Foto tomada del blog universal-culture.blogspot.com |
Como Max Weber, creo que el
hombre es un animal
suspendido en unas telarañas
de significados que él
mismo ha ido tejiendo. La
cultura son esas telarañas.
Clifford Geertz. The
interpretation of cultures.
La función capital de la
cultura, su verdadera razón
De ser, es defendernos contra
la naturaleza.
Sigmund Freud. El porvenir de una ilusión III
El concepto de cultura en las ciencias sociales
Mi madre repetía a menudo a quien
quisiera oírlo que a mi hermano y a mí mis padres no podían dejarnos posesiones
ni dinero pero que harían todo lo posible por proporcionarnos una “cultura”. Mi
madre se refería al significado común de la palabra cultura. Mi madre veía la cultura como un conjunto de
conocimientos, entre los que destacaba una carrera universitaria pero incluía
también a la literatura, la música, la ciencia o el cine, que me permitirían
alcanzar un estatus y una renta superior a la que mis padres tenían. Tengo que
afirmar que los dos, mis padres, cumplieron con creces su parte del trato hasta
donde pudieron, tengo mis dudas de que yo haya cumplido completamente la mía, sobre
todo he fallado en esto de convertir los bienes culturales de que dispongo – lo
que calificarían como capital humano los amantes de la economía clásica - en
dinero; en cualquier caso, también he llegado hasta donde he podido, o me han
dejado, que no es lo mismo pero al final es igual.
Pero en las ciencias sociales el
concepto de cultura es diferente y es que la palabreja en cuestión es de esas
que, aunque teniendo la misma raíz latina – significaba cultivo -, tiene en
castellano múltiples significados. De hecho, si hemos de hacer caso al
diccionario de la Real
Academia, tiene seis (1). Aunque seis son pocos significados si los
comparamos con las ciento cincuenta definiciones de cultura, desde el punto de
vista de las ciencias sociales, que Kroeber y Kickhohn inventariaron en un
libro que trataba específicamente de este tema (2). Y esto puede sorprender pero es que por la
cultura de las sociedades se han preocupado mucho los sociólogos y los
antropólogos en primera instancia, como asunto primordial y, por supuesto,
también ha influido enormemente en los enfoques y teorías de la psicología
social, de la ciencia política e, incluso, de la economía y la historia.
Entonces, ¿en qué consiste la
cultura para las ciencias sociales?. Creo que el lector me odiaría con mucha
razón si empezara a relacionar las ciento cincuenta definiciones, además para
eso ya está el libro de Kroeber y Kickhohn. Hay muchas definiciones válidas
pero elegiremos una. El gran antropólogo Malinowski (3) se refería a la cultura
como “el conjunto integral constituido
por los utensilios y bienes de consumo, por el cuerpo de normas que rige los
diversos grupos sociales, por las ideas y artesanías, creencias y costumbres.
Ya consideremos una cultura muy simple y primitiva o una extremadamente
compleja y desarrollada, estaremos en presencia de un vasto aparato, en parte
material, en parte humano y en parte espiritual, con el que el hombre es capaz
de superar los problemas concretos y específicos que lo enfrentan”.
Malinowski quiso subrayar tres
aspectos básicos de la
cultura. En primer lugar, que la cultura, en tanto en cuanto
que el ser humano es una especie animal, tiene una base biológica. Ha surgido durante el proceso evolutivo de los
homínidos. En segundo término, gracias a la tecnología propia de cada cultura,
el ser humano ha creado un ambiente secundario, una especie de urna de
protección para adaptarse al medio y
mejorar las condiciones de vida de los miembros de una sociedad. Y, por último,
la definición de cultura debe tener en cuenta otro aspecto esencial: la organización, ya que con el
propósito de lograr cualquier objetivo o alcanzar un fin los humanos deben
organizarse socialmente y esto se convierte en una tendencia a crear grupos
sociales permanentes.
