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La Secularización
“A este país no lo reconoce ni su puñetera madre”- me dijo mi tía Virtudes, la hermana mayor de mi madre, postrada en el que luego sería por desgracia su lecho de muerte en el hospital de Linares, allá por el año 2004. Ella había asistido al enorme cambio sufrido por la sociedad española desde el año 1975, cuando tenía cincuenta y cuatro años, en particular los cambios habidos alrededor todo lo relacionado con la religión, que en España es tanto como decir con todo lo relacionado con el catolicismo. Y ella lo decía sin amarguras a pesar de ser católica devota, a cierta distancia pero con curiosidad casi científica, como algo que era inevitable, que era el signo de los tiempos, que venía unido a todas esas modernidades que nos habían invadido a finales del siglo XX y que a ella le habían cogido demasiado mayor como para poder adaptarse y subirse al carro, aun así, creo que había algunos tabúes relacionados con las mujeres que a mi tía le hubiera gustado incumplir.
Ya lo he dejado escrito en otros artículos, “Al Este del Edén” o “Sociología en Halloween”, la atmósfera social en torno a la religión en mis días infantiles era bastante sofocante y la Iglesia omnipresente en todos los actos de nuestra vida. En nuestras fiestas - sobre todo en aquella solemne Semana Santa de procesiones del silencio y saetas descarnadas que tan lejos están de las vacaciones playeras de ahora -, en el colegio, en la televisión y la prensa, en las relaciones con los vecinos y en el cumplimiento estricto de la misa dominical. Quien no cumplía con los requisitos estándar del buen católico, quien iba a un colegio medianamente laico – no los había completamente laicos - o no pasaba por la iglesia se convertía inmediatamente en sospechoso de ser un extravagante como mínimo, o peor, de protestante o de rojo. Así que todos íbamos todos los domingos a misa de doce y después, muy católicamente, al bar a tomar el vermut.
Qué sorpresa nos llevamos cuando el general Franco falleció y vino la transición democrática, y resultó que Fulanito había sido comunista de toda la vida y Menganito era un librepensador recalcitrante, si unos meses antes habían estado cantando aquello de ya están pisando nuestros pies tus umbrales Jerusalén.
A lo que ha pasado en España los sociólogos lo han llamado secularización. La secularización es el desapego de los miembros de una sociedad hacia las doctrinas oficiales de sus iglesias y una menor observancia de sus ritos y prescripciones normativas. Es el repliegue de la experiencia de la vida religiosa al ámbito de lo privado desapareciendo de casi todos los aspectos de la vida cotidiana en los que antaño la presencia de la religión era patente. Es indudable, que ese repliegue se ha producido en España y de manera más rápida que en otros países, aunque la Iglesia Católica sigue siendo un “lobby” de primera magnitud por su poder político y económico. Pero no hace falta más que echar un vistazo a las encuestas del CIS (1) para ver que cada vez menos personas viven la religión como la vivían nuestros abuelos.
Lo que ha ocurrido en España desde 1975 el sociólogo británico David Martin (2) lo ha explicado de la siguiente manera: cuanto más organizada estuviera la religión de manera monopolista en un país determinado, más brusca y mayor sería la tendencia hacia la secularización y, al contrario, un escenario religioso plural se ha visto acompañado en general de una tendencia mucho más suave hacia la secularización.
¿Es el caso de España algo normal en el mundo moderno?, ¿cuál es el estado general de las religiones en el mundo?. Pues, si estudiamos el problema de manera global, no parece que la religión adolezca de mala salud, la secularización parece más un fenómeno local que global. Vamos a ver todo esto con más profundidad.
La fuerza de las religiones en el mundo actual es indiscutible, el sociólogo español Javier Elzo (3) cita tres grandes investigaciones recientes de ámbito planetario (4) sobre el vigor de la religión en el mundo que proporcionan datos muy curiosos. En primer lugar que la religión continua dominando nuestra vida cotidiana, el 65% de las personas se dicen religiosas, el 22% se definen como no religiosas y el 11% se autocalifican directamente de ateas.
