viernes, 23 de mayo de 2014

Las Murallas de Jericó

Imagen descargada de la web Historia Sagrada para chicos argentinos


De aquel cura navarro que me dio la catequesis sólo recuerdo unas cuantas imágenes muy fuertemente grabadas en mi memoria. Me acuerdo de que era navarro porque lo decía muy a menudo, recuerdo que yo creía que Navarra era una tierra de gigantes pues aquel cura con su imponente tamaño y su negra sotana así me lo parecía, recuerdo que nos aupaba hasta su hombro y nos lanzaba hacia arriba recogiéndonos por las axilas para, balanceándote hacia los cuatro puntos cardinales, depositarte suavemente en el suelo, era como una montaña rusa gratuita. Recuerdo algunas escenas de la Historia Sagrada que nos contó, las vivía poniendo voces distintas y gesticulando aparatosamente, casi las interpretaba como pequeñas obras de teatro.  Y, entre todas ellas, una de mis favoritas era la de las murallas de Jericó.  Era simpático el hombre, guardo un buen recuerdo de él.

Si no me equivoco, ya fallecido Moisés, con Josué al mando de los judíos, después de un garbeo un tanto caótico de cuarenta años por el desierto se toparon con la ciudad cananea de Jericó y sus inexpugnables murallas. Al parecer no podían evitar la ciudad y seguir con su garbeo, sino que habían llegado a la Tierra Prometida y el asuntillo había que solucionarlo.

Entre las filas judías cundió el desánimo, no es extraño si pensamos en que era la primera ciudad que veían después de cuarenta años de paseo por el Sinaí.  Si tenemos en cuenta la esperanza de vida en aquella época casi nadie había visto una urbe en condiciones, cualquier murallita de nada les debía parecer un imperio. Así que andaban todos un tanto deprimidos. 

Pero ser el pueblo elegido tenía sus ventajas y para eso estaba el Dios del Antiguo Testamento que le dio unas instrucciones incomprensibles a Josué. Pero Yahvéh había dado ya suficientes muestras de que sus órdenes, por extravagantes que parecieran, garantizaban el éxito de la operación, así que se pusieron manos a la obra.

Tenían que dar unas vueltas en procesión alrededor de la ciudad durante seis días y al séptimo, los siete funcionarios que cargaban con el arca de la alianza y que, como complemento al puesto, disponían de unas trompetas para hacerse notar, debían hacer sonar sus instrumentos de viento al tiempo que el pueblo debía gritar con todas sus fuerzas. Dicho y hecho, al despuntar del séptimo día los judíos armaron una bronca descomunal que, por extraños designios de la física del aquel tiempo, consiguieron una frecuencia que entró en resonancia con la muralla y la desplomó. Acababan de inventar el arma de ultrasonidos.

Como esto de derribar murallas no fuera suficiente, a continuación pasaron por las armas a todos los soldados cananeos y, no sólo a ellos, sino a ancianos, mujeres y niños y tomaron posesión de las ruinas de la ciudad. El pueblo elegido resultó ser muy bestia en su victoria.

Con todo me quedo con la descripción que el cura navarro hizo del desamparo de los judíos al ver las murallas de Jericó. Siempre que me he encontrado con una barrera infranqueable como cuando tenía que saltar el plinto en la clase de gimnasia, o cuando a D. Rafael Portaencasa (1) se le ocurrió poner en un examen una ecuación diferencial que había que derivar antes de resolverla, o cuando en mis tiempos púberes me quería declarar a una chica guapa, o cuando me senté ante un folio en blanco a escribir mi primer informe, en todas esas ocasiones, supe exactamente cómo se sintieron los judíos. Y volví a sentirme igual cuando decidí que tenía que escribir un blog.

El problema en este tipo de situaciones es que, como no eres miembro del pueblo elegido, no dispones de instrucciones divinas ni tienes a mano trompetas ultrasónicas con las que derribar las murallas que tienes delante y tienes que recurrir a tus recursos personales.

