lunes, 9 de junio de 2014

El Mayor Invento de la Humanidad: La Cultura




Foto tomada del blog universal-culture.blogspot.com


Como Max Weber, creo que el hombre es un animal
suspendido en unas telarañas de significados que él
mismo ha ido tejiendo. La cultura son esas telarañas.
Clifford Geertz. The interpretation of cultures.

La función capital de la cultura, su verdadera razón
De ser, es defendernos contra la naturaleza.
Sigmund Freud. El porvenir de una ilusión III


El concepto de cultura en las ciencias sociales

Mi madre repetía a menudo a quien quisiera oírlo que a mi hermano y a mí mis padres no podían dejarnos posesiones ni dinero pero que harían todo lo posible por proporcionarnos una “cultura”. Mi madre se refería al significado común de la palabra cultura.  Mi madre veía la cultura como un conjunto de conocimientos, entre los que destacaba una carrera universitaria pero incluía también a la literatura, la música, la ciencia o el cine, que me permitirían alcanzar un estatus y una renta superior a la que mis padres tenían. Tengo que afirmar que los dos, mis padres, cumplieron con creces su parte del trato hasta donde pudieron, tengo mis dudas de que yo haya cumplido completamente la mía, sobre todo he fallado en esto de convertir los bienes culturales de que dispongo – lo que calificarían como capital humano los amantes de la economía clásica - en dinero; en cualquier caso, también he llegado hasta donde he podido, o me han dejado, que no es lo mismo pero al final es igual.

Pero en las ciencias sociales el concepto de cultura es diferente y es que la palabreja en cuestión es de esas que, aunque teniendo la misma raíz latina – significaba cultivo -, tiene en castellano múltiples significados. De hecho, si hemos de hacer caso al diccionario de la Real Academia, tiene seis (1). Aunque seis son pocos significados si los comparamos con las ciento cincuenta definiciones de cultura, desde el punto de vista de las ciencias sociales, que Kroeber y Kickhohn inventariaron en un libro que trataba específicamente de este tema (2). Y esto puede sorprender pero es que por la cultura de las sociedades se han preocupado mucho los sociólogos y los antropólogos en primera instancia, como asunto primordial y, por supuesto, también ha influido enormemente en los enfoques y teorías de la psicología social, de la ciencia política e, incluso, de la economía y la historia.

Entonces, ¿en qué consiste la cultura para las ciencias sociales?. Creo que el lector me odiaría con mucha razón si empezara a relacionar las ciento cincuenta definiciones, además para eso ya está el libro de Kroeber y Kickhohn. Hay muchas definiciones válidas pero elegiremos una. El gran antropólogo Malinowski (3) se refería a la cultura como “el conjunto integral constituido por los utensilios y bienes de consumo, por el cuerpo de normas que rige los diversos grupos sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres. Ya consideremos una cultura muy simple y primitiva o una extremadamente compleja y desarrollada, estaremos en presencia de un vasto aparato, en parte material, en parte humano y en parte espiritual, con el que el hombre es capaz de superar los problemas concretos y específicos que lo enfrentan”.

Malinowski quiso subrayar tres aspectos básicos de la cultura. En primer lugar, que la cultura, en tanto en cuanto que el ser humano es una especie animal, tiene una base biológica. Ha surgido durante el proceso evolutivo de los homínidos. En segundo término, gracias a la tecnología propia de cada cultura, el ser humano ha creado un ambiente secundario, una especie de urna de protección para adaptarse al medio y mejorar las condiciones de vida de los miembros de una sociedad. Y, por último, la definición de cultura debe tener en cuenta otro aspecto esencial: la organización, ya que con el propósito de lograr cualquier objetivo o alcanzar un fin los humanos deben organizarse socialmente y esto se convierte en una tendencia a crear grupos sociales permanentes.

La cultura presenta una serie de rasgos comunes, por un lado, y una gran diversidad cultural entre las diferentes sociedades, incluso en sociedades complejas, podemos encontrar una gran diversidad cultural dentro de ellas. Vamos a hablar de ello a continuación, de lo que une a todas las culturas y lo que las diferencia.

Rasgos comunes a todas las culturas

El rasgo común sobresaliente es que la cultura es específica de las sociedades humanas. Aunque se ha puesto mucho énfasis en las protoculturas de los simios (4), el carácter simbólico de la cultura, el aprendizaje social y los métodos de reproducción cultural mediante el lenguaje entre otras características exclusivas, hacen que sean sólo los humanos los únicos seres capaces sobre la faz de la Tierra de crear y transmitir la cultura.

Por tanto la cultura es el factor fundamental de la sociabilidad humana y sólo puede desarrollarse en sociedad. La cultura identifica a las sociedades e identifica a cada persona con la sociedad a la que pertenece y, lo que es más importante, permite a cada individuo autoidentificarse con la sociedad de la que forma parte.

