miércoles, 18 de diciembre de 2013

Prueba de la Estratificación Global





En este mismo blog he publicado cinco artículos sobre estratificación social (1), que no es otra cosa que el estudio de cómo se organizan las sociedades en estratos o capas con distinto poder económico y político y cómo se relacionan entre ellas ya sean clases sociales, estamentos o castas, que de todo ha habido en la historia de la humanidad. En cierto modo el estudio de la estratificación social es el estudio de la desigualdad social.

Pero estos artículos trataban sobre la estratificación en una sociedad en particular – España, Estados Unidos o Andorra - y lo que vamos a ver hoy se refiere a la estratificación mundial. Y si vamos a estudiar la estratificación social a nivel planetario es necesario que, de igual manera que sabemos que existen sociedades nacionales, nos  preguntemos si existe una sociedad internacional sobre la que realizar el estudio de la desigualdad social. 

Es esta una pregunta que dista de ser una cuestión baladí, de hecho los libros que tratan sobre relaciones internacionales dedican a menudo muchas páginas a definir a la sociedad internacional, ya que es complicado dejar claro hasta qué punto hay la suficiente cohesión entre los distintos Estados constituidos en nuestro planeta como para hablar de una entidad supranacional organizada, no es sencillo discernir hasta qué punto hay un derecho internacional con vigencia y aplicabilidad cuando los grandes poderes hacen y deshacen a su antojo sin sujetarse a ese derecho, es difícil decir hasta qué punto este conglomerado de Estados que es la Tierra se puede definir como sociedad.

No tenemos sitio en este artículo para debatir sobre el particular, tan sólo contaré que existe consenso en los especialistas en que el concepto de sociedad internacional es el más adecuado para definir la realidad compleja del mundo en que vivimos.

Pero como no soy amigo de dejar las cosas así, al menos os daré una definición personal de sociedad internacional. Durante casi cinco años me dediqué profesionalmente a la protección de los ciudadanos españoles en el extranjero, el único paréntesis en mi vida adulta en que no me he dedicado a la informática, en concreto a la ingeniería del software que es mi especialidad. Y fue toda una experiencia pues, aunque la mayoría de las veces a pesar del esfuerzo empleado no conseguías resolver la situación planteada, cuando sacabas o ayudabas a sacar a alguien de un serio problema en un país remoto era toda una fiesta, disfrutabas de una gran satisfacción personal que compensaba muchas otras penurias. 

Una de las cosas que tenía que explicar a menudo a los familiares de alguien que estaba en dificultades era por qué no se podía hacer más por el desgraciado en cuestión. “mire usted” – les decía- “el mundo está constituido por Estados con su sistema político, policial y judicial. Y da los mismo que se trate de un Estado de derecho como de un Estado fallido, da lo mismo que sea Sudán o Francia, Bangladesh que Estados Unidos. Hay que respetar las normas internacionales y no podemos actuar directamente sino a través de las autoridades locales, luego la forma de hacerlo dependerá del país, pero el respeto a la autoridades locales debe ir siempre por delante”. A los familiares les daba igual de que formalmente fuera tan respetable la sentencia de un juez federal de Estados Unidos como de un juez federal de Nigeria, naturalmente, lo que querían es ver a su ser querido saliendo por la puerta de llegadas internacionales del aeropuerto de Barajas, por eso, esto era lo primero que había que explicarles, que en diplomacia todo requiere de sus tiempos y de sus protocolos y que en ningún caso se puede organizar una expedición de comandos para sacar del país al afectado. 

En realidad les estaba dando una definición real de lo que es la sociedad internacional, un conglomerado de Estados-Nación, formalmente todos iguales, pero que en la práctica hay de todo, una especie de comunidad de vecinos mal avenidos en la que el poderoso y rico manda y el pobre y débil sobrevive, pero en la que todos son propietarios y, al menos formalmente, todos tienen sus normas de puertas adentro y, puertas afuera, en las zonas comunes, hay normas más laxas.

Por lo tanto, si queremos estudiar la estratificación global, tenemos que fijarnos en esos Estados que constituyen la sociedad internacional más que en las clases sociales que es el criterio que se utiliza cuando se analiza una sociedad en particular, aunque no renunciaremos del todo a la clase como unidad de análisis.

