Los azande (1) se las prometían muy
felices viviendo su sencilla vida campestre, con su cultura adaptada a su
entorno, cazando, cuidando de su ganado y de sus huertos, guerreando con otras
tribus y entre sí, cuando llegó el hombre blanco con su colonización imponiendo
su forma de hacer las cosas. En concreto los blancos eran integrantes de tres tribus bastante grandes,
los británicos, los franceses y los belgas, por tanto, tres administraciones
coloniales y, como consecuencia de ello, hoy en día tres Estados independientes.
Y no conforme con ello, me
refiero al hombre blanco, empezó a analizar comportamientos, clasificar ritos
religiosos, y a cuestionar el sentido común de aquellas pobres gentes. Pobres,
entiéndaseme bien, no porque carecieran de lo básico para vivir sino por la que
se les vino encima.
Una de estas personas venidas del
norte a analizar la cultura azande fue el gran historiador y antropólogo
británico Edward Evan Evans-Pritchard (2) – luego dicen que los nombres españoles son
largos – que escribió un famoso libro, “Brujería,
Magia y Oráculos entre los Azande”, de 1937, en el que describe la vida
cotidiana de los azande, sus estructuras sociales y, sobre todo, su vida
religiosa. Religión en la que, como veremos con más detenimiento, descubrió un
error lógico.
A mi personalmente, descubrir un
error lógico en una religión, no me sorprende en absoluto, lo que realmente me
sorprende es sólo descubrir uno, pero claro, uno es que es muy descreído. Chanzas
aparte, el libro es un gran trabajo etnográfico y es bastante fácil leer pues
resulta muy entretenido y curioso. Lo cierto es que tuvo mucha influencia en la
antropología social, en la sociología de las religiones e, incluso, en la
sociología del conocimiento. Pero empecemos por el principio, ¿quiénes son los
azande?.
Pues es el azande un pueblo del centro-norte de África. Actualmente son un
poco más de un millón de personas que viven en un territorio que pertenece,
como decíamos unos párrafos más arriba, a tres Estados diferentes: el norte de la República Democrática
del Congo, el sudoeste de Sudán del Sur y en el sureste de la República Centroafricana.
La religión tradicional de los
azande es animista (3)
aunque después de casi un siglo de colonialismo occidental el cristianismo
avanzó mucho. Las creencias giran en torno a los tres elementos que conforman
el título del libro de Evans-Pritchard.
La brujería es omnipresente, toda calamidad humana se debe a ella, los
brujos son personas cuya mala voluntad o un simple accidente involuntario de
sus poderes maléficos son la causa de todas las desgracias. La magia es el medio por el cual se
manifiesta ese poder y el oráculo (4) es el método de
decisión por excelencia, nunca se hace algo de cierta importancia sin celebrar
uno. Como los brujos son muy poderosos y nocivos, es cuestión muy importante el
que se localicen adecuadamente y el método para ello es, cómo no, el oráculo.
Ser brujo no se debe a una
característica de la personalidad ni a una cualidad espiritual surgida tras una
revelación mística, se trata de un atributo físico, de una sustancia brujesca –
no es broma se llama así – que reside en el vientre de los afortunados o
desafortunados que tienen el don y que, al parecer, se hereda por vía paterna a
todos los hijos varones de la familia.
Evans-Pritchard sostiene que la
cultura azande plantea un sistema de pensamiento formado por determinaciones
coherentes y lógicas con respecto a su concepción de lo sobrenatural y nos
informa de que en su vida cotidiana tienen el mismo tipo de lógica que
nosotros, es decir, que en relación con los problemas prácticos que les plantea
el día a día, responden con un sentido común muy parecido al de los
occidentales.
Sin embargo, a Evans-Pritchard le
llamó la atención un fallo en ese sistema coherente de pensamiento. Si la
condición de brujo es hereditaria sería lógico pensar que con tener un caso de
brujería en la familia sería suficiente para establecer toda una rama de
parientes brujos y, de igual manera, la decisión de que alguien no es brujo
debería exonerar a toda la familia del mismo. Pero los azande sólo consideran
brujos a los parientes paternos próximos a la persona que está confirmada como
brujo.