La cultura presenta una serie de
rasgos comunes, por un lado, y una gran diversidad cultural entre las
diferentes sociedades, incluso en sociedades complejas, podemos encontrar una
gran diversidad cultural dentro de ellas. Vamos a hablar de ello a continuación,
de lo que une a todas las culturas y lo que las diferencia.
Rasgos comunes a todas las culturas
El rasgo común sobresaliente es
que la cultura es específica de las
sociedades humanas. Aunque se ha puesto mucho énfasis en las protoculturas
de los simios (4), el carácter simbólico de la cultura, el aprendizaje social y
los métodos de reproducción cultural mediante el lenguaje entre otras
características exclusivas, hacen que sean sólo los humanos los únicos seres capaces
sobre la faz de la Tierra de crear y transmitir la cultura.
Por tanto la cultura es el factor
fundamental de la sociabilidad humana y sólo
puede desarrollarse en sociedad. La cultura identifica a las sociedades e
identifica a cada persona con la sociedad a la que pertenece y, lo que es más
importante, permite a cada individuo autoidentificarse con la sociedad de la
que forma parte.
La cultura no está escrita en
nuestro código genético. Se trata de una adquisición, no es innata, se aprende. Las personas aprenden el acervo cultural
de su sociedad mediante los procesos de aprendizaje formal y la socialización
(5). La cultura es simbólica, los
símbolos, el lenguaje y la mera observación de los comportamientos de los demás
son los vehículos del aprendizaje cultural, lo que todavía hace a la cultura
más humana, que yo sepa no hay por ahí miembros del reino animal con capacidad
de compresión simbólica, quizás algún primo simio, pero de manera muy
embrionaria.
En toda sociedad la cultura está institucionalizada. No exactamente en
el sentido de que toda cultura pertenece a una sociedad que debe tener un
Estado hablando en términos políticos o jurídicos, ni instituciones formales de
gobierno, éstas aparecieron en tiempos históricos recientes (6). (¿hablar de cultura sociedad y estado?) Aquí
el término institución social se entiende como pautas de comportamiento con un
amplio consenso social, tan amplio, que si las sigues se trata de un
comportamiento normal y si no lo haces puedes incurrir, como mínimo en una
extravagancia y, como máximo… no hay máximo puede pasarte cualquier cosa
dependiendo de la sociedad y el tiempo histórico en el que estés. Hay
sociedades muy poco tolerantes en esto de las desviaciones culturales.
Por tanto las pautas culturales,
es decir, las normas, los valores, las creencias, las costumbres, las leyes
conforman un cuerpo de instituciones que regulan el comportamiento social e
influyen en la personalidad de los miembros de la sociedad. Lo veremos
más adelante.
La cultura hace posible una mejor
adaptación del hombre al medio físico,
con la utilización de todo un componente de medios materiales, de tecnología,
que nos permiten elevarnos por encima de las posibilidades que la madre Naturaleza
nos dotó en origen. No olvidemos, por ejemplo, que el ser humano ha poblado
toda la Tierra aunque seamos originarios de África, yo personalmente, por
muchos documentales del National Geographic que he visto, nunca he tenido
noticias de una gacela o una serpiente de cascabel paseando por las cercanías del
círculo polar ártico, sin embargo, parece que los esquimales se dan mucha maña
en estos menesteres. Y puestos a poner ejemplos, los seres humanos no parecen
muy adaptados por sí mismos para pasear por el suelo ceniciento de la Luna, sin
embargo, miembros de la tribu de los Estados Unidos que, a pesar de ser gente
extraña y un poco maniática, no dejan de ser humanos, se han dado unos cuantos
garbeos por nuestro satélite.
Me gustaría realizar dos apuntes
breves más acerca de cómo la cultura nos permite adaptarnos al medio físico. En
primer lugar, en cierto modo la cultura se impone a la naturaleza. La
cultura toma las necesidades biológicas que compartimos con otros animales y
nos enseña a expresarlas de formas particulares. Por ejemplo, las personas
tienen que comer, pero la cultura nos enseña qué, cuándo y cómo. Otro ejemplo
puede ser cuando se asignan horarios de baño en un balneario, la naturaleza ha
creado la fuente termal, pero para el usuario sólo existe hasta las seis de la
tarde.
