En un artículo que escribí para este mismo blog hace poco más de un año, utilicé - como ejemplo para introducir la definición sociológica de la familia – la historia de un cumpleaños de una amiga al que mi familia y yo fuimos invitados en el sur de Francia. Era una gran fiesta familiar, que se celebra todos los años con diferentes excusas, que une a abuelos, padres, hermanos, hijos y primos venidos de todas las partes de Francia e, incluso como en el caso de nuestra amiga, desde España. El fin último de la fiesta es reforzar los lazos familiares sometidos a la distancia, ponerse al día, recordar a todos los que no están, comer bien, beber mejor y jugar a la petanca. Todo ello al estilo del sur de Francia tan próximo al nuestro, mucho más próximo de lo que tanto ellos como nosotros pensamos.
En este artículo quiero exponer las diferentes visiones de la familia dadas por las distintas escuelas sociológicas y, antes de entrar en materia, debemos repasar brevemente esas definiciones que ya vimos en el artículo del que hablábamos en el párrafo anterior.
Según Macionis (1) y Plummer (2), la familia es una institución social que agrupa a los individuos en grupos cooperativos encargados de tener y cuidar a los niños. Estas unidades sociales se basan en el parentesco que es un vínculo social definido por la relación sanguínea, el matrimonio o la adopción. Esto quiere decir que son parientes los cónyuges, los hijos o los primos, pero también ese cuñado tan listillo que te da la charla todas las nochebuenas o el hijo adoptado a pesar de no existir ninguna relación consanguínea.
Como ha quedado claro en la definición, las familias se forman por el matrimonio, una relación social sancionada legal o normativamente o simplemente por las pautas socialmente admitidas, que se espera duradera y que engloba la cooperación económica, la actividad social y el cuidado de los niños. Tanto el matrimonio como la familia son universales culturales, es decir, podemos encontrar alguna forma de familia o de matrimonio en todas las sociedades aunque tengan diseños, pautas y manifestaciones diferentes.
Asimismo, en la práctica totalidad de las sociedades se puede identificar lo que los sociólogos y antropólogos denominan familia nuclear que consiste en una estructura formada por dos adultos que viven juntos en un hogar con los hijos propios o adoptados. En la mayoría de las sociedades agrarias tradicionales la familia nuclear – no como pasa en las sociedades modernas industriales en que son protagonistas absolutas del tejido social – está sumergida o difuminada en una red de parentesco más amplia. Además de la pareja casada y sus hijos conviven - o al menos tienen un contacto íntimo y continuo - con otros parientes. Esta es la familia extensa, que incluye a los abuelos, a los hermanos y las esposas, las hermanas y los esposos, tíos y sobrinos. Estas familias extensas, antes de la revolución industrial, tenían un interés económico, eran unidades de producción, todos trabajaban el campo compartiendo recursos, como propietarios, como arrendatarios o, simplemente, como jornaleros; y trabajaban desde niños hasta ancianos.
En las sociedades industriales y posindustriales los vínculos de la familia extensa se han hecho mucho más laxos, debido a la pérdida de la función económica que antaño tenían y la separación geográfica impuesta por la vida moderna sobre todo por la emigración del campo a la ciudad.
Y ya que hablamos de modernidad reciente hay que decir que estas definiciones se hacen los suficientemente amplias como para ajustarse, no sólo a los distintos tipos de sociedades, sino también a las nuevas formas de la familia posindustrial como las familias con parejas del mismo sexo o las derivadas de los divorcios como las monoparentales o las de varios núcleos por emparejamientos sucesivos o, las derivadas de nuevas pautas sociales, como la cohabitación de hecho.
Bien, ya asentado el concepto de familia, tenemos que decir que, como pasa en muchos otros conceptos sociológicos, las distintas perspectivas teóricas ofrecen distintos puntos de vista acerca de la familia. Así que vamos a darnos un garbeo por las diferentes escuelas a ver qué opinan sobre la familia como institución social y sobre su papel en la sociedad. Echaremos una ojeada a las perspectivas funcionalista y crítica, desde un punto de vista macrosociológico y a los análisis del interaccionismo simbólico y la teoría del intercambio, ambas de orientación microsociológica.
