domingo, 21 de junio de 2020

¿Qué se debe tener para llegar alto en la vida?

Resumen

Este es un artículo de opinión, basado en mi experiencia personal, por tanto, tiene poco de científico, aunque siempre me apoye, en última instancia, en la herramienta sociológica. Se trata de un repaso a ciertas características negativas que me he encontrado en los individuos del colectivo que manda en este país y que he tenido la suerte o desgracia de conocer y, de cómo estas características que son negativas respecto de la moral tradicional ayudan a impulsar una carrera profesional en un mundo que comparte esa ética judeocristiniana de toda la vida con la nueva ética neoliberal adoratriz del becerro de oro. Son tiempos confusos amigos míos.

Como puso el gran dibujante Hergé, autor de Tintín, en boca del policía Hernández (o quizás Fernández): “esta es mi opinión y yo la comparto”.

Pasen y vean, señoras y señores. Es gratis.


Índice

Introducción

Partir de una posición privilegiada

De la simple falta de empatía a la psicopatía

El conocimiento, el razonamiento y el discurso

Las relaciones públicas y el uso efectivo de la mentira

El corporativismo militante

Minusvaloración de los que saben sabiéndote rodear de los que saben

De todo lo dicho…

 

Introducción

Antes que nada, debo aclarar una cosa. Cuando uno se mete en un berenjenal debe hacer algunas aclaraciones previas si no quieres ser protagonista de un escarnio público. Para que me entiendan los que han sustituido parte de su vocabulario por vocablos ingleses voy a hacer un pequeño disclaimer.

Al llegar a la sexta década de mi vida tengo que reconocer que tengo un cierto pesimismo con respecto a la especie humana. Me temo siempre lo peor de la sociedad en general y lo mejor de ciertos individuos muy concretos que conozco desde que tenía pelo sobre mi cráneo, más concretamente, desde el siglo pasado. No doy ni un duro por nosotros a largo plazo, hemos encontrado múltiples maneras de extinguirnos, todo un catálogo, solo tenemos que elegir la que nos parezca más adecuada como el que elige el color de la pintura de su dormitorio.

Uno de los problemas que veo para nuestra subsistencia es menos evidente que el calentamiento global, la sobrepoblación, las pandemias, las guerras, el nacionalismo, el racismo, la desigualdad entre clases y naciones o, incluso, uno de esos asteroides que dicen que cada cincuenta o cien millones de años choca con la Tierra.

El problema del que hablo es la organización. El ser humano evolucionó en grupos pequeños, nuestro cerebro está preparado para relacionarse en sociedades pequeñas, el líder natural sólo sabe dirigir de manera innata colectividades de un centenar de personas.

Sin embargo, las sociedades modernas son tremendamente complejas, incluyen en su seno millones y millones de personas y, más aún, en las últimas décadas ha venido para quedarse una, anárquica y sin gobierno, sociedad de ámbito global que engloba a la totalidad de los seres humanos. Globalidad desgobernada por cerebros que sólo están capacitados de manera natural para dirigir a un centenar de personas. ¿Y nos extraña que el mundo vaya mal?

Yo he conocido gentes con mucho poder, entendedme bien, no he comido con ellos ni he mantenido el más mínimo atisbo de amistad, soy una persona sencilla – que no simple - con un trabajo sencillo y unas aspiraciones sencillas. Ha sido casual, la mayoría de las veces ellos necesitaban de alguien que realizara un trabajo y yo estaba en condiciones de realizarlo y tenía la obligación contractual de realizarlo. Por casualidad también, quizás porque vivo cerca de urbanizaciones residenciales del alto copete, he conocido gentes con bastante poder y personajes con poder suficiente. Suficiente para mandar sobre mí. Y, como si de una curva fractal se tratara, el esquema es similar, se repite si hablas de un superjefe, un jefe importante o un directivo en general.

