ha llamado primera Guerra del Golfo, Baudrillard escribió un artículo de periódico titulado "La Guerra del Golfo no puede ocurrir". Cuando se declaró la guerra y tuvo lugar un sangriento enfrentamiento, pareció evidente que Baudrillard no tenía razón. No era así. Al terminar la guerra, este autor escribió un segundo artículo, "La Guerra del Golfo no ha ocurrido". ¿Qué quería decir?: que esta contienda no había sido como otras anteriores. Era una guerra de la era de la comunicación, un espectáculo televisivo en el que, junto a otros espectadores de todo el mundo, George Bush y Saddam Husseim seguían los reportajes de la CNN para saber qué estaba "pasando" realmente.

En los años noventa, Baudrillard sostuvo que, “en cierto sentido”, el fin del mundo ya había sucedido y que el año 2000 no ocurriría, que el siglo XXI estaría “más allá del fin”. Hizo este anuncio – cuando menos atrevido – porque se había cometido un crimen perfecto: “el asesinato de lo real”.

Se asistiría año 2000 en las revistas, la televisión, los periódicos y las páginas web a través de imágenes diseñadas para nuestro consumo. Se había producido esa inversión a la que hacíamos referencia, en la que la representación empezó a preceder a la realidad.

Es más, se han llegado a crear imágenes que no existen en la realidad original. Sin ir más lejos, tenemos publicidad que resucita a muertos como Lola Flores o Salvador Dalí, no es un actor haciendo de Dalí es una imagen hiperreal de Dalí que raya con la perfección.

A este tipo de objetos hiperreales que no tienen original Baudrillard lo llama “simulacro”. Con tono de humor, llegó a decir que él no era Baudrillard sino un simulacro de Baudrillard.

Utopías peligrosas

El ciudadano contemporáneo asiste a una explosión de información que inunda su vida desde múltiples medios. Cuando esto ocurre la verdad se nos oculta fácilmente ya que hay mucho ruido en el canal de comunicación. Como se suele decir, en una inundación, lo primero que falta es el agua potable, en una inundación de información lo que falta es información fidedigna.

En puridad, para Baudrillard es justo lo contrario. Lo real desaparece no porque nos falte sino porque nos sobra, el exceso de información que se vierte sobre nosotros nos ahoga, la complejidad nos asfixia, así que buscamos la solución más fácil: la simplicidad de lo hiperreal. Los simulacros dan sentido a nuestra vida a costa de la renuncia a entender la complejidad del mundo real. La vida es cada vez más superficial cuando la realidad “real” es cada vez más compleja.

Claro que Baudrillard nos advierte del peligro que encierra esta utopía hiperreal. Creamos mundos artificiales para maximizar el placer. La guerra a través de los medios se convierte en una especie de videojuego, la desgracia en reality, lo feo lo disfrazamos de bello.

Construimos utopías porque tenemos los medios para hacerlo, pero para Baudrillard esto equivale a una especie de muerte, ya que no queremos vivir la experiencia real sino la experiencia de que nos hablen de la experiencia real. No la protagonizamos, no la vivimos, asistimos a una representación.

La cultura entonces está experimentando una revolución masiva y catastrófica que implica que las buenas gentes son cada vez más pasivas en vez de – como creyeron los marxistas – más rebeldes. De esta manera, se considera a las masas como un agujero negro que absorbe grandes cantidades de contenidos que carecen de significado ignorando todos los intentos de manipulación a los que son sometidos. La apatía, la indiferencia y la inercia dominan las mentes saturadas de añagazas mediáticas, simulacros e hiperrealidad. Para Baudrillard, la misma sociedad está implosionando en el agujero negro de nihilismo y falta de significado que son las masas.

 

Críticas

A Baudrillard se le critica por haber abandonado la teoría marxista de la cultura, ignorando que sí hay realidad detrás de la imagen. El teórico de la comunicación Kenneth Rufo (8) dijo que la obra de Baudrillard está repleta de cosas interesantes incluso cuando se equivoca.