Pero ya sabemos que la media aritmética es engañosa y más cuando las dimensiones son planetarias, así frente al 94% de tailandeses religiosos están los chinos con tan sólo el 9% de personas que se definen como tales. Como curiosidad, en los países cercanos a nosotros, tenemos a los italianos, los más religiosos, con un 74%, Rusia – que vive una etapa post-secular después de un régimen político oficialmente ateo – con un 70%, Portugal 60%, Estados Unidos 56%, Francia 40%, Alemania 34%, Israel 30% - lo que no deja de sorprenderme por parecerme poco en un Estado que aparece cada vez más como confesional – Reino Unido 30% y Suecia 19%. En nuestra querida España un 37% del personal se considera religioso.
Si miramos el número de los que se consideran ateos obtenemos que un 20% de los españoles se considera como tales, en Francia el 18%, en Alemania el 17%, en Suecia el también el 17%, en el Reino Unido el 13%, en Portugal 9%, en Israel 8%, en Italia el 6% y en Rusia el 5%. Qué curiosas son las diferencias entre España y Francia, por un lado, y Portugal e Italia, por otro lado, teniendo en cuenta que todos ellos son países muy próximos culturalmente.
Superan a España en número de ateos la República Checa con el 35%, Japón 31%, Hong Kong 34% y China con el 61%.
En cuanto a América Latina, lugar de origen de buena parte de los lectores de este blog, destaca el caso de Uruguay, dónde se encuentra el mayor porcentaje de adultos sin afiliación religiosa de América Latina (37%), aproximadamente el doble de las personas sin afiliación de cualquier otro país de la región. En esta clasificación de personas sin afiliación le siguen la República Dominicana y los hispanos de Estados Unidos con un 18% y Chile con el 16%.
En toda América Latina, así como entre los hispanos en Estados Unidos, la mayoría de las personas que no tienen afiliación dicen que no tienen una religión en particular, en lugar de describirse como ateos o agnósticos. Aproximadamente uno de cada diez adultos o más en Uruguay (24%), República Dominicana (18%), El Salvador (12%) y Chile (11%) dicen no tener una religión en particular. En Estados Unidos, el 15% de los hispanos entran en esta categoría.
No afiliados a nunguna religión en América Latina. Fuente PRC Haga clic encima para ampliar |
El mapamundi de la religión que se dibuja a partir de las encuestas muestra un gran fervor religioso en el mundo con la excepción de Europa y de algún país del lejano Oriente.
¿Y qué nos deparará el futuro próximo?. Es muy difícil predecir el futuro tanto en el asunto que nos ocupa de las religiones como en cualquier otro asunto. La futurología es muy difícil. Como señala Elzo, muchas de las previsiones realizadas en torno a 1980 sobre la situación religiosa en el año 2000 resultaron incorrectas. Nadie previó el fin del mundo comunista y el subsecuente renacer de la iglesia ortodoxa ni la expansión del evangelismo en América Latina.
Pero sí, gracias a las investigaciones citadas por Elzo, sabemos que existe una tendencia clara de una juventud cada vez más religiosa a escala mundial y eso nos permite presuponer que el número de personas con sentimiento religioso irá en aumento. Predicción que, a día de hoy, no es aplicable a ni a España ni a Europa. El Pew Research Center de Estados Unidos ha publicado un interesante estudio sobre la religión en 2050 que concluye que los ateos, los agnósticos y otras personas no afiliadas a ninguna religión conformarán una participación cada vez menor de la población total del mundo (5).
Teorías acerca de la secularización
Bien, hasta ahora sólo hemos constatado los hechos, pero, ¿cuál es la explicación sociológica al proceso de la secularización allá dónde se ha producido?, y, ¿por qué no se ha producido igual en todas partes?.
En el ámbito de la sociología de la religión se ha dado hasta no hace mucho una convergencia extraña si se tiene en cuenta que es ésta una disciplina sometida a discusiones continuas entre autores y escuelas. Esta convergencia se la conoce como teoría o paradigma de la secularización que, evidentemente no hay que confundir con el proceso de secularización, que una cosa es el fenómeno y otra su explicación.
El pensamiento central de esta teoría es que a medida que las sociedades se modernizan, se hacen más seculares, dicho de otro modo, la modernidad lleva aparejada el declive de la religión. Y si las sociedades no occidentales no han alcanzado ese grado de secularización es sólo porque no se han desarrollado lo suficiente, sólo es cuestión de tiempo.