El retrato que voy a dibujar aquí – llegó la disculpa o el disclaimer - no lo cumple todo el mundo, no todo directivo acumula las mismas características, ahora bien, estas pinceladas del bosquejo se repiten – en todo o en parte – con bastante frecuencia. De todas las formas, las buenas gentes no suelen reconocerse en sus caricaturas, gracias a esta curiosa propiedad, el pijo no se reconoce en los chistes de pijos o el conductor agresivo no se reconoce en las conducciones agresivas de los demás, por poner solo dos ejemplos. Por lo tanto, a lo mejor no era necesario este párrafo y puedo estar tranquilo con la reacción de mis jefes anteriores – los actuales son magníficos – y tampoco creo que me lean, ni los anteriores ni los actuales.

Tampoco creo que las características que presentan los líderes sean casuales. Pienso que presentan esas características precisamente porque les ayudan a ser líderes. Y no olvidemos que todo ello tiene el sustrato de que formamos parte de sociedades complejas, con organizaciones grandes, múltiples problemas y conflictos y que nuestro cerebro no está preparado de manera natural para gobernarlas sino que hay que echar mano de métodos, técnicas y herramientas artificiales que hemos ido desarrollando a lo largo de la historia, pero que representan sólo soluciones parciales que suelen crear nuevos problemas que necesitan ser solucionados con nuevos artificios, y a esta regresión infinita la llamamos progreso.

Partir de una posición privilegiada

Partir de una posición social privilegiada es la forma más fácil para ser privilegiado. Es muy fácil de entender. Es como partir en una carrera de 100 metros lisos con 50 metros de ventaja. Vivimos en una sociedad de ideales meritocráticos, pero con una realidad que obedece poco al mérito, hay mucha reproducción social y poca movilidad social ascendente.

Para Harold Kerbo (1), las causas que los investigadores han identificado acerca del logro de las personas son la cualificación profesional, el estatus y la autoridad ocupacionales de los padres, las propiedades que se atesoran y la suerte.

En primer término, tenemos la cualificación profesional, ésta viene definida por las credenciales académicas, es decir sus estudios, y por la experiencia de trabajo que posea el individuo. Dicho de una manera sencilla, sería su currículo personal. Desde la escuela primaria los niños de las clases superiores tienen más probabilidades de tener un entorno familiar que les impulsa educativamente y, a su vez, esto hace que sea más probable que alcancen la universidad. También es sabido que los estudiantes que acceden a un título universitario tienen un 49% de ventaja ocupacional sobre los que no lo tienen.

El primer o primeros puestos de trabajo tienen una gran importancia en la vida profesional pues suelen especializar en algún área concreta y marcan el ritmo de ascenso social o estancamiento del profesional. El que los primeros puestos de trabajo sean mejores o peores también está muy relacionado con el origen de clase y, por tanto, del estatus y autoridad ocupacional de los padres. Las clases altas tienen acceso a redes sociales más poderosas y eficientes, dicho en román paladino tienen más y mejores enchufes y tráfico de influencias, por lo que les es más fácil colocarse en posiciones de partida mucho mejores.

Dios me libre de meterme con la monarquía que disfrutamos en nuestro país, tiene grandes ventajas que no se les ocultan a los ciudadanos que nos miran desde países con regímenes republicanos, pero hay que reconocer en este caso que el estatus y la autoridad ocupacionales del rey padre han influido, sin ningún linaje de dudas, en la posición del rey hijo.

Las investigaciones han resaltado también que los hijos de propietarios tienen mayor facilidad de alcanzar posiciones sociales altas. Es bastante evidente, por poner un ejemplo gráfico, que los hijos de los Duques de Alba(2) – el paradigma de familia propietaria en España - lo han tenido más fácil que los hijos del portero del Palacio de Liria (3) si es que existe esa función en dicho palacio.

Para terminar, con la suerte más vale no meterse, no me atrevería a decir que las clases privilegiadas tienen más suerte que las menos boyantes – por ahí dicen que los ricos también lloran -, eso sí, están más preparados para aguantar gran parte de los embates de la mala suerte.