El segundo apunte que quería
hacer es que la cultura no sólo nos permite adaptarnos bien al medio, también
tiene su lado oscuro, la cultura puede ser mal adaptante, amenazando la
existencia continuada del grupo, es decir, la supervivencia y la reproducción. El
ejemplo más fácil son los patrones culturales modernos como las políticas que
fomentan la superpoblación, el consumismo desmedido o la contaminación
ambiental que no parecen conductas que a largo plazo sean buenas para nuestro
medio ambiente sino todo lo contrario.
Más aún, las prácticas que son
mal adaptantes o inocuas para una cultura podrían ser perjudiciales para otra
con la que comercia o la que domina políticamente. Ejemplos en la historia hay
a raudales.
La diversidad cultural
En un restaurante de Caracas, mi
compañero de trabajo y de viaje, le dijo al camarero, “¡vale!”, para indicarle que ya tenía suficiente comida en el plato,
sin embargo, el camarero le echó otro cazo de comida y se quedó expectante, mi
compañero alarmado dijo “!qué vale¡, ¡qué
vale!” y el camarero mirando a mi compañero como si estuviera loco, le
sirvió hasta que la comida rebasaba los bordes del plato, se hubiera podido
poner una banderita en la parte superior del montón comida como si de una
cumbre borrascosa se tratara. “Pero si le
he dicho que vale” – dijo desesperado mi compañero – “Pero si no cabe más en el plato” – le contestó el camarero. Un
señor de una mesa vecina, disimulando apenas que la escena le había divertido
mucho, explicó al viajero español y al camarero venezolano que España y
Venezuela están separadas por la misma
lengua y que lo que esta parte del océano puede significar que vale que ya está
bien en aquella parte del charco puede significar que vale que eche más.
Incluso en culturas tan parecidas puede haber equívocos culturales.
Lo que le pasó a este amigo con
el camarero caraqueño fue un episodio muy leve de lo que se denomina choque cultural, que es la
desorientación, incomprensión o reacción desagradable que se produce al vernos
expuestos a una cultura diferente que cuestiona nuestros propios parámetros
culturales. Y digo leve porque los choques culturales pueden traer
consecuencias muy desagradables.
Y es que la Tierra está poblada
por miles de sociedades y grupos sociales distintos con culturas distintas. La
especie humana presenta una enorme diversidad cultural desde los famosos yanomamos (7) del Amazonas,
tantas veces estudiados por los antropólogos, hasta el otro vivero de la
antropología, la isla de Nueva Guinea (8), en donde se hablan miles de lenguas
distintas, pasando por las grandes culturas, las europeas, las árabes o las
orientales. Además existen distintos niveles en las culturas de manera que este
asunto es bastante complicado de analizar. Vamos a ver si ponemos un poco de
orden en este maremágnum.
En una primera división podemos
hablar de cultura nacional e
internacional. La cultura nacional se refiere a las experiencias,
creencias, patrones de comportamiento y valores compartidos por los ciudadanos
de un mismo Estado. El concepto es tan intuitivo que no se necesitan ejemplos.
Cultura internacional es el término utilizado cuando hablamos de tradiciones
culturales que se extienden más allá de las fronteras nacionales como la
cultura europea o la cultura árabe.
Pero en la realidad todo es más
complicado. Sabemos por experiencia que muchas sociedades son multiculturales, en muchas naciones
existen múltiples creencias, visiones del mundo, formas de hacer las cosas. En
España, por ejemplo, tenemos diferentes lenguas, culturas y tradiciones no
exentas de tensiones entre ellas, pero es que además, con los grandes procesos
migratorios, hay comunidades musulmanas, latinoamericanas que han traído sus
propios patrones culturales convirtiendo a la sociedad española en claramente
multicultural compuesta de distintas subculturas.
