Madres y hermanas, esposas e hijas en una paciente,
sufrida, dolorosa y desalentadora tarea de hogar y de familia.
llegaron a confeccionar tortillas sin huevo, guisos sin carne,
fritos sin aceite, dulces sin azúcar, café con trigo tostado;
hicieron pucheros con huesos, cocidos sin semilla ni patatas,
embutidos de pescado”.
Claudio Gondrona, periodista
Corría el año del Señor de 1941 y
Paquita, a sus catorce años, volvía una tarde a su casa en el barrio de Las
Ventas desde su trabajo, aprendiza en una fábrica de corsetería. Hija de un
zapatero remendón de mal carácter, con poca clientela, y la poca que tenía no
le pagaba, pasaba hambre. Todo el barrio pasaba hambre. Gran parte de la
población de aquel Madrid de posguerra, autarquía (2) y estraperlo (3) pasaba hambre, un hambre feroz.
En las calles aledañas a la Plaza
de Toros, Paquita se encontró con que en la calzada había algo que parecía
materia orgánica y, por tanto, susceptible de ser comestible. Se fijó bien y
parecía una sardina arenque aplastada sobre el pavimento por algún vehículo
pues el aplastamiento tenía cierta apariencia geométrica, la que le daba la
huella del neumático que probablemente había pasado por encima. Paquita despegó
la sardina del suelo, la limpió como pudo y se la comió. Y le supo tan
rica.
Si hubierais conocido a Paquita,
quien bastantes años después me pariría, no habríais dado crédito a esa historia.
Mi madre era una maniática de la limpieza. Por poneros un ejemplo os diré que
durante años, al entrar a mi casa, nos hacía – a mi padre, a mi hermano y a mí
– andar sobre unos paños de gamuza con dos fines primordiales, por un lado, no
ensuciar con los zapatos recién venidos de la calle, por otro, sacar brillo al
parqué. No tuve nunca deseos de practicar patinaje artístico durante mi
infancia. Así que mucha hambre debía tener mi madre cuando se comió la sardina
en esas condiciones teniendo en cuenta su escrupuloso sentido de la limpieza.
Yo soy de los que no deja nada en
el plato, lo que no ha sido especialmente bueno para mi sobrepeso, pero es que
cada vez que me encuentro lleno y todavía queda comida, me acuerdo de mi madre
diciéndome a voz en grito rayana en la histeria: “¡Ojalá pasaras aunque sólo fuera un día de hambre para que aprendieras a
no tirar la comida!”, que era la sentencia que me espetaba cuando yo no me
quería comer las acelgas. Mi madre, a quien le faltó qué comer durante los años
del hambre, concedía un valor sacro a la comida, hasta el punto que transmitió
sus obsesiones a sus hijos y yo, como hijo suyo, no puedo dejar nada en el plato
aunque reviente.
La descripción de aquellos años
que hacía mi madre se completaba con los sabañones por el frío sin calefacción,
los cortes cotidianos de fluido eléctrico, los piojos en el pelo y las chinches
en la cama, la tuberculosis endémica (4), los calambres, el Auxilio Social (5), los sucedáneos, el arte de la cocina
sin ingredientes. Todos trabajaban en algo, había pleno empleo, sin embargo
pocos podían evitar la pobreza.
Mi madre, con discurrir del
tiempo, pasó de la desnutrición a la malnutrición y, de ahí, a una nutrición
básica sin lujos para pasar a comer lo que le diera la gana. Pero nunca se
llegó a recuperar de aquellos años y no sólo psicológicamente, la falta de
alimentos en su infancia y adolescencia le pasaron factura y nunca dejó de
estar enferma, acaparando males diversos. No la recuerdo nunca sana, ”soy mas desgraciaíta que María de la O”,
decía. Conocí los hospitales desde niño yendo a visitarla hasta que, de
adolescente, me tocó cuidarla. Murió a los cincuenta y tres (6).