De la simple falta de empatía a la psicopatía

Para ser un líder “comme il faut” hay que ser poco empático. Para despedir a la gente, echar broncas, presionar, tomar decisiones macroeconómicas que perjudican a muchos y, un sinnúmero de decisiones duras más, por no decir injustas, conviene preocuparse poco por la situación de los demás y mucho por la propia pues, en caso contrario, el sufrimiento sería difícil de soportar. Aunque también hay que reconocer que todo se puede entrenar, lo que más debe costar es el primer despido, la primera bajada de sueldos o la primera sentencia firme. Es una técnica útil cosificar al prójimo, es decir, reducir a la condición de cosa a las personas, de manera que si fastidias a una persona puede haber un factor emocional adverso, pero si fastidias un objeto… era sólo una cosa.

Tampoco hay que tener mucho amor a la ética. Si sigues un comportamiento moral te conviertes en inflexible con ciertas cosas, puedes perder muchas oportunidades de negocio que con una moral distraída no dejarías pasar. A la alta dirección le viene bien ser flexible y a nuestra sociedad, en plena época de relativismo y confusión de valores, también.

Muchas veces esto se disfraza diciendo: “es que yo soy muy competitivo”, después de cometer un acto poco empático y poco ético. Cuando yo oigo esto, se me encienden las alarmas, pues o es tonto y, es por tanto peligroso, o bien, está avisando de que va a medrar sin importar a quien pisa y es, por tanto, peligroso también.

La falta de ética y de empatía se relacionan con la psicopatía. Un psicópata (4) no es necesariamente un asesino en serie, la cultura popular – influenciada por el cine y la televisión – confunde ambos conceptos. Un psicópata se caracteriza por tener un marcado comportamiento antisocial, una empatía y unos remordimientos reducidos y un carácter más bien desinhibido.

Los psicópatas tienden a crear códigos de comportamiento propios, por lo cual, solo tienen culpa cuando incumplen sus propias normas y no tienen remordimientos cuando se saltan los códigos sociales. Eso no quiere decir que no conozcan las convenciones sociales, se pueden adaptar a los mismas, pasando desapercibidos para muchas personas y aprovechando las oportunidades que la sociedad les ofrece. Estos muchachos son jugadores de ventaja.

No estoy diciendo que todos los directivos sean psicópatas, se calcula que representan el 1% de la población, el 15% de la población carcelaria y entre el 4% y el 6% de los directivos, es decir, cinco veces más que en la población en general.

Lo que afirmo es que he visto que tener poca empatía y una ética fácil de modificar son características que ayudan a subir alto y, también digo que cuando he observado gentes moralmente irreprochables en puestos importantes en la sociedad me digo a mí mismo que tienen mucho, pero que mucho mérito.

El conocimiento, el razonamiento y el discurso

El directivo no suele ser una persona erudita, ni siquiera tiene que ser especialmente culta, basta con no desentonar. El gran Umberto Ecco (5) decía en su última novela, “Número Cero”, algo que nos viene aquí como anillo al dedo: “los perdedores como los autodidactas, tienen siempre conocimientos más vastos que los ganadores. Si quieres ganar tienes saber una sola cosa y no perder el tiempo en sabértelo todo; el placer de la erudición está reservado a los perdedores. Cuánto más sabe uno, es que peor le han ido las cosas”.

En cuanto al razonamiento, a un directivo no se le exige poder escribir un tratado de lógica, no tiene que ser Aristóteles (6). Ha habido presidentes de gobierno que se expresaban mediante lógica de orden cero, es decir, “si llueve me mojo” o “no es cosa menor sino mayor”.

El líder, el prohombre, tiene que elegir entre opciones a menudo simples, no son problemas de complejidad cuántica ni mucho menos. La cuestión es que, aunque sean simples del punto de vista lógico implican beneficios o perjuicios que afectan a muchas personas, el decidir bien o mal tiene mucho coste económico y emocional. Se dice que a los directivos se les paga tanto para que decidan bajo estrés en un corto espacio de tiempo y acertar. Y acertar, las más de las veces, supone dar con la solución mejor mirando desde el afán de lucro. Tenemos, como sociedad, serios problemas con la idea de beneficio.