El término subcultura hace
referencia a las manifestaciones culturales que distinguen a un segmento de la población. Se puede
hablar de subcultura de la juventud o de subcultura gay pero otras subculturas
tienen su origen en la etnicidad, la
religión o clase, como por ejemplo, las subculturas judía, católica o
protestante en una sociedad multirreligiosa como la de los Estados Unidos. No
siempre es correcto clasificar a las personas en categorías subculturales
porque en las sociedades complejas una misma persona pertenece o comparte
criterios con distintos universos culturales a los que dedica dosis variable de
lealtad y desapego a cada una de ellas.
Lógicamente, si hablamos de
diversidad cultural y distintas subculturas no sólo estamos hablando de
variedad, hemos de analizar si existe una jerarquía entre ellas. A menudo
consideramos como cultura dominante a
la cultura de los segmentos dominantes de una sociedad, pero este término no es
muy del agrado de muchos sociólogos y antropólogos pues de alguna manera el
término menosprecia al resto y, ya se sabe, en esto del estudio de las
culturas, no se puede considerar a unas superiores a las otras o caerás en el
prejuicio cultural o en alguna forma de “centrismo cultural” como veremos un
poco más adelante.
La diversidad cultural también
puede manifestarse en forma de rechazo u oposición a los valores de una
sociedad. Este tipo de manifestaciones culturales contrarias a los valores
dominantes de una sociedad se le denomina contracultura.
El ejemplo más gráfico de contracultura podemos encontrarlo en los movimientos
juveniles. En los años ’60 surgió el movimiento “hippy”(9), o jipi según la Real Academia, que
se oponía a valores como la competitividad, el individualismo y el consumismo;
o el movimiento “punk” de finales de
los ’70, protagonizado por una juventud víctima de la crisis del petróleo y que
adoptaba los modos y maneras más desagradables a la estética y ética
mayoritaria en la sociedad.
La diversidad cultural también se
aprecia entre las clases sociales. Al principio os comentaba como mi madre
estaba preocupada porque mi hermano y yo fuéramos gente culta, sofisticada,
amantes de las bellas artes y capaces de expresarnos con propiedad en cualquier
ambiente. En una palabra, que al menos en lo que se refiere a nuestro nivel
cultural nos alineáramos con las élites sociales. Mucho le tengo que agradecer
a la constancia de mi madre porque nunca he desentonado en las raras ocasiones
que he tenido que alternar con jueces, diplomáticos y alguna que otra alta
magistratura del Estado.
Pero, volvamos a la sociología,
hemos de distinguir entre cultura
elitista, que son las manifestaciones culturales de las que se sirven las
élites para distinguirse del resto de la sociedad, y cultura popular, que se refiere a las manifestaciones culturales
ampliamente difundidas entre los miembros de una sociedad. De esta manera, la
sinfonía nº 6 de Chaikovski pertenecería a la cultura elitista y la canción “Michelle” de los Beatles pertenecería a
la cultura popular. Y este ejemplo me permite ilustrar, con dos piezas que me
encantan y que me parecen muy meritorias, que para los sociólogos la cultura
elitista no es superior a la cultura popular, no somos críticos musicales.
El gran sociólogo francés Pierre
Bourdieu (10) trató mucho de estos asuntos, recuerdo haber pasado muy buenos
ratos leyéndolo. Como cuando habla de una investigación acerca de las Cuatro
Estaciones de Vivaldi y de cómo, conforme fue siendo conocida esta pieza
musical por más capas de la población, las élites fueron cambiando su opinión
hacia la misma, abrazando a otras composiciones de la música clásica menos
conocidas, como iconos culturales.
¿Existe una cultura global?