La secularización en Europa, según la opinión de los partidarios de esta teoría, sería un proceso de simplificación y racionalización religiosa que hunde sus raíces en las controversias de la iglesia medieval, se acentúa con la reforma protestante y se continua con el espíritu de la ilustración y la revolución científica del que se obtiene como resultado la pérdida de influencia de la religión en todas las manifestaciones sociales y en gran parte de las conciencias individuales.
Hay que decir que la sociología siempre ha sido una ciencia de pensamiento secularista. El sociólogo Valeriano Esteban (6) nos recuerda que el fundador de la sociología, Augusto Comte (7), pensaba que la sociología sustituiría las mistificaciones religiosas como guía moral en el nuevo mundo industrial, turbulento y desorientado surgido de la revolución industrial. Marx, Durkheim, Weber y Spencer abundaron – cada uno desde su punto de vista – en la idea de que la ciencia explicaba cada vez más el mundo que nos rodea dejando menos sitio a la explicación sobrenatural. Así que en las sociedades avanzadas la gente debía percibir los fenómenos como naturales más que como resultado de las acciones de un dios siempre vigilante.
Según Esteban esta línea de pensamiento secularizador se ha ido transmitiendo en la disciplina generación tras generación a través de una cadena ritual, de manera que los sociólogos llegaron a sacralizar este compromiso con la teoría de la secularización y sus valores.
El paradigma de la secularización fue un marco conceptual común acerca de la relación entre la sociedad y la religión en el mundo moderno hasta los años ’80 en que empezó a ser crecientemente contestada.
En primer lugar, se constató el hecho de la importancia creciente de la religión en la política internacional. Por un lado surgieron revoluciones políticas con líderes religiosos a la cabeza, por otro lado, la caída del Telón de Acero marcó el declive del marxismo institucional como religión secular y le vinieron a sustituir las viejas de las religiones tradicionales renacidas.
En segundo término, incluso en las sociedades más secularizadas, al mismo tiempo que las formas religiosas tradicionales entran en declive, la modernidad alimenta la necesidad de consumir algo trascendente lo que genera nuevos tipos de religiosidad que provocan una especie de renacimiento de lo espiritual y lo sagrado. Estos nuevos tipos se concretan en el auge del fundamentalismo (8), la aparición de nuevos movimientos religiosos (9) y de nuevas formas de religión (10).
Y, por último, se produce una curiosa retroalimentación entre la modernidad y la religión. Los nuevos movimientos religiosos usan medios tecnológicos de nuevo cuño como la radio, la televisión e internet para la difusión de sus mensajes. No deja de tener su gracia que esas tecnologías se han desarrollado a partir de un ciencia que muchos de estos apóstoles electrónicos desprecian por materialista.
Así que todos estos hechos abrieron la puerta a una serie de críticos de la teoría de la secularización cuestionando sus tres componentes principales: la contracción de las instituciones religiosas, la privatización de la práctica religiosa y el declive de las creencias individuales. Para estos críticos - Macionis (11) y Plummer (12) hablan incluso del mito de la secularización - la teoría había sido la creación de sociólogos europeos eurocéntricos que habían utilizado, sin ninguna ambición de crítica, un esquema evolucionista consistente en un punto de partida: una sociedad tradicional homogéneamente creyente, y un punto de llegada: una sociedad moderna progresivamente liberada de la religión.
A medio camino, moviéndose entre la secularización y su crítica, nos encontramos a uno de los sociólogos más citado en estos menesteres: Peter Berger (13). Berger afirma que, aunque la modernización ha tenido efectos secularizadores también ha generado movimientos en contra. Quizá la secularización no sea una teoría de alcance general y sólo sea válida para un período muy determinado de la historia europea, inaplicable incluso a casos próximos a la cultura del viejo continente como son los Estados Unidos, en donde dicho de un modo simplista, puedes ser cualquier cosa menos ateo.
Para Berger hay dos excepciones a un mundo religioso, la primera sería Europa Occidental como hemos señalado anteriormente, y la segunda consistiría en una subcultura internacional compuesta por personas influyentes secularizadas que han recibido una educación superior occidental, en particular, en humanidades y ciencias sociales. Aunque sus miembros no son muy numerosos, ocupan puestos importantes en las instituciones que producen las definiciones oficiales de la realidad como son el sistema educativo, los medios de comunicación y en la cúpula del Estado. Se trata de una elite globalizada con presencia en todo el planeta excepto en el mundo musulmán.