La cultura no está escrita en nuestro código genético. Se trata de una adquisición, no es innata, se aprende. Las personas aprenden el acervo cultural de su sociedad mediante los procesos de aprendizaje formal y la socialización (5). La cultura es simbólica, los símbolos, el lenguaje y la mera observación de los comportamientos de los demás son los vehículos del aprendizaje cultural, lo que todavía hace a la cultura más humana, que yo sepa no hay por ahí miembros del reino animal con capacidad de compresión simbólica, quizás algún primo simio, pero de manera muy embrionaria.

En toda sociedad la cultura está institucionalizada. No exactamente en el sentido de que toda cultura pertenece a una sociedad que debe tener un Estado hablando en términos políticos o jurídicos, ni instituciones formales de gobierno, éstas aparecieron en tiempos históricos recientes (6). (¿hablar de cultura sociedad y estado?) Aquí el término institución social se entiende como pautas de comportamiento con un amplio consenso social, tan amplio, que si las sigues se trata de un comportamiento normal y si no lo haces puedes incurrir, como mínimo en una extravagancia y, como máximo… no hay máximo puede pasarte cualquier cosa dependiendo de la sociedad y el tiempo histórico en el que estés. Hay sociedades muy poco tolerantes en esto de las desviaciones culturales.

Por tanto las pautas culturales, es decir, las normas, los valores, las creencias, las costumbres, las leyes conforman un cuerpo de instituciones que regulan el comportamiento social e influyen en la personalidad de los miembros de la sociedad. Lo veremos más adelante.

La cultura hace posible una mejor adaptación del hombre al medio físico, con la utilización de todo un componente de medios materiales, de tecnología, que nos permiten elevarnos por encima de las posibilidades que la madre Naturaleza nos dotó en origen. No olvidemos, por ejemplo, que el ser humano ha poblado toda la Tierra aunque seamos originarios de África, yo personalmente, por muchos documentales del National Geographic que he visto, nunca he tenido noticias de una gacela o una serpiente de cascabel paseando por las cercanías del círculo polar ártico, sin embargo, parece que los esquimales se dan mucha maña en estos menesteres. Y puestos a poner ejemplos, los seres humanos no parecen muy adaptados por sí mismos para pasear por el suelo ceniciento de la Luna, sin embargo, miembros de la tribu de los Estados Unidos que, a pesar de ser gente extraña y un poco maniática, no dejan de ser humanos, se han dado unos cuantos garbeos por nuestro satélite.

Me gustaría realizar dos apuntes breves más acerca de cómo la cultura nos permite adaptarnos al medio físico. En primer lugar, en cierto modo la cultura se impone a la naturaleza. La cultura toma las necesidades biológicas que compartimos con otros animales y nos enseña a expresarlas de formas particulares. Por ejemplo, las personas tienen que comer, pero la cultura nos enseña qué, cuándo y cómo. Otro ejemplo puede ser cuando se asignan horarios de baño en un balneario, la naturaleza ha creado la fuente termal, pero para el usuario sólo existe hasta las seis de la tarde.

El segundo apunte que quería hacer es que la cultura no sólo nos permite adaptarnos bien al medio, también tiene su lado oscuro, la cultura puede ser mal adaptante, amenazando la existencia continuada del grupo, es decir, la supervivencia y la reproducción. El ejemplo más fácil son los patrones culturales modernos como las políticas que fomentan la superpoblación, el consumismo desmedido o la contaminación ambiental que no parecen conductas que a largo plazo sean buenas para nuestro medio ambiente sino todo lo contrario.

Más aún, las prácticas que son mal adaptantes o inocuas para una cultura podrían ser perjudiciales para otra con la que comercia o la que domina políticamente. Ejemplos en la historia hay a raudales.

La diversidad cultural

En un restaurante de Caracas, mi compañero de trabajo y de viaje, le dijo al camarero, “¡vale!”, para indicarle que ya tenía suficiente comida en el plato, sin embargo, el camarero le echó otro cazo de comida y se quedó expectante, mi compañero alarmado dijo “!qué vale¡, ¡qué vale!” y el camarero mirando a mi compañero como si estuviera loco, le sirvió hasta que la comida rebasaba los bordes del plato, se hubiera podido poner una banderita en la parte superior del montón comida como si de una cumbre borrascosa se tratara. “Pero si le he dicho que vale” – dijo desesperado mi compañero – “Pero si no cabe más en el plato” – le contestó el camarero. Un señor de una mesa vecina, disimulando apenas que la escena le había divertido mucho, explicó al viajero español y al camarero venezolano que España y Venezuela están separadas  por la misma lengua y que lo que esta parte del océano puede significar que vale que ya está bien en aquella parte del charco puede significar que vale que eche más. Incluso en culturas tan parecidas puede haber equívocos culturales.