Mancionis y Plummer (11), se
plantean está pregunta. Yo la contestaría afirmativamente. Un día, hace ya muchos años cuando estaba de
moda, paseando por las calles de Asuán, al sur de Egipto, escuché “¡vaya, vaya, aquí no hay playa!”, que
es la última canción que esperaba oír. Como mucho, tan lejos de España, estaba
preparado para escuchar algo de Julio Iglesias.
A pesar de que actualmente hay
miles de culturas en el mundo, éste se nos ha hecho mucho más pequeño. En
cualquier parte puedes comerte una hamburguesa que te sabe igual que la del McDonald’s de la Gran Vía, a la gente la
ves vestir vaqueros o llevar traje y corbata, encuentras camisetas del Madrid o
del Barça en cualquier latitud, oyes la misma música en una Bazar del Cairo que
en un chiringuito de Shaghai. Las sociedades nunca han estado tan
interrelacionadas mediante todo tipo de vínculos y contactos como ahora mismo
lo están. A esto contribuyen, entre otras circunstancias, la existencia de una
economía global, las comunicaciones globales y el flujo global de personas.
Estos vínculos globales hacen que
las culturas se parezcan un poco más, al menos en los aspectos más
superficiales. Pero también han generado
problemas de desigualdad y de rechazo y autoafirmación de valores
propios, muchas veces, por desgracia, con el recurso a la violencia.
Continuará
Creo que voy a utilizar la
técnica del “continuará” de los viejos folletines de los periódicos
dieciochescos o de las series de televisión. No me ha cabido todo lo que quiero
decir sobre la cultura en un único artículo lo que llenará de regocijo al grupo
de amigos que me acusan de escribir artículos largos. Pero, ¿cómo hablar de la
cultura social sin tratar temas como los componentes de la cultura, sobre cómo
se difunde, sobre el relativismo cultural, sobre cómo afecta la cultura de la
sociedad a la personalidad de los individuos o cómo ven a la cultura las
principales escuelas sociológicas?. La solución: en un próximo capítulo. Para
aliviar la tensión de espera ya os adelanto que el asesino no es el mayordomo.
Juan Carlos
Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
- Cultura en el diccionario de la RAE
- A.L. Kroeber y C. Kluckhon: Culture, a critical review of concepts and definitions. Random House, Nueva York, 1963
- Bronislaw Malinowsky en la Wikipedia
- Nuestros parientes cercanos chimpancés y los gorilas, tienen capacidades culturales rudimentarias. Es lo que se denomina por los etólogos, protocultura. Sin embargo ningún otro animal tiene las capacidades culturales elaboradas – aprender, comunicar, almacenar, procesar y utilizar la información – en la misma medida que el género homo.
- La socialización es el proceso mediante el cual el ser humano aprende e interioriza, en el transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medioambiente, los integra a la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes sociales significativos, y se adapta así al entorno social en cuyo seno debe vivir.
- Hay que distinguir entre cultura, sociedad y Estado. La cultura se refiere a unas pautas comunes de vida de un grupo social. Un Estado es una entidad política con un territorio con fronteras reconocidas y una sociedad hace referencia a la interacción ordenada de las personas en un ámbito territorial que puede ser un Estado, o inferior o superior al nivel del Estado. Podemos hablar de sociedad madrileña, sociedad española o sociedad europea.
- La tribu de los yanomamos en la Wikipedia
- La isla de Nueva Guinea en la Wikipedia
- El movimiento hippy, hippie o jipi en la Wikipedia
- Pierre Bourdieu en la Wikipedia
- John Mancionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU. Para más información pulsa aquí. Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido. Para más información pulse aquí.
Bibliografía:
La explicación Sociológica
Una introducción a la Sociología
2ª Edición
José Félix Tezanos
UNED
Madrid 1998
Sociología,
John Mancionis y Ken Plummer,
Pearson Prentice Hall,
Madrid 2005
Antropología, una explicación de
la diversidad humana,
Conrad Phillip Kottak,
McGraw-Hill,
Madrid 1999
es.wikipedia.org
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