Los años ´40 fueron los del
hambre en España. Se juntaron la posguerra española con sus descensos en la producción
de alimentos, la segunda guerra mundial que estranguló el comercio de todo
aquello que no se pudiera disparar contra el enemigo, la autarquía económica
por la guerra y – después de la guerra – por que nadie quería comerciar con la
dictadura manchada con una nada clara relación con Hitler, el régimen de
racionamiento (7),
la acaparación para desviar los productos a un mercado negro mucho más
lucrativo y la opacidad y desorganización de la administración de Franco. Como
resultado, una hambruna que con mayor o menor intensidad afectó a amplias capas
de la población que no podía permitirse los precios que cobraban en el mercado
negro para los productos de primera necesidad. Hasta 1952 no se recuperaron en
la alimentación de los españoles los valores calóricos de la época anterior a
la guerra.
Y ahora cuando veo los
telediarios y leo los periódicos vienen a mi mente resonancias de aquella época
que creía superada para siempre. Oigo de casos de tuberculosis y de otras
enfermedades de posguerra. Los piojos - a los que no había visto hasta mi edad
adulta - los recuperamos hace años no sé muy bien por qué y se vuelve a hablar de chinches en un barrio
de Madrid. Me llegan noticias de pobreza energética, gente que no puede
encender la calefacción o tienen que apagar la luz para poder pagar el recibo. Al
parecer, para muchas personas, el disponer de un trabajo ya no es garantía de
evitar la pobreza. Oigo
de niños que pasan hambre, tenemos en los medios un debate acerca de que cerrar
los comedores escolares en verano supone que muchos chavales pierdan su única
comida decente y equilibrada y he visto, con mis propios ojos, como un grupo de
personas revolvía la basura de un supermercado de mi pueblo - de los que tienen
la renta más alta en España – hasta que dejaron de tirar los deshechos ahí,
llevándoselos a no sé dónde para que nuestros ojos pequeñoburgueses no vieran
tan poco edificante espectáculo.
Claro que todo esto podría ser
sensacionalismo de los titulares de los periódicos o ser comentarios exagerados
propios de una mente sensible como la mía, de esas personas que lloran con “¡Qué
Bello es Vivir!” cada Navidad. “Es que mi
Juan Carlos es muy sentido” decía mi
madre. Así que todo esto podrían ser delirios de una mente impresionable.
Por tanto, la pregunta que nos
debemos hacer es: ¿existen maneras objetivas de cuantificar la pobreza de un
país?. Pues sí, las hay, la ciencia siempre está ahí para redimirnos (8).
En primer lugar tenemos el
concepto de pobreza absoluta. Es el
porcentaje de la población cuya renta familiar se encuentra por debajo de una
línea o nivel absoluto llamado umbral de pobreza. Esta línea refleja el valor
de los recursos necesarios para mantener un mínimo bienestar. El objetivo es
medir el coste que supone la adquisición de una cesta de productos esenciales -
bienes y servicios - que permita alcanzar los niveles mínimos de satisfacción
en lo que a las necesidades básicas se refiere.
Ahora bien existen varias maneras
de fijar ese límite. Hay una muy popular que es la que fija un dólar per cápita
al día como el valor de los recursos mínimos que se necesitan para no
considerar que una persona está sumida en la pobreza. Esta línea
se puede utilizar en el contexto mundial, entendiendo por tanto que cualquier
persona que viva con menos de un dólar al día es pobre, pero este tipo de
medida tiene un interés limitado en los países desarrollados, pues no es
representativa del nivel de desigualdad de este tipo de sociedades, un dólar
parece poco. De hecho, en España el Instituto Nacional de Estadística no la
calcula.
El segundo tipo de indicador es
la pobreza relativa. Dicho de manera
simple, las líneas de pobreza relativa clasifican a las personas de la sociedad
objeto de estudio en dos grupos, las que se encuentran más desfavorecidas, a
las que se denomina pobres, y el resto.
Si se produce en la sociedad un
aumento homogéneo del nivel de ingresos, por ejemplo una subida del 5% de los
ingresos para todos los hogares, las líneas de pobreza relativas proporcionan
las mismas tasas de pobreza antes y después de este aumento. El umbral de
pobreza será mayor, pero la proporción de personas pobres permanecerá
invariable. El número de pobres depende de la posición relativa de cada hogar o
individuo en la sociedad.