Evans-Pritchard dejó escrito a
este respecto: “Para nuestra mentalidad
parece evidente que si se prueba que un hombre es brujo, la totalidad de su
clan es también brujo ipso facto, dado
que el clan azande es un grupo de personas relacionadas biológicamente entre sí
por línea masculina. Los azande perciben el sentido de este argumento pero no
aceptan sus conclusiones, que llevarían a contradicción toda la noción de
brujería”.
Nuestro antropólogo entonces
concluyó que los azande dan prioridad a los ejemplos específicos y concretos de
brujería sobre los principios abstractos y generales. Para él los azande han
institucionalizado un error lógico con el fin de mantener su supervivencia
pues, dada la importancia de la brujería en su sociedad, el reconocimiento de
semejante contradicción en la base de su cultura podría provocar convulsiones
sociales importantes.
Para David Bloor (5), en su libro
“Conocimiento e Imaginario Social”, el análisis de Evans-Pritchard conlleva dos
ideas centrales. Por un lado existe una contradicción en la manera azande de
ver su religión, los azande – por muy loables que sean sus motivos – han
institucionalizado un error lógico o, cuando menos, tienen un cierto grado de
ceguera lógica.
En segundo lugar, en caso de que
los azande percibieran el error, una de sus principales instituciones sociales (6) se tornaría
insostenible, es decir, es vital para ellos mantenerse en su error lógico so
pena de tener que realizar un cambio radical en sus modos de vida.
La primera idea manifiesta la
creencia en la unicidad de la lógica, que sería la misma en Madrid, Viena,
Zandeland o Chepultepec. La segunda idea manifiesta el poder de la lógica pues
la confusión lógica llevaría indefectiblemente a la confusión social.
En este punto, Bloor cita al gran
filósofo de la
ciencia Wittgenstein (7), cuando decía que a veces la extracción de una
conclusión lógica no es más que la convicción de que algo no puede ser de otra
manera pues nos parece evidente. Los azande consideran evidente que todo el
clan de un brujo no puede estar integrado por brujos, se lo dice su experiencia
diaria, no puede ser de otra manera. Desde esta perspectiva es lógico, por
tanto, que no saquen otra conclusión, pero como para nosotros – dado que no
tenemos esa presión social azande derivada de la experiencia diaria - la
conclusión válida es que todo el clan debería ser brujo, cabe concluir que hay
– al menos desde un punto de vista social - dos lógicas distintas: la de los
azande y la de nosotros. Por tanto, la primera premisa de Evans–Pritchard sobre
la unicidad de la lógica no está tan clara.
Lo que parece quedar claro es que
los azande tienen la misma psicología que nosotros – “todos somos humanos” que dirían Faemino y Cansado (8) – pero instituciones
sociales muy diferentes. Si asociamos la lógica con la psicología del
razonamiento, tenderemos a decir que tienen la misma lógica, por el contrario,
si la asociamos con el marco institucional de pensamiento, no inclinaremos por
considerar que dos culturas diferentes tienen lógicas diferentes. Y en ambos
casos estaremos en lo cierto pues tanto los factores psicológicos como los
institucionales se ven implicados en el razonamiento.
En el primer caso nos referimos a
la lógica como el estudio de las
inferencias válidas, siendo éstas, los procesos por el cual se derivan
conclusiones a partir de premisas, es decir, estamos hablando de lógica formal que no deja de ser un
intento por desvelar los mecanismos de cómo actúa el pensamiento humano, lo que
Bloor denomina psicología del razonamiento. Esta lógica, en principio, es
resistente a las diferencias culturales. En el segundo caso hablamos de la lógica informal. Se trata de
argumentos, expresados en lenguaje natural – no olvidemos que desde el siglo
XIX la otra lógica es simbólica -, coherentes con un contexto social, como
pueden ser las creencias o las evidencias transmitidas por la tradición
cultural.
Queda sin solución la otra
cuestión, todavía más interesante si cabe. ¿Si hubiera una contradicción lógica
en las creencias azande, la institución de la brujería estaría amenazada y con
ella la estabilidad social?, dicho de otra manera, ¿la lógica tiene tanto poder
como para provocar convulsiones sociales?.