El discurso de la persona encumbrada tiene que ser necesariamente informal. En las ligas de debate se enseña a defender una idea y la contraria, a mí siempre me pareció que esos concursos tienen un punto inmoral, es una técnica que se utiliza en las instituciones educativas norteamericanas desde hace mucho tiempo y se ha importado, tímidamente todavía, a España. El caso es que se prepara a la gente para encontrar argumentos en un sentido y en otro. Técnica muy útil en el mundo del tango “Cambalache”. Dicen que es lo que hacían los sofistas de la antigua Atenas en su época de decadencia. Y contradecirse amigos no es más que no ser formal en tus argumentos.

Por otra parte, el dirigente, debe ser un maestro de la falacia, los argumentos falaces son tremendamente efectivos para llevarte el gato al agua en una reunión. Una falacia es un razonamiento inválido o engañoso con apariencia de correcto que pretende ser convincente y, muchas veces, lo logra. Están clasificada e identificadas desde los tiempos de Aristóteles. Para mí la falacia más común es “ad hominen”, que es la que se produce cuando se ataca a la persona que presenta el argumento y no al argumento en sí.

Con el discurso informal tienes muchos más recursos en una discusión o un debate, pues no estás restringido por la coherencia. Pero, es que, además, te permite cambiar de bando, de partido, de ideales o, simplemente, de postura.

Las relaciones públicas y el uso efectivo de la mentira

He visto muy pocos directivos que fueran malos en las relaciones públicas. Tener la palabra justa, la broma a punto, acordarte de los nombres son cualidades muy importantes, pero no las únicas.

El directivo adaptado al medio, si tiene que decepcionar a alguien, procurará decepcionar al subordinado antes que al superior. También hay que decir al superior que sí por defecto y al subordinado que no, luego ya si eso cambias la estrategia, dependerá de las circunstancias. Así que debe tener programadas al menos dos caras, una mirada hacia arriba y otra hacia abajo, disponer de un número variable de caras o de posturas es todavía mejor.

También debe escoger a quién hacer favores y procurar que el superior le deba más cosas de las que él debe al superior. Pues nunca se sabe cuándo va a tener que cobrárselos.

El líder suele ser generoso con la mentira y más bien tacaño con la verdad, tiene que procurar dar buenas respuestas a todos los peticionarios de importancia, aunque no tenga ni puñetera idea de cómo satisfacer la petición y algunas soluciones entren en contradicción entre sí.

El líder adaptado tiene que aprender a usar con eficiencia la mentira para evitar quedar en entredicho, debe ser de apariencia coherente y factible, preferiblemente una verdad a medias, en cambio, un absurdo o algo improbable puede desacreditar una reputación.

Un sistema muy efectivo para conducirte entre demandas, peticiones, entregas y demás zarandajas es decir a todo que sí, o mejor dicho, nunca decir que no, que sí pero hay que tener en cuenta la situación general, sí pero hay que tener en cuenta la escasez de los recursos y la gravedad de los problemas y otra fórmulas del mismo tenor. Y dejo para el final el mejor de los síes, cuando el interlocutor harto de pedir sucesivas veces lo mismo inquiere con cierta agresividad que ya le ha pedido siete veces eso tan importante que su organización debe hacer, la contestación mágica es: “¿ah sí?”. Como si fuera la primera vez que lo escucha, lo que tiene la inmensa ventaja de volver a poner el reloj a cero.

La mentira tiene un problema, tiene un techo, es eficiente pero no eficaz, tiene costes marginales. La que es eficaz es la verdad, bien usada es un bisturí, he visto caer castillos de naipes con una sola verdad dicha en el sitio justo y en el momento adecuado. Ahora bien, hay que ser valiente para usarla y, de hecho, se suele decir que son los niños y los borrachos los que la dicen, a los que yo añadiría, aquellos que la dicen porque en ese momento no sabían que no se podía decir.