Si estas posiciones relativas se mantienen, las líneas de
pobreza relativa no reflejan los cambios que pueda producir un desarrollo
económico repartido por igual. Para que disminuyan los porcentajes de pobres
calculados con este tipo de líneas es necesario que se produzcan cambios en la
distribución de la renta.
Por tanto se trata de un buen indicador de la desigualdad
pero no es perfecto, lo veremos con más detalle un poco más adelante.
Habitualmente, las líneas de
pobreza relativa utilizan indicadores basados en variables monetarias como son
el ingreso o el gasto. En ambos casos se fija un nivel mínimo de la variable
por debajo del cual las personas serán clasificadas como pobres y, por encima,
como no pobres. Suponiendo, por ejemplo, que la variable elegida es el ingreso,
el nivel dependerá de la distribución de los ingresos en la población, de hecho se suele fijar en un tanto por
ciento de alguna medida de la distribución, habitualmente la media o la mediana
(9).
Pero, ¿cuáles son estos valores
para España?. El Instituto Nacional de Estadística publica anualmente la
Encuesta de Condiciones de Vida. En ella se realizan el cálculo de varios
indicadores de pobreza relativa, siguiendo los criterios del Eurostat (10).
Lo primero que hemos de decir es
que todos somos más pobres. El ingreso medio anual neto por hogar se situó en 2012 en
26.775 € con una disminución del 3,5% respecto al año anterior. En 2009 fue de
30.045, la disminución desde entonces ha sido de casi un 11%.
El primero de los indicadores de
pobreza de la encuesta es el umbral de
riesgo de pobreza, que se fija en el 60% de la mediana de los ingresos por
unidad de consumo de las personas. Por ejemplo, en España, en hogares
compuestos por una sola persona es de 8.114 € y en hogares compuestos por dos
adultos y dos niños es de 17.040 €, es decir, que por debajo de ese ingreso las
personas son pobres. Este indicador no ha hecho más que bajar desde que comenzó
la crisis, en 2009, fueron respectivamente 8.877 y 18.641 €.
A partir de este dato se calcula
la población en riesgo de pobreza,
es decir, cuantas personas tienen ingresos bajos en relación con el conjunto de
la población. Así,
en la encuesta de 2013, correspondiente a los ingresos de 2012, la tasa de
riesgo de pobreza se situó en el 20,4% de la población residente en España. No
está mal el porcentaje porque si lo traducimos a personas no salen un poquito
más de nueve millones y medio.
Si observamos las cifras, parece
que la pobreza ha disminuido ya que hay un 0,4% menos de personas con ingresos
bajos. Precisamente hace unos días, la ministra Ana Mato
– probablemente premio Nobel de economía en un futuro cercano - se agarró a estas
cifras para afirmar que la pobreza infantil – 26,9 en 2012 a 26,7 en 2013 - está
descendiendo. Haciendo gala de unas dosis desmesuradas de optimismo, pues uno
de cuatro niños se encuentra en situación precaria, Mato consideraba que es el
"primer indicador" que devuelve a España a "antes de la
crisis".
La trampa está en lo que
aludíamos en párrafos anteriores, se trata de una medida relativa. El valor de
la tasa de riesgo de pobreza depende de los ingresos de los hogares del
conjunto de la sociedad.
Si, por ejemplo, los ingresos de las clases medias
descienden, probablemente el umbral de pobreza también lo haga - porque hogares
cuyos ingresos se situaban por encima de la mediana pasen a situarse por
debajo, empujando la nueva mediana y el umbral de pobreza hacia abajo-. Si
descienden fundamentalmente los ingresos de las clases más desfavorecidas, como
ha sucedido en esta crisis, la mediana de ingresos permanece inalterada y la
tasa de riesgo de pobreza en el umbral del 60% apenas se mueve, aunque los
pobres se empobrecen y su vulnerabilidad acarrea graves problemas sociales.