Para otros tiene una forma hiperreal de transmitir su teoría acudiendo a imágenes impactantes como la del fin del mundo real o cuando dijo que la primera guerra del golfo no había ocurrido en la realidad sino en nuestros televisores, de tal manera que él también cae en la hiperrealidad (quizás a esto se refería cuando decía que era un simulacro de sí mismo).

Yo precisamente no destaco por ser la “alegría de la huerta”, cada vez tengo menos confianza en nuestra especie, pero para mí Baudrillard describe un futuro muy pesimista. No hay esperanza para la revolución como la había en la obra de Marx (9). Tampoco existe la posibilidad de reformar la sociedad al estilo de Durkheim (10). Parece que no queda otra que vivir en la simulación, la hiperrealidad y la implosión social sin mucha esperanza para la salvación colectiva.

Yo quiero creer en el cambio cultural a partir de la educación, del cultivo del espíritu crítico, de la divulgación de las ciencias y de la filosofía, en la enseñanza del arte de pensar. Parece el único antídoto ante el nihilismo, la falta de significado y la hiperrealidad. Ahora bien, a ver quién es el guapo que pone todo esto de moda.

En lo que sí parece que hay bastante consenso es que su descripción de la cultura posindustrial es una guía fundamental para entender los peligros culturales que presenta el siglo XXI.

