Imagen descargada de la web Historia Sagrada para chicos argentinos |
De aquel cura navarro que me dio
la catequesis sólo recuerdo unas cuantas imágenes muy fuertemente grabadas en
mi memoria. Me acuerdo de que era navarro porque lo decía muy a menudo,
recuerdo que yo creía que Navarra era una tierra de gigantes pues aquel cura
con su imponente tamaño y su negra sotana así me lo parecía, recuerdo que nos
aupaba hasta su hombro y nos lanzaba hacia arriba recogiéndonos por las axilas
para, balanceándote hacia los cuatro puntos cardinales, depositarte suavemente
en el suelo, era como una montaña rusa gratuita. Recuerdo algunas escenas de la Historia Sagrada
que nos contó, las vivía poniendo voces distintas y gesticulando
aparatosamente, casi las interpretaba como pequeñas obras de teatro. Y, entre todas ellas, una de mis favoritas
era la de las murallas de Jericó. Era
simpático el hombre, guardo un buen recuerdo de él.
Si no me equivoco, ya fallecido
Moisés, con Josué al mando de los judíos, después de un garbeo un tanto caótico
de cuarenta años por el desierto se toparon con la ciudad cananea de Jericó y
sus inexpugnables murallas. Al parecer no podían evitar la ciudad y seguir con
su garbeo, sino que habían llegado a la Tierra Prometida y el asuntillo había que
solucionarlo.
Entre las filas judías cundió el
desánimo, no es extraño si pensamos en que era la primera ciudad que veían
después de cuarenta años de paseo por el Sinaí.
Si tenemos en cuenta la esperanza de vida en aquella época casi nadie
había visto una urbe en condiciones, cualquier murallita de nada les debía
parecer un imperio. Así que andaban todos un tanto deprimidos.
Pero ser el pueblo elegido tenía
sus ventajas y para eso estaba el Dios del Antiguo Testamento que le dio unas
instrucciones incomprensibles a Josué. Pero Yahvéh
había dado ya suficientes muestras de que sus órdenes, por extravagantes que
parecieran, garantizaban el éxito de la operación, así que se pusieron manos a la obra.
Tenían que dar unas vueltas en
procesión alrededor de la ciudad durante seis días y al séptimo, los siete
funcionarios que cargaban con el arca de la alianza y que, como complemento al
puesto, disponían de unas trompetas para hacerse notar, debían hacer sonar sus
instrumentos de viento al tiempo que el pueblo debía gritar con todas sus
fuerzas. Dicho y hecho, al despuntar del séptimo día los judíos armaron una
bronca descomunal que, por extraños designios de la física del aquel tiempo,
consiguieron una frecuencia que entró en resonancia con la muralla y la desplomó. Acababan de
inventar el arma de ultrasonidos.
Como esto de derribar murallas no
fuera suficiente, a continuación pasaron por las armas a todos los soldados
cananeos y, no sólo a ellos, sino a ancianos, mujeres y niños y tomaron
posesión de las ruinas de la
ciudad. El pueblo elegido resultó ser muy bestia en su
victoria.
Con todo me quedo con la
descripción que el cura navarro hizo del desamparo de los judíos al ver las
murallas de Jericó. Siempre que me he encontrado con una barrera infranqueable
como cuando tenía que saltar el plinto en la clase de gimnasia, o cuando a D.
Rafael Portaencasa (1) se le ocurrió poner en un examen una ecuación
diferencial que había que derivar antes de resolverla, o cuando en mis tiempos
púberes me quería declarar a una chica guapa, o cuando me senté ante un folio
en blanco a escribir mi primer informe, en todas esas ocasiones, supe
exactamente cómo se sintieron los judíos. Y volví a sentirme igual cuando
decidí que tenía que escribir un blog.
El problema en este tipo de
situaciones es que, como no eres miembro del pueblo elegido, no dispones de
instrucciones divinas ni tienes a mano trompetas ultrasónicas con las que
derribar las murallas que tienes delante y tienes que recurrir a tus recursos
personales.