No es extraño que a este respecto
la socióloga
Saskia Sassen, premio Príncipe de Asturias de Ciencias
Sociales, hable de “limpieza económica” – término que usa por comparación con
la “limpieza étnica” que tantos disgustos ha dado históricamente en Europa-. La
limpieza económica estaría causada por el bajo crecimiento, el desempleo, la
desigualdad y la pobreza que asolan a nuestro continente, sobre todo al sur (11). Este proceso se
manifestaría de dos maneras. Por un lado porque estas personas en riesgo de
pobreza quedan excluidas de los límites del sistema económico real por la
pérdida de sus trabajos, de sus casas y otras necesidades vitales y, por otro
lado porque, por las mismas razones, quedan expulsados de los indicadores
económicos, se hacen invisibles para las estadísticas. Así que no solo se les
empobrece sino que se les ignora.
Por esta razón conviene acudir a
indicadores agregados de varios conceptos como el indicador AROPE (12)
de riesgo de pobreza o exclusión social. Este indicador combina tres conceptos:
la tasa de riesgo de pobreza -que hemos
visto antes -, la carencia material (13) – que es un indicador de la falta de bienes y servicios
básicos - y la baja intensidad en el
empleo – entendida como hogares sin empleo o la que sus miembros en edad de
trabajar lo hicieron menos del 20% del total de su potencial de trabajo -. De
manera que, a mayor valor del indicador AROPE, hay mayor incidencia de la
pobreza o exclusión social.
En 2013 el indicador AROPE se
sitúa en el 27,3% de la población residente en España, más de 12 millones y
medio de personas, frente al 27,2% registrado el año anterior, siguiendo la
tendencia ascendente de los últimos años.
Para terminar, si examinamos los
datos de pobreza relativa según las características de la población tampoco nos
llevaremos sorpresas. Los hogares con mayor riesgo de pobreza son los formados
por un adulto y uno o más niños dependientes cuyo porcentaje sube al 38%, 18
puntos por encima de los datos relativos a toda la población. Es decir,
que separaciones, divorcios, solterías con hijos y viudedades no son un buen
negocio. Del mismo modo los segmentos de población con mayor riesgo de pobreza
son las personas con estudios primarios y los extranjeros no comunitarios. Otro
dato significativo que lleva resonancias de los años del hambre es que ya no es
garantía tener un trabajo para evitar a la pobreza. Según el
Instituto Nacional de Estadística un 11,7% de los ocupados se encuentra en
riesgo de pobreza.
Las cifras siempre esconden los
padecimientos de las personas. Los resultados macroeconómicos siempre esconden
a las víctimas de las políticas económicas. La vida moderna se pinta sola para
ocultarnos las más de las veces la desigualdad y la pobreza, se pinta sola para
crearnos paraísos artificiales en los que aislarte de la realidad, basta con
cambiar de canal, irte por otra calle, que alguien se tome la molestia de
quitar los contenedores de tu camino para que no veas la fealdad del hambre, tomar
una autopista con pasos elevados sobre las chabolas por las que puedes ir a
toda velocidad sin preocuparte por otras realidades.
Hasta que nos toque a nosotros,
empezamos a vivir todos en un mundo gobernado por la precariedad en la que
nadie está seguro. Es el reino del miedo a caer, y por tanto, el reino de los
dóciles. Pero, ¿y los que han caído ya en la pobreza?, ¿realmente tienen algo
que perder?, ¿qué ocurre en las sociedades con gran desigualdad y
marginalidad?. Todos sabemos las respuestas.
¿Soy tan exagerado cuando la
situación actual me recuerda aquella época terrible de nuestra posguerra?, ¿no
estaremos quizás en una posguerra sin guerra previa? o ¿es que realmente
estamos en medio una lucha sin cuartel?. No, si al final, después de dar muchas
vueltas con la ideología, a lo mejor volvemos a la cabeza a Marx y nos damos
cuenta de que lo de la lucha de clases no era una tontería. A ver si somos
capaces, unos de despertamos de nuestro sopor, otros los más desfavorecidos, de
no caer en la violencia y, todos, de encauzar nuestra protesta desde la
democracia. Podemos.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
A mi querida suegra Basi, una segunda madre para mí, y en su nombre, a todos los de su generación
quienes de niños sobrevivieron a nuestra guerra y a nuestra paz.