Y es que según diversos autores que han pensado sobre ello (2), el hecho de decidirte a usar las herramientas de Internet para comunicar o expresar algo de manera lúdica o profesional o ambas, implica superar una serie de barreras mentales, que yo elevo a la categoría de murallas, y que van más allá de la simple inercia o el miedo al cambio.

La primera muralla sería la barrera ideológica. Que no es otra cosa que el intento de contestar a un conjunto de preguntas personales que todos nos hacemos o deberíamos hacernos antes de decidirnos a participar activamente en la Red.

La primera pregunta que deberíamos plantearnos es si tenemos algo que decir. Si queremos expresar algo que pueda servir a los demás, o que pueda interesar, o que pueda influir, o que me suponga ingresos, o que me divierta, o que tenga sentido hacerlo, o una combinación de éstas y otras cuestiones. Digo que es la primera pregunta porque si contestas “no” ya está todo dicho, dejas de pensar en ello y a otra cosa mariposa. 

Pero si contestas que sí, hay más preguntas de índole personal que debo contestar antes de decidirme a abrirme a la red. Es muy importante preguntarse acerca de nuestra privacidad. Es evidente que la participación en la red deja una huella de datos, opiniones, fotos y del material más diverso que deja de pertenecerte para convertirse en dominio público por los siglos de los siglos. Puede parecer una exageración pero dejas de controlar toda la información que pongas en la red y dejas de controlar su almacenamiento y su reproducción (3).

A mí me costó meses contestarme a todas estas preguntas y tomar una decisión. Pues, al dedicarme profesionalmente al medio, conozco las consecuencias e implicaciones y, creedme, en un mundo como el actual y, sobre todo, con el cariz que están tomando las cosas, es todo un acto de valentía opinar descarnadamente, desvelar - con tu nombre y apellidos - ciertos velos con tantos interesados en que no se desvelen.

Una vez tienes un perfil configurado en función a las respuestas que te has dado. Por ejemplo “voy a participar en redes sociales de forma anónima con el fin de criticar la política” o “voy a entrar en FaceBook para encontrar a mis compañeros de colegio y formar un grupo” o “voy a hacer un blog de numismática pues soy un gran aficionado a las monedas y quiero poner publicidad para cubrir los gastos”. Una vez tienes una idea más o menos fija de qué es lo quieres y cuál es la presencia en la red que deseas pasas la muralla ideológica y te topas con la segunda muralla.

La segunda muralla es la barrera temporal, la consabida falta de tiempo. En general el ciudadano actual lleva a cabo múltiples actividades diarias, cunde la sensación de no tener tiempo para nada y las 24 horas de que disponemos las tenemos que distribuir adecuadamente.

Vuelve a ser esta una cuestión personal, de preguntarse y contestarse uno mismo. Tenemos que hacer balance entre el interés que tenemos, el tiempo de que disponemos y las dificultades que pueden surgir por dejar de hacer otras cosas. Si abandonas a tu mujer o a tus hijos por irte a tuitear puede acarrearte muchos problemas o si tu jefe te sorprende en facebook cuando tendrías que estar haciendo un balance también puede llevarte a una situación desagradable.

Es cuestión de encontrar el momento. Ayuda a encontrarlo crear rutinas en el uso de las herramientas, el hecho de que existan dispositivos móviles que te permitan una conexión a internet permanente en el tiempo y en el espacio, es decir, a cualquier hora y desde cualquier lugar facilita mucho las cosas. De esta forma puedes aprovechar los tiempos muertos cuando estás en el transporte público o tomando un café con leche cerca de la Plaza Mayor. Al final te acabas haciendo un experto en esto de aprovechar el tiempo y te conectas en las situaciones más inverosímiles. Eso sí, mi consejo es que no perdáis nunca la educación y atended a los que os rodean, hay que poner coto a esto de la conexión permanente pues puede ser muy adictiva (4).

Superada la barrera temporal con una buena política de uso de tus tiempos pasamos a la tercera muralla y ésta, para muchos, es una auténtica muralla de Jericó: la barrera tecnológica.