Y es que según diversos autores
que han pensado sobre ello (2), el hecho de decidirte a usar las herramientas
de Internet para comunicar o expresar algo de manera lúdica o profesional o
ambas, implica superar una serie de barreras mentales, que yo elevo a la
categoría de murallas, y que van más allá de la simple inercia o el miedo al
cambio.
La primera muralla sería la barrera ideológica. Que no es otra cosa
que el intento de contestar a un conjunto de preguntas personales que todos nos
hacemos o deberíamos hacernos antes de decidirnos a participar activamente en
la Red.
La primera pregunta que
deberíamos plantearnos es si tenemos algo que decir. Si queremos expresar algo
que pueda servir a los demás, o que pueda interesar, o que pueda influir, o que
me suponga ingresos, o que me divierta, o que tenga sentido hacerlo, o una
combinación de éstas y otras cuestiones. Digo que es la primera pregunta porque
si contestas “no” ya está todo dicho, dejas de pensar en ello y a otra cosa
mariposa.
Pero si contestas que sí, hay más
preguntas de índole personal que debo contestar antes de decidirme a abrirme a la red. Es muy importante
preguntarse acerca de nuestra privacidad. Es evidente que la participación en
la red deja una huella de datos, opiniones, fotos y del material más diverso
que deja de pertenecerte para convertirse en dominio público por los siglos de
los siglos. Puede parecer una exageración pero dejas de controlar toda la
información que pongas en la red y dejas de controlar su almacenamiento y su
reproducción (3).
A mí me costó meses contestarme a
todas estas preguntas y tomar una decisión. Pues, al dedicarme profesionalmente
al medio, conozco las consecuencias e implicaciones y, creedme, en un mundo
como el actual y, sobre todo, con el cariz que están tomando las cosas, es todo
un acto de valentía opinar descarnadamente, desvelar - con tu nombre y
apellidos - ciertos velos con tantos interesados en que no se desvelen.
Una vez tienes un perfil
configurado en función a las respuestas que te has dado. Por ejemplo “voy a
participar en redes sociales de forma anónima con el fin de criticar la
política” o “voy a entrar en FaceBook para encontrar a mis compañeros de
colegio y formar un grupo” o “voy a hacer un blog de numismática pues soy un
gran aficionado a las monedas y quiero poner publicidad para cubrir los
gastos”. Una vez tienes una idea más o menos fija de qué es lo quieres y cuál
es la presencia en la red que deseas pasas la muralla ideológica y te topas con
la segunda muralla.
La segunda muralla es la barrera temporal, la consabida falta de
tiempo. En general el ciudadano actual lleva a cabo múltiples actividades
diarias, cunde la sensación de no tener tiempo para nada y las 24 horas de que
disponemos las tenemos que distribuir adecuadamente.
Vuelve a ser esta una cuestión
personal, de preguntarse y contestarse uno mismo. Tenemos que hacer balance
entre el interés que tenemos, el tiempo de que disponemos y las dificultades
que pueden surgir por dejar de hacer otras cosas. Si abandonas a tu mujer o a
tus hijos por irte a tuitear puede acarrearte muchos problemas o si tu jefe te
sorprende en facebook cuando tendrías que estar haciendo un balance también
puede llevarte a una situación desagradable.
Es cuestión de encontrar el
momento. Ayuda a encontrarlo crear rutinas en el uso de las herramientas, el
hecho de que existan dispositivos móviles que te permitan una conexión a
internet permanente en el tiempo y en el espacio, es decir, a cualquier hora y
desde cualquier lugar facilita mucho las cosas. De esta forma puedes aprovechar
los tiempos muertos cuando estás en el transporte público o tomando un café con
leche cerca de la
Plaza Mayor. Al final te acabas haciendo un experto en esto
de aprovechar el tiempo y te conectas en las situaciones más inverosímiles. Eso
sí, mi consejo es que no perdáis nunca la educación y atended a los que os
rodean, hay que poner coto a esto de la conexión permanente pues puede ser muy
adictiva (4).
Superada la barrera temporal con
una buena política de uso de tus tiempos pasamos a la tercera muralla y ésta,
para muchos, es una auténtica muralla de Jericó: la barrera tecnológica.