Funcionalismo
Como hemos visto a lo largo de varios artículos de Sociología Divertida, para el funcionalismo la sociedad puede entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social.
Para la corriente principal del funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por éstas pautas relativamente estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones familiares, las conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos relativamente estables y predecibles. Así para Talcott Parsons (3), el máximo representante de este paradigma, la sociedad tiende al equilibrio y a la estabilidad. Pero para que este equilibrio se mantenga y puedan permanecer en el tiempo, las sociedades deben cumplir una serie de requisitos que denominó prerrequisitos funcionales como la adaptación al entorno, la satisfacción de los objetivos o la cohesión social entre otros.
Según el paradigma funcionalista la familia cumple cuatro objetivos básicos que la hacen ser una institución esencial para el buen funcionamiento de una sociedad.
En primer lugar la familia cumple la función de socialización de los hijos, entendida como el aprendizaje de las herramientas básicas para ser miembros bien integrados en la sociedad. No es la única institución social implicada en esta tarea, también está el sistema educativo por ejemplo, pero la familia es esencial sobre todo en los primeros años de la vida de los individuos, aunque por supuesto, la socialización familiar continúa a lo largo de toda la vida. Y curiosamente, como saben todos los padres, no sólo los hijos aprenden de éstos sino que los progenitores también aprenden de los hijos. Yo concretamente, tengo conciencia de que la música que me gusta está pasada de moda gracias a la insistente reiteración del asunto por parte de mis hijos.
En segundo término, los funcionalistas señalan la función de regulación de la actividad sexual. Todas las culturas racionalizan la sexualidad mediante sus formas matrimoniales, que como hemos dicho pueden ser muy diferentes de una sociedad a otra, a fin de mantener un cierto orden en la organización del parentesco y los derechos de propiedad. Un universal cultural relacionado con el parentesco y la sexualidad es el tabú del incesto que es una norma que evita las relaciones sexuales o el matrimonio entre parientes y que también, a pesar de su universalidad, adquiere formas diferentes.
La tercera función es la reproducción. La familia es el ámbito en el que nacen los niños y esta función es vital para que la sociedad perdure. La identidad social del individuo definida, entre otras características, por la etnia, la religión y la clase social viene fijada por el nacimiento en el ámbito de una familia determinada. La posición socioeconómica en el origen viene marcada por la familia.
Y, por último, los funcionalistas dicen que ante un mundo exterior hostil, la familia proporciona seguridad material y emocional. El individuo busca entre sus parientes cercanos protección física, apoyo emocional y asistencia económica y, en mayor o menor medida, casi todas las familias proporcionan estas ayudas, lo que no quiere decir que no existan conflictos económicos y relaciones difíciles en su seno. De hecho sabemos que en un país como España, en el que la familia es culturalmente muy importante, esta institución ha hecho de válvula de escape, de salvavidas, ante los rigores de la crisis económica. Muchas familias con sus miembros en paro han tenido que recurrir a los sueldos de los padres o a los abuelos y sus pensiones para poder sobrevivir y, aun sin crisis, hemos visto a los abuelos hacerse cargo de los nietos mientras los padres cumplían horarios laborales muy extensos. Podemos encontrar miles de ejemplos de esto que estamos hablando.
Los críticos al enfoque funcionalista le reprochan tener una visión idílica de la familia sin entrar a analizar que existen familias disfuncionales en las que los cónyuges mantienen relaciones sexuales fuera del matrimonio o se dan situaciones de violencia y abuso. Es más, el funcionalismo presta poca atención al grado en que otras instituciones sociales, como por ejemplo el gobierno y la administración, mediante las políticas públicas, pueden satisfacer alguna de las necesidades de las que tradicionalmente se ocupaban las familias.
Sociología del conflicto
Bajo el nombre de paradigma o sociología o teorías del conflicto se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para intentar mejorar su situación.
Al hablar de sociología del conflicto es inevitable citar a Carlos Marx (4), cuyas ideas han ejercido una notable influencia en los autores de esta corriente hasta nuestros días. Pero aparte de Marx hay muchos sociólogos importantes en esta corriente como Althusser (5), Dahrendorf (6) y los miembros de la Escuela de Francfort (7).