Otros sociólogos han ido más allá de Berger y han construido teorías rivales a la teoría de la secularización, entre la que destaca por su originalidad la teoría económica de la religión o del mercado religioso de Rodney Stark (14). Dicha teoría descansa sobre dos conceptos, la demanda religiosa – entendida como la creencia individual y la práctica de los ritos – y la oferta religiosa – los servicios que ofrecen las distintas iglesias y organizaciones religiosas con el fin de satisfacer esa demanda.
Para Stark la demanda religiosa agregada se mantiene más o menos constante en todo tiempo y lugar. Los individuos, eso sí, tienen diferentes necesidades y gustos religiosos. Por lo tanto, no puede haber una única organización religiosa que pueda satisfacer completamente todas estas necesidades. De esta manera el estado natural de la religión es siempre la pluralidad, distintas religiones que pugnan por los demandantes de bienes y servicios religiosos.
Pero sabemos, como fue el caso de España, que se dan situaciones de monopolio religioso. En estos casos, por un lado, los monopolios no tenían incentivos por conseguir más creyentes, todos oficialmente lo son, por otro lado, se pueden permitir el lujo de descuidar el rebaño sin perder su cuota de mercado. Esto explica la apatía religiosa que aparece en las encuestas y la existencia de creyentes sin sentido de pertenencia. Lo que a veces decía mi tía Virtudes, aquello de “creo en Dios pero no en los curas”.
Por otra parte, Stark defiende que la mejor garantía de vitalidad religiosa la proporcionan situaciones de sano pluralismo competitivo, como pasa en el Islam por la competencia entre las distintas corrientes, en Latinoamérica por el empuje de las religiones evangélicas que ha roto una situación previa de adormecimiento religioso por el monopolio católico y explicaría el dinamismo religioso de la sociedad norteamericana.
La teoría económica de la religión ha recibido fuertes críticas. Para empezar, yo no calificaría de sano pluralismo competitivo algunas cosas que ocurren en el mundo islámico. Se le reprocha que se pueden encontrar contraejemplos como Irlanda y Polonia que han tenido una historia monopolizada por la iglesia católica y, sin embargo, la identificación religiosa es mucho mayor que en países más diversos como el Reino Unido. Y es que esta teoría tiene poco en cuenta el componente de la identidad social heredada del individuo, ya sea por la pertenencia a una nación o a una familia, sólo se puede cambiar de religión tras pagar un alto coste personal. La teoría puede servir para explicar la compra de ciertos productos religiosos pero no para explicar transformaciones identitarias profundas. Solamente en sociedades muy secularizadas o muy plurales se puede cambiar de religión como de camisa.
Así que para salir de este embrollo, en el que ninguna de las dos teorías – de la secularización y la económica – puede reclamar la hegemonía en la sociología de la religión, quizá fuera bueno separar según los casos, reconociendo que las contingencias históricas tienen una influencia enorme y que hay que huir de tentaciones generalizadoras. Según Esteban que cita al sociólogo español José Casanova (15), hay que realizar un esfuerzo por alcanzar una visión más amplia de las relaciones entre modernidad y religión. Se puede comenzar por no desechar por completo la teoría de la secularización y reservarla para explicar el proceso histórico particular de transformación de la cristiandad europea. Sin intentar exportar este método de una manera prejuiciosa y eurocéntrica.
En esta línea se puede fijar el pensamiento del filósofo canadiense Charles Taylor (16), citado por Esteban y Elzo, que intenta explorar los caminos del secularismo contemporáneo. Para empezar, Taylor piensa que la secularización es más una situación de gran pluralidad religiosa que de declive, la desafiliación religiosa no tiene por qué significar descreimiento.
Tampoco se muestra muy entusiasmado con la idea de la retirada de lo religioso del ámbito público, la pérdida del carácter oficial de las religiones mayoritarias no implica necesariamente que el papel público de las religiones se haya desvanecido sino que se ha transformado. Mirad si no la creciente presencia de ceremonias ecuménicas en los actos públicos.