Existen varias maneras de clasificar a los Estados del mundo. La clasificación que se usa más en el lenguaje usual es la menos exacta. Se habla de países del primer, segundo y tercer mundo, en realidad ya nadie habla del segundo mundo ahora veremos por qué. Esta clasificación surgió inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial para explicar el nuevo orden mundial que se formaba en aquellos momentos: la guerra fría. El primer mundo estaba constituido por las naciones occidentales desarrolladas amparadas por el paraguas defensivo de los Estados Unidos, el segundo mundo lo constituían la Unión Soviética y las naciones de su órbita y, por último, el tercer mundo era el pelotón de países pobres también calificados con el políticamente incorrecto adjetivo de “subdesarrollados” sustituido más tarde por el término “países en vías de desarrollo”. Estos países, muchos de los cuales tenían su independencia muy reciente, iban de un bloque al otro sin conseguir que se les hiciera mucho caso. Esto del tercer mundo es el término que más se utiliza todavía. Evidentemente  cuando cayó el Telón de Acero y la Unión Soviética estalló en mil pedazos, esta clasificación dejó de tener sentido.

Mancionis  (2) y Plummer (3) proponen una clasificación basada en la renta per cápita. De tal forma que habría países de renta alta, los cuarenta más industrializados, que cuentan con un 15% del total de la población mundial. En segundo lugar, habría países de renta media, que han alcanzado niveles medios de industrialización con rentas per cápita entre 2500 y 10.000 dólares anuales y, en último término, los países de renta baja, en los que la mayor parte de la población vive en condiciones de pobreza extrema y que cuentan con el 50% de la población mundial (4).

Pero la clasificación que más me gusta personalmente, en general, la teoría de estratificación global con la que estoy más de acuerdo es la del Sistema Económico Mundial de – entre otros autores – Immanuel Wallerstein (5), que divide los países del mundo en naciones del centro ó núcleo, semiperiferia y periferia. Pero antes de entrar en detalle vamos a introducir las teorías principales de estratificación mundial.

Según Mancionis y Plummer hay dos grupos de teorías de la estratificación social mundial, las teorías de la modernización y las teorías de la dependencia. Las primeras se basan en que las diferencias entre los países se deben a los distintos grados o niveles de desarrollo que han alcanzado. Concede mucha importancia a la cultura de las naciones a la hora de explicar por qué unos países han llegado a niveles altos de desarrollo y otros no han despegado de la miseria. Y explica que los países desarrollados “tiran” de los países pobres colaborando a su desarrollo lenta pero firmemente. Esta teoría acumula muchas críticas (6), sobre todo en los tiempos que corren en que esos modelos de desarrollo están muy desprestigiados. A mí la teoría de la modernización no me gusta porque tiende a justificar el status quo mundial y nuestro mundo, tal y como lo hemos construido, no me gusta nada. 

En cambio las teorías de la dependencia ponen el énfasis en que la desigualdad en el mundo se debe a las pautas históricas de explotación que los países ricos han impuesto a los países pobres.
Dentro de estas teorías de la dependencia destaca la idea de la existencia de un sistema económico mundial – también conocida Sistema-mundo - que Snyder y Kick (7) enmarcan en tres puntos principales.
En primer lugar, el comportamiento y las experiencias de todos los países dependen de un sistema de carácter mundial – una economía mundial capitalista – estructurado en múltiples vínculos trasnacionales como son, por ejemplo, el comercio internacional, la presencia y actuación de las empresas multinacionales o los flujos de capitales financieros cuyas órdenes viajan a la velocidad de luz gracias a los modernos sistemas de telecomunicaciones. 

En segundo término, como ya hemos comentado, el moderno sistema mundial está formado por tres posiciones estructurales, centro, semiperiferia y periferia. 

Tercero, estas denominaciones no solo son descriptivas, expresan una división internacional del trabajo en la que el centro está ligado con la periferia de una manera dinámica y mediante una relación de explotación.

Cuando nos fijamos en una sociedad nacional moderna contemplamos una sociedad estratificada en clases. Sin entrar mucho en detalle, y aun a riesgo de que me acusen de simplista, existe una clase alta que controla los medios de producción. Una clase media con escasa o nula propiedad de los medios de producción pero con una posición ocupacional alta y nos encontramos con una clase trabajadora que carece de propiedad y que realiza tareas ocupacionales para los propietarios. También sabemos que la distribución desigual de la renta se basa en estas posiciones de clase y, por último, también sabemos que existe una dinámica de conflicto de clase basada en esa distribución desigual de las recompensas y que existen múltiples mecanismos para el mantenimiento de los privilegios de los que están en la parte alta del sistema de estratificación y estrategias de subversión de ese orden establecido por parte de los menos privilegiados.