Al igual que en el funcionalismo, el paradigma del conflicto considera a la familia como una institución central de la sociedad. Pero en vez de fijar su atención en cómo la familia beneficia al conjunto de la sociedad y ayuda a que se cumplan los prerrequisitos funcionales parsonianos, los teóricos del conflicto investigan cómo la familia perpetúa la desigualdad.
En primer lugar, las familias contribuyen a la concentración y a la reproducción de la riqueza y a la reproducción de la estructura de clases entre generaciones. Dicho de un modo marxista, de padres burgueses hijos burgueses.
En segundo lugar, según Engels (8), la familia perpetúa el patriarcado, es decir, el fenómeno por el cual la organización social se basa en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia. Engels afirmaba que el único modo de identificar a los herederos para transmitir sus propiedades era controlar la sexualidad de las mujeres, de manera que éstas se convierten en propiedad económica y sexual de los hombres.
Y por último, la familia según los teóricos críticos la familia contribuye a mantener las categorías raciales , étnicas y de clase entre generaciones pues las personas se suelen casar con sus iguales, tanto desde el punto de vista de la etnia como de la clase social a la que se pertenece.
Para los críticos con la perspectiva radical no se puede afirmar, como dijo Engels, que la familia es parte integral del capitalismo, ya que las sociedades no capitalistas también están compuestas por familias con el mismo tipo de problemas. Y que existen ciertas funciones que difícilmente se pueden realizar sin la institución de la familia.
Interaccionismo Simbólico
Dentro de la visión microsociológica de la sociedad destaca un enfoque denominado Interaccionismo simbólico que - como indicamos en el artículo anterior sobre los primeros tiempos de la sociología norteamericana - tiene su máximo exponente en el filósofo norteamericano George Herbert Mead (9).
El interaccionismo simbólico se centró en explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose a sí mismas a través de sus interacciones con otras personas. Y aún fueron más ambiciosos, para Mead y sus seguidores, la sociedad es el producto o resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que van definiendo o dotando de sentido al mundo social que les rodea. Algo así como un agregado total de las visiones de todos los individuos.
Siguiendo esta filosofía, la vida familiar consiste en un grupo de individuos que interactúan entre sí en un contexto de intimidad y proximidad. Como resultado de compartir, en ese entorno íntimo, una amplia variedad de actividades durante un período tan dilatado de tiempo, los componentes de la familia desarrollan unos fuertes lazos emocionales entre sí. Estos lazos y relaciones cambian a lo largo del tiempo, las relaciones entre padres e hijos varían según la edad, pero, por muy mayores que sean en general siempre se sienten preocupados e implicados en el bienestar de todos.
Teoría del Intercambio
La teoría del intercambio, otro enfoque microsociológico, descrita en primer término por el sociólogo norteamericano George Homans (10), concibe la conducta social como un intercambio de actividad - tangible o intangible, más o menos gratificante o costosa - entre al menos dos personas.
Profundizando un poco más, Peter Blau (11) - otro de los autores de esta teoría - opina que toda relación social implica un proceso de negociación en el que se intercambian recompensas, que pueden ser intrínsecas - por ejemplo amor, afecto, respeto - o extrínsecas - por ejemplo dinero o trabajo físico -. Como es natural, las partes no siempre pueden proporcionarse recompensas idénticas, cuando hay desigualdad en el intercambio emerge una diferencia de poder en la relación y surge un proceso de negociación.
En este proceso de negociación que surge en un intercambio, cuando una parte necesita algo de otra pero no tiene nada comparable que ofrecer, el individuo afectado dispone de cuatro alternativas. Puede obligar a la contraparte a que le proporcione eso que necesita, o puede identificar otra fuente en la que obtener eso tan importante, también puede intentar seguir viviendo sin eso que le es necesario y, la alternativa más importante según Blau, puede someterse a la otra parte.
El cortejo, el matrimonio y la formación de una familia son casos particulares de intercambios entre actores y, como tales, derivan en procesos de negociación. Los individuos intentan conseguir la mejor opción a la hora de seleccionar una pareja.