Sé qué quiero decir y cómo, y, más o menos, sé a quién dirigirme y qué ratos libres tengo para emplear en conectarme a Internet pero, ahora viene la gran cuestión, ¿qué herramientas utilizó para llegar a mi audiencia?. Y esta pregunta es difícil, sobre todo si soy un lego en la materia.

En primer lugar debería saber qué herramientas son las mejores para llevar a cabo lo que quiero hacer en Internet, tengo que dilucidar la cuestión de qué tipo de herramientas quiero usar. Podemos utilizar, en función de qué es lo que queremos hacer, tres grandes grupos de herramientas: las hipertextuales, las documentales y las redes sociales.

Las herramientas hipertextuales son “las de toda la vida”, aunque eso en el mundo de Internet es como decir “de ayer mismo”. Son páginas web en las que manda la información textual y los enlaces a otras páginas. La comunicación con el usuario es de uno a muchos, es decir, se trata básicamente de difusión de la información. El usuario apenas interactúa con los contenidos de la página. A este tipo de herramientas corresponden los sitios y portales web (5), los blogs y los microblogs (6).  Se correspondería con lo que los gurús de Internet han denominado Web 1.0 (7).

En las herramientas documentales lo básico son los contenidos, es decir, documentos, artículos, libros, fotos, vídeos, presentaciones. Estas herramientas son más participativas – pertenecen al paradigma de la web 2.0 (7) -, el usuario puede introducir contenidos propios y ponerlos a disposición del resto de usuario, incluso alguna de ellas presentan funciones propias de las redes sociales. 

Las redes sociales, como he mantenido en artículos anteriores (8), han existido desde que el ser humano puebla la tierra, las tecnologías de redes sociales en Internet no son más que herramientas que facilitan una tendencia natural de las personas a relacionarse unas con otras proporcionando una plataforma técnica ad-hoc. 

Las redes sociales en Internet han tenido un doble efecto sobre las relaciones sociales. Multiplicador, por lado, pues permite recuperar a gente que de otra manera mantendrías perdida en la distancia o en el tiempo y simplificador, por otro lado, porque las relaciones se mantienen de una manera más informal y menos profunda que con las relaciones cara a cara.

Tipo de Herramienta
Subtipo
Nombre
Textuales
Blog

Microblog
Documentales
Fotos

Vídeos

Presentaciones

Documentos
Redes Sociales
profesional

Lúdica/Ocio

Influencia/Difusión














En segundo lugar, cuando nos decidimos a usar este tipo de herramientas no sabemos cómo funcionan, algunas no son evidentes, su manejo requiere de un tiempo de aprendizaje. 

Por esta razón es recomendable abordar su uso de forma progresiva, empezando por las más sencillas y menos exigentes. Del mismo modo, los resultados que busco, no los puedo obtener desde el primer día por lo que debo contentarme dando paso a paso hasta adquirir la suficiente solvencia como para hacer el desembarco final y obtener el producto que deseo exponer en Internet. 

Por ejemplo, si tan sólo quiero pasar el rato en las redes sociales puedo empezar en facebook, de manera más familiar y lúdica para luego pasar a Linkedin de manera más profesional o a Twitter que tiene más enjundia. Si deseo crear un blog de numismática puedo empezar por usar un microblogging como  Tumblr para, pasado un tiempo de adquisición de experiencia en cómo hacer y decir las cosas,  pasar a Blogger o WordPress que son más complicados aunque también más potentes.

Tampoco estaría de más en este caso crear productos intermedios, como un blog para los más amigos, para luego – ya con seguridad – lanzar el blog en serio abierto a todo el mundo. Y cuando ya estés en marcha tampoco es descabellado tener un blog restringido para pruebas en el que incorporar los contenidos antes de publicarlos en el blog estrella.