Como existen relaciones de propiedad y división del trabajo más allá de las fronteras nacionales podemos concluir que existe un sistema de estratificación internacional. Por lo tanto, cuando nos fijamos en la sociedad internacional, ya no podemos agarrarnos al concepto de clase, pues no existen clases sociales estructuradas en ámbito internacional ni siquiera en la Unión Europea si exceptuamos a la clase corporativa y no de una manera completa. Pero si nos podemos basar en el concepto de Estado-Nación  y veremos que podemos establecer analogías entre la división de clases de una sociedad nacional y la división entre naciones en la sociedad internacional.

Podemos considerar que las naciones centrales son semejantes a las clases altas. Las naciones centrales son ricas, algunas son también poderosas desde el punto de vista militar. Están industrializadas, tienen muchos recursos de información, poseen una gran acumulación de capital y una fuerte presencia en las finanzas internacionales,  tienen muy desarrollado el sector de los servicios y, en general, producen para la exportación de bienes manufacturados – como por ejemplo componentes electrónicos complejos, ordenadores, aviones, automóviles o fármacos - más que materias primas. Tienen una estructura ocupacional más compleja y menos desigualdad de renta en comparación con las naciones de la semiperiferia y periferia. Sus estructuras políticas son más estables lo que les beneficia a la hora de influir en los asuntos económicos interiores y exteriores. Por todas estas razones son capaces de influir en las naciones no centrales mientras que mantienen una cierta independencia del control exterior.

Las naciones semiperiféricas se encuentran en una posición intermedia, se asemejan a la clase media. Están en el camino hacia la industrialización y hacia una economía diversificada. Sus estructuras políticas, sus parámetros de desigualdad están alejados de los que presentan los países centrales pero muy lejos de los países periféricos. 

Las naciones periféricas tienen economías poco diversificadas. Suelen depender de un tipo de actividad económica, como la de extraer y exportar materias primas a las naciones centrales. Suelen ser economías agrarias con una agricultura poco productiva. Tienen una gran desigualdad social con elites acaudaladas, que se comportan de manera extractiva (8) y una masa de pobres sin una clase media estructurada entremedias. Sus instituciones políticas son relativamente débiles, poco estables y con estas premisas, poco pueden hacer frente a la influencia de las naciones del centro tanto económica como militarmente.

Luego podemos concluir que, como dice Kerbo (9), el sistema de estratificación mundial es un tipo de sistema de clases basado en la relación de cada nación con las fuerzas mundiales de producción. Y aunque hay muchas otras fuerzas de carácter mundial que en unos casos se oponen y en otros colaboran - por ejemplo las coincidencias culturales que hacen que el occidente cristiano tenga una cierta cohesión interna o el mundo árabe o Latinoamérica -, sin embargo, por muy importantes que sean estos lazos culturales a las que las teorías de la modernización tanto preocupan, las fuerzas económicas son cada vez más relevantes para todos los ciudadanos de esta Tierra nuestra cada vez más pequeña.

Pero, ¿Cuál es el origen de este sistema económico mundial?, ¿cómo se ha desarrollado?. Hemos entendido que existe una relación de dominación del centro respecto de la periferia pero, ¿cuál es su dinámica?, ¿qué mecanismos concretos se usan?. ¿Existen clases sociales a nivel mundial?. ¿Se han hecho críticas a este modelo?. ¿Cuál es la aplicación del modelo a la situación actual del mundo?. 

Podría seguir haciendo preguntas de este tenor. Y son buenas preguntas que merecen contestación pero no las vamos a contestar ahora – me entran ganas de decir que lo haremos después de la publicidad – pero es que corremos el riesgo de hacer muy extenso el artículo, incluso para lo que yo acostumbro. Así que lo dejamos para el siguiente. Diré tan solo lo de los folletones de los periódicos en los que se publicaban novelas por capítulos tan del gusto del siglo XIX o al terminar un episodio sin conclusión en las series de televisión: continuará.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Dedico este artículo a mis compañeros de Protección de los Españoles en el Extranjero, de Emergencia Consular y a todo el personal de las Oficinas Consulares de España, grandes en su labor sorda y poco reconocida ante detenciones, secuestros, enfermedades, desapariciones, fallecimientos, catástrofes,  crisis y desgracias de todo tipo. Y en especial a mi compañera Emma a la que oí – puerta con puerta, durante casi cinco años – luchar diariamente por los españoles encerrados en cárceles remotas.