Juan Carlos Barajas Martínez

Sociólogo

Notas

  1. Jean Paul Sartre cuyo nombre completo era Jean-Paul Charles Aymard Sartre (París, 21 de junio de 1905-Ib., 15 de abril de 1980), fue un filósofo, escritor, novelista, dramaturgo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo, posmodernismo y del marxismo humanista.2​ Fue el décimo escritor francés seleccionado como Premio Nobel de Literatura, en 1964, pero lo rechazó explicando en una carta3​ a la Academia Sueca que él tenía por regla rechazar todo reconocimiento o distinción y que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones establecidas del sistema.4​ Fue pareja de la también filósofa Simone de Beauvoir. El corazón de su filosofía era la preciosa noción de libertad y su sentido concomitante de la responsabilidad personal. Insistió, en una entrevista pocos años antes de su muerte, en que nunca había dejado de creer que «El hombre se hace a sí mismo»
  2. Louis Althusser (Bir Mourad Raïs, 16 de octubre de 1918-París, 22 de octubre de 1990) fue un filósofo marxista francés. Es además habitualmente considerado estructuralista, aunque su relación con las otras variantes del estructuralismo francés es bastante compleja. La vida de Althusser estuvo marcada por períodos de enfermedad mental intensa. En 1980, mató a su esposa, la socióloga Hélène Rytmann, estrangulándola. Fue declarado no apto para ser juzgado debido a una locura y estuvo internado en un hospital psiquiátrico durante tres años. Hizo poco más trabajo académico, muriendo en 1990
  3. Ferdinand de Saussure (Ginebra, 26 de noviembre de 1857-Vufflens-le-Château, 22 de febrero de 1913) fue un lingüista, semiólogo y filósofo suizo cuyas ideas sirvieron para el inicio y posterior desarrollo del estudio de la lingüística moderna en el siglo XX.​ Se le conoce como el padre de la "lingüística estructural" del siglo XX.​ También inició la Escuela de Ginebra dentro de las llamadas "Escuelas Estructuralistas".
  4. Herbert Marshall McLuhan ( Edmonton, 21 de julio de 1911-Toronto, 31 de diciembre de 1980) fue un filósofo, erudito y profesor canadiense. Profesor de literatura inglesa, crítica literaria y teoría de la comunicación, McLuhan es reconocido como uno de los fundadores de los estudios sobre los medios, y ha pasado a la posteridad como uno de los grandes visionarios de la presente y futura sociedad de la información. Hacia finales de la década de 1960 y principios de los años 1970, McLuhan acuñó el término «aldea global» para describir la interconexión humana a escala global generada por los medios electrónicos de comunicación. ​Es famosa su frase «el medio es el mensaje».
  5. Jean Baudrillard (Reims, 27 de julio de 1929-París, 6 de marzo de 2007) fue un filósofo y sociólogo francés, crítico de la cultura francesa. Su trabajo se relaciona con el análisis de la posmodernidad y la filosofía del postestructuralismo.
  6. Claude Elwood Shannon (30 de abril de 1916 - 24 de febrero de 2001) fue un matemático, ingeniero eléctrico y criptógrafo estadounidense recordado como «el padre de la teoría de la información». Shannon es reconocido por haber fundado el campo de la teoría de la información con la publicación Una teoría matemática de la comunicación, que supuso un hito en 1948. Es quizás igualmente conocido por haber sentado las bases de la teoría del diseño de circuitos digitales en 1937, con apenas 21 años de edad. Mientras realizaba su maestría en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), demostró en su tesis que las aplicaciones electrónicas de álgebra booleana podrían construir cualquier relación lógico-numérica.3​ Shannon contribuyó asimismo al campo del criptoanálisis para la defensa de Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial, con trabajos sobre el descifrado de códigos y la seguridad en las telecomunicaciones.
  7. Una teoría matemática de la comunicación es un importante e influyente artículo ideado por Claude Elwood Shannon en 1948, conocido por ser «el padre de la teoría de la información».​Shannon trabajó en ella durante ocho años, mientras era empleado de los laboratorios Bell. El artículo deriva de la propuesta conocida como teoría de la información. Después fue publicado como un libro titulado La teoría matemática de la comunicación (ISBN 0-252-72546-8), y salió al público en edición de bolsillo en 1963 (ISBN 0-252-72548-4). Contiene un artículo adicional por Warren Weaver, que proporciona una visión general de la teoría para un público más general. El artículo de Shannon expuso los elementos básicos de la comunicación: Una fuente de información que produce un mensaje. Un transmisor que opera en el mensaje para crear una señal que puede ser enviado a través de un canal. Un canal que es el medio para llevar la información. Un receptor que transforma la señal. Un destino, que puede ser una persona o una máquina. Además, desarrolló los conceptos de entropía de la información y redundancia. También introdujo el término bit (que el propio Shannon atribuyó a John Tukey) como unidad de información.
  8. Kenneth Rufo es profesor en el Departamento de Comunicación de la Universidad de Washington en Seattle.
  9. Karl Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx (Tréveris, Reino de Prusia, 5 de mayo de 1818-Londres, Reino Unido, 14 de marzo de 1883), fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío. En su vasta e influyente obra  en los campos de la filosofía, la historia, la ciencia política, la sociología y la economía; aunque no limitó su trabajo solamente al área intelectual, pues además incursionó en el campo del periodismo y la política, proponiendo en su pensamiento la unión de la teoría y la práctica. Junto a Friedrich Engels, es el padre del socialismo científico, del comunismo moderno, del marxismo y del materialismo histórico. Sus escritos más conocidos son el Manifiesto del Partido Comunista (en coautoría con Engels) y El Capital.
  10. Émile Durkheim (Épinal, Francia, 15 de abril de 1858 – París, 15 de noviembre de 1917) fue un sociólogo francés. Estableció formalmente la disciplina académica y, junto con Karl Marx y Max Weber, es considerado uno de los padres fundadores de dicha ciencia. Ver “De cuando la sociología daba sus primeros pasos” en este mismo blog

 

Bibliografía

Anthony Giddens: Sociología, 3ª Edición, Alianza Editorial, Madrid 2000

C. Thorpe, C. Yuil, M. Hobbs, M. Todd, S. Tomley, M. Week: El Libro de la Sociología, Akal Editores, Madrid 2016

George Ritzer: Teoría Sociológica Moderna, 5ª Edición, ED. McGraw-Hill, Madrid 2001