Sé qué quiero decir y cómo, y, más
o menos, sé a quién dirigirme y qué ratos libres tengo para emplear en
conectarme a Internet pero, ahora viene la gran cuestión, ¿qué herramientas
utilizó para llegar a mi audiencia?. Y esta pregunta es difícil, sobre todo si
soy un lego en la materia.
En primer lugar debería saber qué herramientas son las mejores para
llevar a cabo lo que quiero hacer en Internet, tengo que dilucidar la cuestión
de qué tipo de herramientas quiero usar. Podemos utilizar, en función de qué es
lo que queremos hacer, tres grandes grupos de herramientas: las hipertextuales,
las documentales y las redes sociales.
Las herramientas hipertextuales son “las de toda la vida”, aunque eso
en el mundo de Internet es como decir “de ayer mismo”. Son páginas web en las
que manda la información textual y los enlaces a otras páginas. La comunicación
con el usuario es de uno a muchos, es decir, se trata básicamente de difusión
de la información. El usuario apenas interactúa con los contenidos de la
página. A este tipo de herramientas corresponden los sitios y portales web (5),
los blogs y los microblogs (6). Se
correspondería con lo que los gurús de Internet han denominado Web 1.0 (7).
En las herramientas documentales lo básico son los contenidos, es decir,
documentos, artículos, libros, fotos, vídeos, presentaciones. Estas
herramientas son más participativas – pertenecen al paradigma de la web 2.0 (7)
-, el usuario puede introducir contenidos propios y ponerlos a disposición del
resto de usuario, incluso alguna de ellas presentan funciones propias de las
redes sociales.
Las redes sociales, como he mantenido en artículos anteriores (8), han
existido desde que el ser humano puebla la tierra, las tecnologías de redes
sociales en Internet no son más que herramientas que facilitan una tendencia natural
de las personas a relacionarse unas con otras proporcionando una plataforma
técnica ad-hoc.
Las redes sociales en Internet
han tenido un doble efecto sobre las relaciones sociales. Multiplicador, por
lado, pues permite recuperar a gente que de otra manera mantendrías perdida en
la distancia o en el tiempo y simplificador, por otro lado, porque las
relaciones se mantienen de una manera más informal y menos profunda que con las
relaciones cara a cara.
Tipo
de Herramienta
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Subtipo
|
Nombre
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Textuales
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Blog
|
|
Microblog
|
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Documentales
|
Fotos
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Vídeos
|
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Presentaciones
|
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Documentos
|
||
Redes Sociales
|
profesional
|
|
Lúdica/Ocio
|
||
Influencia/Difusión
|
En segundo lugar, cuando nos decidimos a usar este tipo de
herramientas no sabemos cómo funcionan, algunas no son evidentes, su manejo
requiere de un tiempo de aprendizaje.
Por esta razón es recomendable
abordar su uso de forma progresiva, empezando por las más sencillas y menos
exigentes. Del mismo modo, los resultados que busco, no los puedo obtener desde
el primer día por lo que debo contentarme dando paso a paso hasta adquirir la
suficiente solvencia como para hacer el desembarco final y obtener el producto
que deseo exponer en Internet.
Por ejemplo, si tan sólo quiero
pasar el rato en las redes sociales puedo empezar en facebook, de manera más
familiar y lúdica para luego pasar a Linkedin de manera más profesional o a
Twitter que tiene más enjundia. Si deseo crear un blog de numismática puedo
empezar por usar un microblogging
como Tumblr para, pasado un tiempo de
adquisición de experiencia en cómo hacer y decir las cosas, pasar a Blogger o WordPress que son más
complicados aunque también más potentes.
Tampoco estaría de más en este
caso crear productos intermedios, como un blog para los más amigos, para luego
– ya con seguridad – lanzar el blog en serio abierto a todo el mundo. Y cuando
ya estés en marcha tampoco es descabellado tener un blog restringido para pruebas
en el que incorporar los contenidos antes de publicarlos en el blog estrella.