El corporativismo militante

Pertenecer a un grupo o facción puede ser un buen trampolín social. Un grupo poderoso, en sus tiempos la masonería, hoy en día, un partido político, el Opus Dei, un cuerpo de funcionarios de élite, asociaciones profesionales, por poner unos ejemplos, procuran protección, generan tráfico de influencias en función del poder del grupo y aseguran un currículo prometedor.

A cambio tienes que aceptar la defensa pública del ideario del grupo - aunque en privado puedes pensar lo te plazca - participar en sus órganos de gobierno, procurar el cierre social para el acceso al grupo (7) y ser conocido en sus filas, en una palabra: ser militante.

 

Minusvaloración de los que saben sabiéndote rodear de los que saben

Como ya hemos señalado, para ser un líder no hay que saberlo todo, tampoco hay que ser un ignorante, dejémoslo en un término medio. Por lo tanto, el directivo debe saber rodearse de gente que sabe aquello sobre lo que él no sabe.

Por otra parte, el ego y la búsqueda de prestigio son características normalmente asociadas al liderazgo. Tener un cierto grado de egolatría proporciona mucha confianza en uno mismo, pues tiende a difuminar los defectos y a resaltar las virtudes, incluso, te puede quedar ego para inventarte virtudes que no tienes.

Conocí a un tipo que mantenía que había estado en el stand de Microsoft cuando presentó su compilador del lenguaje de programación Basic y había hablado con Bill Gates; otra persona, se atribuía la realización de múltiples normas legales, la participación en cientos de comités de expertos y la puesta en marcha cientos de proyectos, al tiempo que se quitaba años, sin darse cuenta de que se los debía añadir para haber estado en tantos sitios y participado en tantos proyectos.

Tener una buena reputación y prestigio es un capital para estas gentes de Dios. Sus puestos suelen ser de designación directa y deben mantener su nombre libre de máculas como la fama de incompetente o de corrupto, aunque, no sin cierto cinismo, diré que es posible que tener fama de corrupto pueda abrir puestas oscuras.

Por eso, aunque necesitan personas competentes a su alrededor, por obra del mantenimiento del ego y del prestigio, debe procurar que los egos y prestigios de sus asesores se mantengan dentro de unos niveles aceptables y nunca superiores al suyo. Que no se hundan en la miseria pero que tampoco destaquen sobre el jefe. Una buena técnica consiste en elogios cuando están y críticas tipo “¡tengo yo que hacerlo todo!” cuando no están.

De todo lo dicho…

Tenemos que quedarnos con que no existen los tipos ideales, ni lo perfectamente bueno ni lo perfectamente malo, no hay arquetipos ni fórmulas únicas. Los arquetipos y los tipos ideales son modelos que están fuera de mundo real.

Las personas presentan características propias que las definen y las diferencian de todas las demás. Por lo tanto, no quiero decir que todos los directivos, dirigentes o líderes sean unos desalmados, he encontrado buena gente en todas partes de la misma manera que me he encontrado con personajes con los que no iría ni de tapas.

Lo que afirmo es que existen ciertas características que se repiten con frecuencia y en diferente grado, y que esas características están presentes porque son ventajas evolutivas en la ordenada selva de las organizaciones humanas.

 

Juan Carlos Barajas Martínez

Sociólogo

 

Notas:

  1. Harold Kerbo es profesor de sociología de la Universidad Politécnica de California en San Luis Obispo, especialista en estratificación social y desigualdad.
  2. El ducado de Alba de Tormes, comúnmente denominado ducado de Alba a secas, es un título nobiliario hereditario que el rey Enrique IV de Castilla otorgó, en 1472, a García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, ii conde de Alba de Tormes, al convertir su condado de Alba de Tormes en un ducado, que hoy en día, y desde hace más de quinientos años, es uno de los principales y más tradicionales títulos del Reino de España y el que le da nombre a la Casa de Alba, como propietaria del mismo, constituyendo uno de los linajes familiares más importante de España, como la casa de Medinaceli, cuyo origen es la primogenitura real de Castilla.
  3. El palacio de Liria es un gran palacio urbano situado en Madrid, construido en el siglo xviii. Desde principios del xix es la residencia oficial de la Casa de Alba en la capital de España y principal sede de su invaluable colección de arte y archivo histórico.1​ Se ubica en los números 20-22 de la actual calle de la Princesa, en una zona conocida antaño como barrio de los Afligidos. Es considerado el domicilio particular más grande de Madrid (200 estancias en 3500 m²), sus amplios jardines son los únicos de propiedad privada que figuran destacados en muchos planos de la ciudad y ya en la época de su construcción fue considerada la mejor mansión de la aristocracia madrileña, a la que solo superaba el Palacio Real.
  4. Test del psicópata, para medirte tú mismo tu nivel de psicopatía
  5. Umberto Eco (Alessandria, 5 de enero de 1932-Milán, 19 de febrero de 2016)1​ fue un escritor, filósofo y profesor de universidad italiano, autor de numerosos ensayos sobre semiótica, estética, lingüística y filosofía, así como de varias novelas. El nombre de la rosa es la más conocida.
  6. Aristóteles (Estagira, 384 a. C.-Calcis, 322 a. C.) fue un polímata: filósofo, lógico y científico de la Antigua Grecia cuyas ideas han ejercido una enorme influencia sobre la historia intelectual de Occidente por más de dos milenios. Aristóteles escribió cerca de 200 tratados (de los cuales solo nos han llegado 31) sobre una enorme variedad de temas, entre ellos: lógica, metafísica, filosofía de la ciencia, ética, filosofía política, estética, retórica, física, astronomía y biología.1 Aristóteles transformó muchas, si no todas, las áreas del conocimiento que abordó. Es reconocido como el padre fundador de la lógica y de la biología, pues si bien existen reflexiones y escritos previos sobre ambas materias, es en el trabajo de Aristóteles, donde se encuentran las primeras investigaciones sistemáticas al respecto. Entre muchas otras contribuciones, Aristóteles formuló la teoría de la generación espontánea, el principio de no contradicción, las nociones de categoría, sustancia, acto, potencia y primer motor inmóvil. Algunas de sus ideas, que fueron novedosas para la filosofía de su tiempo, hoy forman parte del sentido común de muchas personas. Aristóteles fue discípulo de Platón y de otros pensadores (como Eudoxo) durante los veinte años que estuvo en la Academia de Atenas. Fue maestro de Alejandro Magno en el Reino de Macedonia. En la última etapa de su vida fundó el Liceo en Atenas, donde enseñó hasta un año antes de su muerte.
  7. Cierre social, Weber lo llamaba cierre de clase, el sociólogo británico neoweberiano Frank Parkin define el cierre social como el proceso mediante el cual las colectividades sociales buscan ampliar al máximo sus recompensas limitando el acceso a los recursos y oportunidades y a un número restringido de candidatos. Ello supone la necesidad de designar ciertos atributos sociales o físicos como bases justificativas de tal exclusión entre los que destaca el origen familiar. Por supuesto este cierre social tiene como contrapartida estrategias de usurpación practicadas por los agentes excluidos del proceso.

Bibliografía:


Harold R. Kerbo

Estratificación Social y Desigualdad

McGraw-Hill

Madrid 2003. 5ª Edición

 

ARP_Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico

Falacias lógicas explicadas gráficamente

https://falacias.escepticos.es/

 

Juan Carlos Barajas Martínez

Autorretrato 1111. El fracaso como una de las Bellas Artes

Autorretratos Binarios

Micro Sociología Divertida

https://sociologiadivertida.tumblr.com/post/155124749368/autorretrato-1111-el-fracaso-como-una-de-las

 

Juan Carlos Barajas Martínez

La Insoportable Superioridad del Pensamiento Informal

Sociología Divertida

https://sociologiadivertida.blogspot.com/2017/01/la-insoportable-superioridad-del.html

 

 

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