Taylor habla del humanismo excluyente como factor que ha marcado el camino secularizador de ciertas sociedades y que es resultado de un proceso racionalizador – aquí conecta con el pensamiento de Weber (17) - de éstas sociedades. A este impulso se le ha opuesto lo que denomina contrailustración que identifica con movimientos como el posmodernismo, el relativismo y el ecologismo que cuestionan desde diferentes puntos de vista el racionalismo moderno.
Taylor aboga por un secularismo abierto que no busque relegar las expresiones religiosas al ámbito de lo privado pero que, al mismo tiempo, garantice la neutralidad del Estado vaciando a las instituciones públicas de cualquier credo por mayoritario que sea, que respete las nuevas situaciones de multiculturalismo y practique la tolerancia con todas las creencias.
Así que, al final, ¿la secularización es un fenómeno europeo o mundial?, ¿es un fenómeno derivado de la transformación del cristianismo?, ¿está causado por la modernidad y el subsiguiente desarrollo de las sociedades?, ¿se puede exportar desde Europa al resto del mundo?, ¿cómo se explica que siendo una sociedad avanzada y occidental en los Estados Unidos la religión tenga tanto vigor?, ¿el Islam acabará viéndose afectado?. Quedan preguntas abiertas que la explicación sociológica no acaba de satisfacer plenamente pero, como hemos visto a lo largo del artículo, tampoco podemos afirmar que no tengamos respuestas, ¡qué queréis!, esto es sociología.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
1. El Centro de Investigaciones Sociológicas o CIS es un organismo autónomo español que depende del Ministerio de la Presidencia y cuyo fin es el estudio científico de la sociedad española, normalmente a través de la realización de encuestas periódicas, por propia iniciativa del Centro o por petición de otros organismos. Desde enero de 2009 el CIS difunde gratuitamente, a través de su página web, todos los ficheros de microdatos de las encuestas realizadas por el Centro, junto con la información necesaria para su utilización secundaria por parte de analistas e investigadores. Además de su actividad de realización y archivo de encuestas (a las que se suman algunas investigaciones cualitativas) el CIS edita una revista de investigación, la Revista Española de Investigaciones Sociológicas (Reis) y diversas colecciones de libros especializados en distintas materias de las ciencias sociales. Asimismo, el CIS organiza anualmente un Curso de posgrado de formación de especialistas en investigación social aplicada y análisis de datos y mantiene abiertos diversos programas de fomento de la investigación social.
2. David Martin, nacido en 1929 en Hetforshire, es un sociólogo británico especialista en sociología de la religión que fue profesor de las universidades de Lancaster, Liverpool y del Kings College de Londres
3. Francisco Javier Elzo es Catedrático Emérito de Sociología de la Universidad de Deusto e investigador social, nació en Beasáin (Guipúzcoa) el 3 de febrero de 1942.
4. Las encuestas a las que hace referencia Elzo son el informe del Pew Research Center, de la Federación Internacional de Universidades Católicas y la de la empresa WIN/Gallup International
5. Pew Research Center, institución de investigación en Washington, tiene un estudio muy interesante sobre la religión en América Latina y sobre la proyección del futuro de la religión en 2050. Los he puesto en la bibliografía.
6. Valeriano Esteban es profesor de sociología en la Universidad de La Laguna, Tenerife, Canarias
7. Auguste Comte, cuyo nombre completo Isidore Marie Auguste François Xavier Comte (Montpellier, Francia, 19 de enero de 1798-París, 5 de septiembre de 1857), es considerado el creador del positivismo y de la sociología, aunque hay sociólogos que solo le atribuyen haberle puesto el nombre
8. El politólogo Thomas Meyer dio una definición de fundamentalismo después de estudiar un fenómeno muy parecido en diversos ámbitos religiosos. Para él, el fundamentalismo es un movimiento de exclusión arbitrario, una tendencia opuesta al proceso de apertura general del pensamiento, una tendencia enemiga a las formas de vida sociales y, por ende particulares, que caracterizan la modernidad. Y a cambio ofrece, un sostén firme, un auxilio permanente y una orientación incuestionable. He tratado el tema del fundamentalismo en el artículo “Al Este del Edén” en este mismo blog.