Si contemplamos el conjunto de intercambios de cortejo y matrimonio podemos contemplar la existencia de un mercado matrimonial que podríamos definir como el lugar teórico de encuentro del conjunto de hombres y mujeres que en un momento dado están dispuestos a constituir legalmente una pareja.
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La atracción física constituye una dimensión muy importante en este tipo de intercambio social. En las sociedades patriarcales y, más en concreto en nuestra sociedad occidental, la belleza física ha sido uno de los recursos ofertados por las mujeres en el mercado matrimonial. El alto valor asignado a la belleza explica la tradicional preocupación de la mujer por la apariencia física y su reparo a declarar su edad. Por contraste los hombres ha sido frecuentemente juzgados por su capacidad económica. En la actualidad la incorporación de la mujer en el mercado de trabajo ha debilitado su dependencia de los hombres y los términos del intercambio han variado, muchas mujeres - no todas - las cosas no cambian tan rápido, también eligen en las mismas condiciones que los hombres y, sintomáticamente, las ventas de cosméticos para éstos se han disparado.
Con los enfoques microsociológicos tenemos el punto de vista del individuo. De cómo experimenta su vida familiar y de cómo dan forma de modo creativo a esta realidad. Esto desde el funcionalismo o desde la sociología del conflicto es mucho más difícil de entender pues su objeto de estudio es la sociedad en su totalidad. Del mismo modo, corremos el riesgo de que ciertas características de orden social se nos oculten si nos fijamos sólo en el individuo. Yo no renuncio a ninguna perspectiva.
No vamos a ir más allá en nuestra explicación pues tampoco es mi intención hacer un tratado de sociología de la familia. Hemos dado un repaso a la idea de la familia según distintas escuelas de un modo bastante completo y he aprovechado para introducir a la interesante teoría del intercambio que, según recuerdo, creo que todavía no habíamos tocado en Sociología Divertida.
Sociólogo
Notas:
1. John Macionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU.
2. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido
3. Talcott Parsons fue un sociólogo estadounidense. Es uno de los mayores exponentes del funcionalismo estructural en Sociología
4. Karl Marx, conocido también en castellano como Carlos Marx, fue un filósofo, intelectual y militante comunista alemán de origen judío.
5. Louis Althusser fue un filósofo marxista, considerado además como estructuralista.
6. Ralf Gustav Dahrendorf, Baron de Dahrendorf, fue un sociólogo, filósofo, politólogo y político germano-británico. Es considerado uno de los autores fundadores de la teoría del conflicto social.
7. Se conoce como Escuela de Fráncfort (o Escuela de Frankfurt) a un grupo de investigadores que se adherían a las teorías de Hegel, Marx y Freud y cuyo centro estaba constituido en el Instituto de Investigación Social, inaugurado en 1923 en Fráncfort del Meno. También se les considera representantes de la teoría crítica que allí se fundó. Autores importantes de esta corriente fueron: Horkheimer, Adorno y Habermas
8. Friedrich Engels, llamado a veces en español Federico Engels, fue un filósofo y revolucionario alemán. Amigo y colaborador de Karl Marx, fue coautor con él de obras fundamentales para el nacimiento de los movimientos socialista, comunista y sindical, y dirigente político de la Primera Internacional y de la Segunda Internacional.
9. George H. Mead filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la ciencia de la comunicación.
10. George Casper Homans fue un sociólogo estadounidense, fundador de la sociología del comportamiento y de la teoría del intercambio social.
11. Michael Peter Blau fue un sociólogo y teórico estadounidense. Produjo teorías con muchas aplicaciones dentro de los fenómenos sociales, incluida la movilidad ascendente, oportunidad de trabajo, la heterogeneidad, y cómo las estructuras de población pueden influir en el comportamiento humano
Bibliografía:
Teoría Sociológica Moderna
George Ritzer
5ª Edición
ED. McGraw-Hill
Madrid 2001
Sociología
Anthony Giddens
3ª Edición
Alianza Editorial
Madrid 2000
Sociología
John J. Macionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005
El Mercado Matrimonial
Juan Carlos Barajas
Sociología Divertida 2011
¿Qué es la Sociología?
Juan Carlos Barajas
Sociología Divertida 2014
es.wikipedia.org
en.wikipedia.org
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