Lo que le pasó a este amigo con el camarero caraqueño fue un episodio muy leve de lo que se denomina choque cultural, que es la desorientación, incomprensión o reacción desagradable que se produce al vernos expuestos a una cultura diferente que cuestiona nuestros propios parámetros culturales. Y digo leve porque los choques culturales pueden traer consecuencias muy desagradables.

Y es que la Tierra está poblada por miles de sociedades y grupos sociales distintos con culturas distintas. La especie humana presenta una enorme diversidad cultural desde  los famosos yanomamos (7) del Amazonas, tantas veces estudiados por los antropólogos, hasta el otro vivero de la antropología, la isla de Nueva Guinea (8), en donde se hablan miles de lenguas distintas, pasando por las grandes culturas, las europeas, las árabes o las orientales. Además existen distintos niveles en las culturas de manera que este asunto es bastante complicado de analizar. Vamos a ver si ponemos un poco de orden en este maremágnum.

En una primera división podemos hablar de cultura nacional e internacional. La cultura nacional se refiere a las experiencias, creencias, patrones de comportamiento y valores compartidos por los ciudadanos de un mismo Estado. El concepto es tan intuitivo que no se necesitan ejemplos. Cultura internacional es el término utilizado cuando hablamos de tradiciones culturales que se extienden más allá de las fronteras nacionales como la cultura europea o la cultura árabe.

Pero en la realidad todo es más complicado. Sabemos por experiencia que muchas sociedades son multiculturales, en muchas naciones existen múltiples creencias, visiones del mundo, formas de hacer las cosas. En España, por ejemplo, tenemos diferentes lenguas, culturas y tradiciones no exentas de tensiones entre ellas, pero es que además, con los grandes procesos migratorios, hay comunidades musulmanas, latinoamericanas que han traído sus propios patrones culturales convirtiendo a la sociedad española en claramente multicultural compuesta de distintas subculturas.

El término subcultura hace referencia a las manifestaciones culturales que distinguen a un segmento de la población. Se puede hablar de subcultura de la juventud o de subcultura gay pero otras subculturas tienen su origen en la etnicidad,  la religión o clase, como por ejemplo, las subculturas judía, católica o protestante en una sociedad multirreligiosa como la de los Estados Unidos. No siempre es correcto clasificar a las personas en categorías subculturales porque en las sociedades complejas una misma persona pertenece o comparte criterios con distintos universos culturales a los que dedica dosis variable de lealtad y desapego a cada una de ellas.

Lógicamente, si hablamos de diversidad cultural y distintas subculturas no sólo estamos hablando de variedad, hemos de analizar si existe una jerarquía entre ellas. A menudo consideramos como cultura dominante a la cultura de los segmentos dominantes de una sociedad, pero este término no es muy del agrado de muchos sociólogos y antropólogos pues de alguna manera el término menosprecia al resto y, ya se sabe, en esto del estudio de las culturas, no se puede considerar a unas superiores a las otras o caerás en el prejuicio cultural o en alguna forma de “centrismo cultural” como veremos un poco más adelante.

La diversidad cultural también puede manifestarse en forma de rechazo u oposición a los valores de una sociedad. Este tipo de manifestaciones culturales contrarias a los valores dominantes de una sociedad se le denomina contracultura. El ejemplo más gráfico de contracultura podemos encontrarlo en los movimientos juveniles. En los años ’60 surgió el movimiento “hippy”(9), o jipi según la Real Academia, que se oponía a valores como la competitividad, el individualismo y el consumismo; o el movimiento “punk” de finales de los ’70, protagonizado por una juventud víctima de la crisis del petróleo y que adoptaba los modos y maneras más desagradables a la estética y ética mayoritaria en la sociedad.

La diversidad cultural también se aprecia entre las clases sociales. Al principio os comentaba como mi madre estaba preocupada porque mi hermano y yo fuéramos gente culta, sofisticada, amantes de las bellas artes y capaces de expresarnos con propiedad en cualquier ambiente. En una palabra, que al menos en lo que se refiere a nuestro nivel cultural nos alineáramos con las élites sociales. Mucho le tengo que agradecer a la constancia de mi madre porque nunca he desentonado en las raras ocasiones que he tenido que alternar con jueces, diplomáticos y alguna que otra alta magistratura del Estado.

Pero, volvamos a la sociología, hemos de distinguir entre cultura elitista, que son las manifestaciones culturales de las que se sirven las élites para distinguirse del resto de la sociedad, y cultura popular, que se refiere a las manifestaciones culturales ampliamente difundidas entre los miembros de una sociedad. De esta manera, la sinfonía nº 6 de Chaikovski pertenecería a la cultura elitista y la canción “Michelle” de los Beatles pertenecería a la cultura popular. Y este ejemplo me permite ilustrar, con dos piezas que me encantan y que me parecen muy meritorias, que para los sociólogos la cultura elitista no es superior a la cultura popular, no somos críticos musicales.