9. Por nuevos movimientos religiosos entiendo aquellas organizaciones religiosas, muchas de ellas sectarias, que han surgido al mismo tiempo que la afiliación a las religiones tradicionales ha bajado. Roy Wallis ha dado una tipología de este tipo de organizaciones como los grupos que ratifican el mundo ( de orientación individualista y que pretenden la liberación de todo el potencial humano, por ejemplo, la iglesia de la Cienciología), grupos que rechazan el mundo ( sin grupos sectarios que tienden a imitar a las iglesias tradicionales y que exigen del converso una dedicación total y un abandono del mundo material, por ejemplo la iglesia de Moon o Hare Krishna) y, por último, grupos que se adaptan al mundo (muy formales, procuran reestablecer la fe tradicional, por ejemplo los neopentecostales).
10. Por nuevas formas de religión me refiero a formas religiosas que han surgido en los últimos años como la casirreligión o la religión civil que expliqué con detalle en el artículo “Sociología de la Religión. Conceptos Básicos” de este mismo blog.
11. John Macionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU.
12. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido
13. Peter Ludwig Berger (Viena 17 de marzo de 1929) es un teólogo luterano y sociólogo estadounidense. Ha sido Director, ahora investigador senior, del Instituto de Cultura, Religión y Asuntos Mundiales de la Universidad de Boston. Es muy conocido, sobre todo, por su obra La construcción social de la realidad: un tratado en la sociología del conocimiento (New York, 1966) que escribió junto a Thomas Luckmann.
14. Rodney Stark (Jamestown, Dakota del Norte, 1934) es un sociólogo estadounidense, profesor de Sociología y de Estudios Comparados sobre la Religión en la Universidad de Baylor. Ha publicado 30 libros y más de 140 artículos académicos sobre temas tan diversos como los prejuicios, la delincuencia, el suicidio, y la vida urbana en la antigua Roma. Sin embargo, la mayor parte de su trabajo ha sido sobre la religión. Fue presidente de la Society for the Scientific Study of Religion (Sociedad para el Estudio Científico de la Religión) y de la Association for the Sociology of Religion (Asociación para la Sociología de la Religión).
15. José Casanova es uno de los autores actuales más importantes de la actualidad en sociología de la religión. Es sociólogo y teólogo. Es profesor del departamento de sociología de la Universidad de Georgetown y directivo del Berkley Center's Program on Globalization, Religion and the Secular.
16. Charles Margrave Taylor (Montreal, 1931) es un filósofo canadiense, conocido fundamentalmente por sus investigaciones sobre la Modernidad, el Secularismo y la Ética, entre otras contribuciones referidas a la Filosofía política, la Hermenéutica, la Filosofía de las ciencias sociales y la historia del pensamiento.
17. Weber propuso una teoría sobre lo que él denominó proceso de racionalización. Este proceso consistiría en la evolución a lo largo de la historia de las estructuras sociales hacia formas más racionales. Esta evolución, que afectó a todas las áreas de la vida social desde la religión hasta la música, se habría manifestado sobre todo en el mundo occidental, que donde se habrían dado las condiciones ideales para su desarrollo. A este concepto nos hemos referido varias veces en este artículo.
Bibliografía:
Sociología
John J. Macionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005
La secularización en entredicho
Valeriano Esteban
Páginas 299-310
Páginas 299-310
El fenómeno religioso, presencia de la religión y de la religiosidad en las sociedades avanzadas
Centro de Estudios Andaluces
Sevilla 2008
El futuro de la religión y la excepción europea
Javier Elzo
ssociologos.com julio 2015
Losing our religion? Two thirds of people still claim to be religious
WIN/Gallup international abril 2015
Religion in Latin America
Pew Research Center
Washington (EEUU) 2015
The Future of World Religions: Population Growth Projections, 2010-2050
Pew Reserch Center
Washington (EEUU) 2015
Sociología en Halloween
Juan Carlos Barajas Martínez
Al Este del Edén
Juan Carlos Barajas Martínez
Dedicatoria:
A mi tía Virtudes Martínez, andaluza de Jaén, trabajadora hasta la extenuación, valiente y tremenda, que intentó ser una segunda madre para mí. Si no lo consiguió probablemente fue por mi culpa.
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