Una vez has superado la muralla de la tecnología te enfrentas a la cuarta y última, la barrera editorial. Aquí se trata de darle forma a la pregunta de cómo digo lo que quiero decir. No estaría de más establecer una línea editorial en dónde poner tus límites, que la pusieras por escrito y la tuvieras siempre presente. ¿Seré agresivo o más contemporizador?. Dentro del área temática que quiero tratar, ¿sobre qué asuntos voy a escribir? o ¿qué tipo de fotos voy a publicar?. ¿A qué tipo de público quiero dirigirme?, o dicho de manera más tecnológica, ¿qué comunidad digital quiero que me siga?. Y dada mi carrera profesional, académica o, simplemente, la historia de mi vida, qué parte de mi mismo quiero que trascienda, es decir, qué perfil quiero publicar en la red, tengo para elegir, desde el simple anonimato bajo un pseudónimo a un perfil profesional con tu nombre y apellido.

¿Cuánto tardé en derribar mis murallas?, aproximadamente un año, hasta que me decidí. Por mi perfil personal, la barrera que más me costó fue la ideológica. Una vez que superé ese miedo inicial todo fue rodado. Aunque a fuer de ser sincero la barrera ideológica sigue presente, no acabo de superarla del todo - ¿Pongo publicidad para cubrir gastos? – o la barrera editorial - ¿uso más plataformas?, ¿trato este o aquel tema conflictivo?, ¿contesto al tuit de este impertinente? – o la temporal - ¿de dónde sigo sacando el tiempo para todo esto? - o la tecnológica - hasta hace poco me preguntaba si usar Tumblr -.Es un ciclo de perfeccionamiento constante.

Como en la vida real las murallas no se aparecen de la manera tan sistemática y ordenada como la que presento en este artículo, la mayoría de las personas que se enfrentan con esta decisión, de entrar o no en este mundo digital, no son conscientes de que existe este proceso pero en algún momento del mismo se hacen, al menos en parte y siempre que no seas un descerebrado de esos que se apuntan a un bombardeo sin pensar en las consecuencias, las preguntas que nos hemos planteado.  

Y, para terminar, un deseo personal. Espero que este artículo arroje luz a los que se encuentran preguntándose si merece la pena meterse en estos menesteres, algo así como una trompeta ultrasónica que borre del mapa los obstáculos de nuestro camino.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo e Informático

Notas:
  1. Rafael Portaencasa Baeza fue catedrático de matemáticas en la Escuela Superior de Ingenieros en Telecomunicaciones y en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid, Decano de la Facultad de Informática y Rector de la precitada universidad.
  2. A mi esto de las barreras me lo explicó en un curso Jesús Álava consultor de la empresa Llorente&Cuenca.
  3. Publiqué al respecto un artículo en este mismo blog “La Ventana Indiscreta
  4. Publiqué al respecto un artículo en este mismo blog “La Conexión Permanente
  5. Conviene aclarar una serie de términos que a menudo se confunden y nadie suele definir. Una página web es un contenido – HTML, texto, imagen o vídeo – al que se puede acceder mediante una dirección URL. Un sitio web es un conjunto de páginas web conectadas a través del árbol de una aplicación o menú de opciones. Un portal web es un sitio web que tiene un tema génerico o idea común subyacente que relaciona todas las páginas que a él pertenecen. Por ejemplo el “Portal del Ciudadano” o el “Portal de la Salud”.
  6. Un microblog o microblogging es un servicio de Internet que permite a los usuarios publicar textos breves aunque la longitud es muy variable según la aplicación de que se trate. Twitter se autodefine como un microblogging aunque personalmente yo opino que se trata fundamentalmente de una red social pues sus funciones sociales tienen más relevancia que sus funciones textuales. Tumblr se define también como microblogging y para mí lo es a pesar de que tiene funciones de red social también.
  7. La Web 2.0 es el paradigma actual de desarrollo de servicios en Internet. Un sitio web 2.0 permite a los usuarios interactuar y colaborar entre sí como creadores de contenido generado por usuarios en una comunidad virtual, a diferencia de sitios web estáticos, que conformarían el paradigma Web 1.0, donde los usuarios se limitan a la observación pasiva de los contenidos que se han creado para ellos.
  8. Sobre redes sociales he publicado en este mismo blog los siguientes artículos: “Yo, Rafael, Gastón, León y… ¡oh Dios!, Hitler”, “Andamos muy Enredados. Las redes sociales desde la Sociología” y “Andamos muy enredados 2. Las Redes Sociales Digitales





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