El gran sociólogo francés Pierre Bourdieu (10) trató mucho de estos asuntos, recuerdo haber pasado muy buenos ratos leyéndolo. Como cuando habla de una investigación acerca de las Cuatro Estaciones de Vivaldi y de cómo, conforme fue siendo conocida esta pieza musical por más capas de la población, las élites fueron cambiando su opinión hacia la misma, abrazando a otras composiciones de la música clásica menos conocidas, como iconos culturales.

¿Existe una cultura global?

Mancionis y Plummer (11), se plantean está pregunta. Yo la contestaría afirmativamente.  Un día, hace ya muchos años cuando estaba de moda, paseando por las calles de Asuán, al sur de Egipto, escuché “¡vaya, vaya, aquí no hay playa!”, que es la última canción que esperaba oír. Como mucho, tan lejos de España, estaba preparado para escuchar algo de Julio Iglesias.

A pesar de que actualmente hay miles de culturas en el mundo, éste se nos ha hecho mucho más pequeño. En cualquier parte puedes comerte una hamburguesa que te sabe igual que la del McDonald’s de la Gran Vía, a la gente la ves vestir vaqueros o llevar traje y corbata, encuentras camisetas del Madrid o del Barça en cualquier latitud, oyes la misma música en una Bazar del Cairo que en un chiringuito de Shaghai. Las sociedades nunca han estado tan interrelacionadas mediante todo tipo de vínculos y contactos como ahora mismo lo están. A esto contribuyen, entre otras circunstancias, la existencia de una economía global, las comunicaciones globales y el flujo global de personas.

Estos vínculos globales hacen que las culturas se parezcan un poco más, al menos en los aspectos más superficiales. Pero también han generado  problemas de desigualdad y de rechazo y autoafirmación de valores propios, muchas veces, por desgracia, con el recurso a la violencia.

Continuará

Creo que voy a utilizar la técnica del “continuará” de los viejos folletines de los periódicos dieciochescos o de las series de televisión. No me ha cabido todo lo que quiero decir sobre la cultura en un único artículo lo que llenará de regocijo al grupo de amigos que me acusan de escribir artículos largos. Pero, ¿cómo hablar de la cultura social sin tratar temas como los componentes de la cultura, sobre cómo se difunde, sobre el relativismo cultural, sobre cómo afecta la cultura de la sociedad a la personalidad de los individuos o cómo ven a la cultura las principales escuelas sociológicas?. La solución: en un próximo capítulo. Para aliviar la tensión de espera ya os adelanto que el asesino no es el mayordomo.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Notas:

  1. Cultura en el diccionario de la RAE
  2. A.L. Kroeber y C. Kluckhon: Culture, a critical review of concepts and definitions. Random House, Nueva York, 1963
  3. Bronislaw Malinowsky en la Wikipedia
  4. Nuestros parientes cercanos chimpancés y los gorilas, tienen capacidades culturales rudimentarias. Es lo que se denomina por los etólogos, protocultura. Sin embargo ningún otro animal tiene las capacidades culturales elaboradas – aprender, comunicar, almacenar, procesar y utilizar la información – en la misma medida que el género homo.
  5. La socialización es el proceso mediante el cual el ser humano aprende e interioriza, en el transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medioambiente, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir.
  6. Hay que distinguir entre cultura, sociedad y Estado. La cultura se refiere a unas pautas comunes de vida de un grupo social. Un Estado es una entidad política con un territorio con fronteras reconocidas y una sociedad hace referencia a la interacción ordenada de las personas en un ámbito territorial que puede ser un Estado, o inferior o superior al nivel del Estado. Podemos hablar de sociedad madrileña, sociedad española o sociedad europea.
  7. La tribu de los yanomamos en la Wikipedia
  8. La isla de Nueva Guinea en la Wikipedia
  9. El movimiento hippy, hippie o jipi en la Wikipedia
  10. Pierre Bourdieu en la Wikipedia
  11. John Mancionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU. Para más información pulsa aquí. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido. Para más información pulse aquí.

Bibliografía:

La explicación Sociológica
Una introducción a la Sociología
2ª Edición
José Félix Tezanos
UNED
Madrid 1998

Sociología,
John Mancionis y Ken Plummer,
Pearson Prentice Hall,
Madrid 2005

Antropología, una explicación de la diversidad humana,
Conrad Phillip Kottak,
McGraw-Hill,
Madrid 1999

es.wikipedia.org


















No hay comentarios:

Publicar un comentario