Notas:

1)      Los artículos de este blog que tratan sobre estratificación social son:
  a)    Oiga usted, ¡que todavía hay clases! (trata sobre las formas de estratificación social)
  b)    El Gran Montaje (trata sobre como las élites utilizan las funciones legitimadoras para mantenerse en sus posiciones de privilegio)
  c)    Yo Soy de Clase Media, ¿Y usted? (trata de la estructura social estratificada en clases sociales)
  d)    El Ascensor Social (Trata sobre la movilidad social entre clases)
  e)    Investigación sobre los Logros de las Personas (Trata de las razones de la movilidad social)
2)      John Mancionis es professor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU. Para más información pulsa aquí
3)      Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido. Para más información pulse aquí.
4)      A todos se nos ocurren países de renta alta, media y baja. Por ejemplo, Estados Unidos, Alemania o Japón son de renta alta. México y Argentina de renta media y Níger o Sierra Leona de renta baja.
5)      Immanuel Wallerstein es un científico social norteamericano, principal autor de la teoría del sistema económico mundial. Para más información pulsa aquí
6)      Las principales críticas que se hacen a la teoría de la modernización son las siguientes:
  a)    Se le acusa ser una defensa del sistema capitalista
  b)    Para muchos críticos, si los presupuestos de la teoría fueran ciertos, muchos países de África deberían desarrollarse aunque fuera a ritmo lento pero eso no está ocurriendo.
  c)    Tampoco casan los presupuestos de la teoría con el crecimiento desaforado  de algunos países de Asia
  d)    Según los críticos los países desarrollados no colaboran con el crecimiento de los países pobres sino que ocurre lo contrario, la pobreza se extiende.
  e)    La teoría trata a los países desarrollados y a los países pobres como mundos aislados, como si no hubiera contacto entre ellos y no lo hubiera habido nunca, ignorando las relaciones internacionales.
  f)    Los que critican esta teoría señalan que fue la colonización la que permitió el despegue económico de Europa
  g)    Se acusa esta teoría de ser excesivamente etnocéntrica pues toma como referencia a los países de renta alta.
  h)    Se ha criticado a esta teoría por echar la culpa del subdesarrollo a los propios países pobres
7)    Snyder, David y  Edward Kick que publicaron en 1979 el ensayo: “Structural Position in the World- system and Economic Growth, 1955-1970: a multiple-network analysis"
8)    Élite extractiva: ¿Por qué las Naciones fallan: Los orígenes del poder, prosperidad y pobreza es un libro escrito por dos economistas americanos: Daron Acemoglu , profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y James Robinson (economista) , profesor en la Universidad de Harvard. En el libro tratan de responder a la pregunta más básica de la economía y la política mundiales: ¿por qué algunos países (por ejemplo, Noruega ) prosperan mientras que otras (por ejemplo, Malí ) no han funcionado nunca? El libro está dirigido al público general. Es una discusión detallada de por qué el éxito económico de un país está determinado por sus instituciones políticas. Incluso Estados que no tienen un solo centro de poder, pueden ser innovadores y próspero gracias a los que los intereses en conflicto se dilucidan en el marco del estado de derecho y los derechos de propiedad seguros. Las democracias inclusivas con fuertes sistemas judiciales independientes prosperan. Los autores afirman que la importancia de la política está muy por delante de la geografía, los recursos o la cultura, en cuanto a la prosperidad. Países como Gran Bretaña y los Estados Unidos se han hecho prósperos porque sus ciudadanos derrocaron a las élites que controlaban el poder y crearon una sociedad con derechos políticos más ampliamente distribuidos y el gobierno es responsable y sensible a los ciudadanos. Por el contrario, las naciones dominadas por una élite egoísta son extremadamente pobres,  estados totalitarios que se encuentran en un círculo vicioso de la plutocracia , la supresión de la innovación tecnológica y la libertad económica y personal.
9)    Harold Kerbo es profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la California State Politechnic University (CalPol). Para más información pulse aquí


Bibliografía:
Palomares Lerma, Gustavo
Teoría y Concepto de las Relaciones Internacionales
UNED
Madrid 2003, 3ª Edición
John Mancionis y Ken Plummer
Sociología
Prentice-Hall
Madrid 2005
Conrad Phillip Kottak
Antropología
Una exploración de la diversidad Humana
McGraw-Hill
Madrid 1999, 6ª edición

Harold R. Kerbo
Estratificación Social y Desigualdad
Mc Graw Hill
Madrid 2003


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