Para John Stuart Mill (9), que aparte de ser un
teórico de la economía y de la política fue un filósofo reconocido, la lógica
está en el extremo opuesto al poder pues – como expone en un pensamiento tan
original como inquietante - está sujeta a negociación.
En el caso que nos ocupa, el de
los azande, el uso del oráculo para detectar a los brujos y la inocencia
general del clan al que pertenece el brujo son dos elementos que se dan
socialmente por supuestos. Ambos están sancionados por la tradición y son
centrales en la forma de vida azande, por lo que ninguna inferencia lógica que
pueda seguirse de uno de ellos va a perturbar al otro. Y si se necesita, para
evitar males mayores, alguna justificación de la coexistencia de ambos siempre
se podrían aducir razones específicas a posteriori que es lo que Mill denomina
negociación.
Para Bloor, si alguna vez, por
influencia de algún filósofo azande al que además hicieran caso, se llegara a
plantear el problema de la inferencia, negociarían con la amenaza para
rechazarla antes de que supusiera un problema social. Bastaría con que se
hicieran unas cuantas distinciones sutiles, por ejemplo, podrían admitir que la
sustancia brujesca estuviera en el vientre de todos los miembros del clan pero
que sólo se activara en algún caso y sólo a éstos cabría llamarles brujos.
¿Acaso no nos enseña la experiencia de caracteres genéticos que se heredan y
que unos simplemente los transmiten y otros los desarrollan?. La lógica no
amenaza a la institución de la brujería porque un razonamiento lógico siempre
puede ser sustituido por otro.
¿Este mecanismo es extraño a
nosotros?. A mi me da que nuestra religión mayoritaria y la iglesia que la
representa han dado grandes muestras de recurrir a la lógica por un lado con el fin de construir un sistema de ideas más
o menos coherente y, por otro lado, de una gran capacidad negociadora cada vez
que se conocía un poquito más acerca de nuestro mundo y algunas verdades
absolutas quedaron en entredicho.
De lo primero tenemos una muestra
en la Escolástica (10), el movimiento
teológico que pretendía aunar fe y razón, y de lo segundo pues desde que la
Tierra era plana y los barcos caían por cascadas infinitas (11), pasando por aquello
de que éramos el centro del Universo y todo giraba alrededor nuestro, hasta que
éste se creó en siete días con descanso dominical incluido. En cada caso al
final se aceptó que la Tierra fuera esférica, que girábamos alrededor del Sol, y
éste, alrededor del centro de la galaxia y que al principio se hizo la luz
gracias a una gigantesca explosión cosmológica. Y en todos los casos la Iglesia
renegoció al estilo “milliano” y
encontró encaje de su sistema de ideas en el nuevo escenario surgido de los
cambios ideológicos.
Peter Winch (12), en un artículo
citado por Bloor, pone un símil para entender bien el punto en el que nos
encontramos. El ejemplo de un juego hecho de manera que quién comienza siempre
puede ganar gracias a un truco que se desconoce. Ahora bien, alguien descubre
el truco y se acabó el juego, pues no tiene sentido un juego en el que siempre
gana el mismo. Para mantener el juego vivo habría que reelaborar las reglas.
En todas estas controversias la
institución religiosa acabó por adaptarse pero no sin convulsiones. No tengo un
pedigrí intelectual a la altura de los grandes autores que pretendo divulgar
pero aquí es donde menos de acuerdo estoy con Bloor y más con Evans-Pritchard.
Todos conocemos el proceso a Galileo o a Miguel Servet, que fue condenado a dos
hogueras católica y protestante, o cómo se las gastaban por aquellos entonces
cuando se ponían en cuestión los dogmas por muy ilógicos que fueran. Me parece
que hay una fase de negación y otra de aceptación y reelaboración del sistema
de creencias, este es el proceso de negociación. Y esta negociación - sobre todo
en la fase de negación - unas veces es convulsa y otras no, creo que esto
estaba en el ánimo de nuestro antropólogo cuando escribió el libro sobre los
Azande. La convulsión social no será causada por el poder de la lógica sino por
el poder la institución social que queda en entredicho.