Una vez has superado la muralla
de la tecnología te enfrentas a la cuarta y última, la barrera editorial. Aquí se trata de darle forma a la pregunta de
cómo digo lo que quiero decir. No estaría de más establecer una línea editorial
en dónde poner tus límites, que la pusieras por escrito y la tuvieras siempre
presente. ¿Seré agresivo o más contemporizador?. Dentro del área temática que
quiero tratar, ¿sobre qué asuntos voy a escribir? o ¿qué tipo de fotos voy a
publicar?. ¿A qué tipo de público quiero dirigirme?, o dicho de manera más
tecnológica, ¿qué comunidad digital quiero que me siga?. Y dada mi carrera
profesional, académica o, simplemente, la historia de mi vida, qué parte de mi
mismo quiero que trascienda, es decir, qué perfil quiero publicar en la red,
tengo para elegir, desde el simple anonimato bajo un pseudónimo a un perfil
profesional con tu nombre y apellido.
¿Cuánto tardé en derribar mis
murallas?, aproximadamente un año, hasta que me decidí. Por mi perfil personal,
la barrera que más me costó fue la ideológica. Una vez que superé ese miedo
inicial todo fue rodado. Aunque a fuer de ser sincero la barrera ideológica
sigue presente, no acabo de superarla del todo - ¿Pongo publicidad para cubrir
gastos? – o la barrera editorial - ¿uso más plataformas?, ¿trato este o aquel
tema conflictivo?, ¿contesto al tuit de este impertinente? – o la temporal -
¿de dónde sigo sacando el tiempo para todo esto? - o la tecnológica - hasta hace poco me preguntaba si usar Tumblr -.Es un ciclo de perfeccionamiento constante.
Como en la vida real las murallas
no se aparecen de la manera tan sistemática y ordenada como la que presento en
este artículo, la mayoría de las personas que se enfrentan con esta decisión,
de entrar o no en este mundo digital, no son conscientes de que existe este
proceso pero en algún momento del mismo se hacen, al menos en parte y siempre
que no seas un descerebrado de esos que se apuntan a un bombardeo sin pensar en
las consecuencias, las preguntas que nos hemos planteado.
Y, para terminar, un deseo
personal. Espero que este artículo arroje luz a los que se encuentran
preguntándose si merece la pena meterse en estos menesteres, algo así como una
trompeta ultrasónica que borre del mapa los obstáculos de nuestro camino.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo e Informático
Notas:
- Rafael Portaencasa Baeza fue catedrático de matemáticas en la Escuela Superior de Ingenieros en Telecomunicaciones y en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, Decano de la Facultad de Informática y Rector de la precitada universidad.
- A mi esto de las barreras me lo explicó en un curso Jesús Álava consultor de la empresa Llorente&Cuenca.
- Publiqué al respecto un artículo en este mismo blog “La Ventana Indiscreta”
- Publiqué al respecto un artículo en este mismo blog “La Conexión Permanente”
- Conviene aclarar una serie de términos que a menudo se confunden y nadie suele definir. Una página web es un contenido – HTML, texto, imagen o vídeo – al que se puede acceder mediante una dirección URL. Un sitio web es un conjunto de páginas web conectadas a través del árbol de una aplicación o menú de opciones. Un portal web es un sitio web que tiene un tema génerico o idea común subyacente que relaciona todas las páginas que a él pertenecen. Por ejemplo el “Portal del Ciudadano” o el “Portal de la Salud”.
- Un microblog o microblogging es un servicio de Internet que permite a los usuarios publicar textos breves aunque la longitud es muy variable según la aplicación de que se trate. Twitter se autodefine como un microblogging aunque personalmente yo opino que se trata fundamentalmente de una red social pues sus funciones sociales tienen más relevancia que sus funciones textuales. Tumblr se define también como microblogging y para mí lo es a pesar de que tiene funciones de red social también.
- La Web 2.0 es el paradigma actual de desarrollo de servicios en Internet. Un sitio web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de sitios web estáticos, que conformarían el paradigma Web 1.0, donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que se han creado para ellos.
- Sobre redes sociales he publicado en este mismo blog los siguientes artículos: “Yo, Rafael, Gastón, León y… ¡oh Dios!, Hitler”, “Andamos muy Enredados. Las redes sociales desde la Sociología” y “Andamos muy enredados 2. Las Redes Sociales Digitales”