Sería realmente divertido leer un
libro de un sociólogo o antropólogo azande, que hubiera estudiado nuestra
sociedad y nuestra religión. Cuán chocante le resultaría un Dios hecho hombre,
nacido en una familia artesana, concebido sin mácula en el vientre de su madre.
Al menos tan chocante como para nosotros supone su sustancia brujesca. El libro
de nuestro antropólogo azande resultaría al menos tan divertido como es el de
Evans-Pritchard.
Juan Carlos
Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
- Los azande (gentilicio en plural, para el número singular existe la palabra zande) son un pueblo del centro-norte de África.
- Sir Edward Evan (E. E.) Evans-Pritchard (21 de septiembre de 1902 – 11 de septiembre de 1973) fue un antropólogo inglés clave en el desarrollo de la antropología social en ese país. Ejerció como profesor de antropología social en Oxford desde 1946 hasta 1970.
- El animismo (del latín anima, alma) es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma y son venerados o temidos como dioses.
- Un oráculo (μαντειον) es una respuesta que da una deidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de campanillas, por ejemplo), o de interpretaciones de símbolos sobre piedras, como las Runas, o de interpretaciones de símbolos sobre cartas, como el Tarot, o de sacrificios de animales. Por extensión, se llama oráculo al propio lugar en que se hace la consulta y se recibe la respuesta (el oráculo).
El oráculo de
los azande funciona del siguiente modo. Se administra una pequeña cantidad de
veneno a un pollo y se hace una pregunta al oráculo de manera que pueda
contestarse como “sí” o “no”. La muerte o la supervivencia del ave transmiten
la respuesta del oráculo.
- David Bloor (Derby, 1942) es un catedrático y ex director de la Unidad de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Edimburgo, Escocia.
- Las instituciones sociales en sociología no son organismos creados para seguir un determinado fin como la Cruz Roja o el Real Madrid, en realidad son practicas sociales que cuentan con un amplio consenso social de manera que si un miembro de la sociedad no las sigue tiene un comportamiento como mínimo extraño o excéntrico. Ejemplos de instituciones sociales son el matrimonio, las elecciones para elegir un parlamento o una determinada religión.
- Ludwig Josef Johann Wittgenstein (Viena, Austria, 26 de abril de 1889 — Cambridge, Reino Unido, 29 de abril de 1951) fue un filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, y posteriormente nacionalizado británico. Publicó el Tractatus logico-philosophicus, que influyó en gran medida a los positivistas lógicos del Círculo de Viena, movimiento del que nunca se consideró miembro. Tiempo después, el Tractatus fue severamente criticado por el propio Wittgenstein en Los cuadernos azul y marrón y en sus Investigaciones filosóficas, ambas obras póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde más tarde también él llegó a ser profesor.
- Faemino y Cansado es un dúo humorístico español, compuesto por Carlos Faemino y Javier Cansado. El dúo comenzó su carrera en Madrid, España, con espectáculos callejeros, posteriormente en bares y teatros y continuaron con apariciones en televisión, donde contaron incluso con un programa propio. Su humor, aunque suele etiquetarse como inclasificable, se puede considerar como absurdo, inteligente y surrealista.
- John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806 - Aviñón, Francia, 8 de mayo de 1873) fue un filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill.
- La escolástica (del latín scholasticus, y éste a su vez del griego σχολαστικός [aquel que pertenece a la escuela]) es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.
- La noción de una Tierra plana se refiere a la idea de que la superficie habitada de la Tierra es plana, en lugar de ser una tierra esférica o curvada.
- Peter Guy Winch (14 enero 1926, Londres – 27 Abril 1997, Champaign, Illinois) fue un filósofo británico conocido por sus contribuciones a la filosofía de las ciencias sociales, a la filosofía de Wittgenstein, ética, y la filosofía de la religión. El artículo al que hace referencia Bloor es: “understanding primitive society” de 1964.
Bibliografía:
Edward Evan Evans-Pritchard
Brujería, Magia y Oráculos entre
los Azande
Ed. Anagrama
Barcelona 1976
David Bloor
Conocimiento e Imaginario Social
Gedisa
Barcelona 1998
Es.wikipedia.org
En.wikipedia.org
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