Notas:
- El personaje de cómic Carpanta fue creado por José Escobar Saliente, (1908 - 1994). Carpanta apareció por primera vez en 1947 como protagonista de una plancha del semanario infantil Pulgarcito, de Editorial Bruguera. Desde entonces sus peripecias no han dejado de publicarse y tras el fallecimiento de su creador otros artistas continúan con el personaje. Tras Pulgarcito pasó a otras revistas de la casa, formó parte de las series de álbumes unitarios de los protagonistas cómicos de la editorial, tuvo una versión televisiva con actores reales en los años 60 en TVE de Barcelona, llegó a contar con revista propia y en la actualidad aparece en tomos de tapa dura.
Carpanta es el
símbolo del hambre insatisfecha, una denuncia precoz del hambre de la posguerra
española. Vagabundo que vive en el ojo de un puente, al principio se cubría con
sombrero de ala ancha, poco después pasó al hongo y finalmente estabilizó sobre
su cabeza el "canotier" que todavía conserva. Lleva levita, bajo ella
una vulgar camiseta a rayas y un gigantesco cuello duro, que le oculta el
mentón y parte de la boca que jamás se han llegado a ver.
- La autarquía, autarcía (ambas del griego αὐτάρκεια) o autosuficiencia es un término comúnmente usado en la economía que indica la condición de las personas, lugares, mecanismos, sociedades, sistemas industriales o naciones que luchan por su autoabastecimiento o que rechazan toda ayuda externa.
- El término estraperlo o straperlo es usado en España para referirse al comercio ilegal de bienes sometidos a algún tipo de impuesto o tasa por el Estado. Por extensión, es una actividad irregular o intriga de algún tipo, y se usa como sinónimo de mercado negro. A quien practica el estraperlo se le llama estraperlista.
- El cuadro siguiente muestra las muertes por tuberculosis en esa época:
Año
|
Tuberculosis
pulmonar
|
Tuberculosis
meníngea
|
Total
|
1940
|
23.871
|
5.665
|
29.536
|
1941
|
26.633
|
6.147
|
32.780
|
1942
|
26.062
|
6.012
|
32.074
|
1943
|
26.530
|
6.225
|
32.755
|
1944
|
26.850
|
6.084
|
32.934
|
1945
|
27.050
|
6.100
|
33.150
|
1946
|
27.100
|
6.650
|
33.750
|
1947
|
27.250
|
6.721
|
33.971
|
- Auxilio Social fue una organización de socorro humanitario constituida durante la Guerra Civil Española y posteriormente englobada dentro de la Sección Femenina de la Falange Española.
- María de la O es el título de una canción de la Copla española que alude a los amores malhadados de una gitana y un señorito andaluz. Hay múltiples versiones de la tonadilla, una zarzuela del mismo nombre y se han rodado dos películas a partir de la canción.
- Acabada la guerra civil se implanta el racionamiento de la población y pronto se comprobó que los alimentos suministrados carecían del mínimo valor nutritivo necesario para la subsistencia ya que estaban compuestos de forma predominantes por garbanzos, patatas, boniatos, pastas para sopas, bacalao y muy de tarde en tarde por carne de membrillo, chocolate terroso incomestible y jabón. Como se puede comprobar el déficit de hidratos de carbono y grasas, así como la carencia de vitaminas, calcio y hierro era evidente. El pan, que antes era el alimento base de las familias modestas, se convirtió en otro apreciado artículo de lujo ya que su racionamiento, en el mejor de los casos, para aquellos que tenían una cartilla de racionamiento de tercera, las cantidades oscilaban entre los 150 y 200 gramos. Existe un estudio efectuado por el médico Pedro Blanco Grande referido a lo que fue la alimentación en Madrid a lo largo de 1941 que pone de manifiesto la carencia de todo en la población, pese a tener en cuenta la cantidad de toda clase de alimentos suministrados mediante cartilla de racionamiento, así como los consumidos procedentes de la venta libre. El resumen del contenido en elementos nobles procedentes de todos los alimentos ingeridos (carnes, verduras, pescado, huevos, leche, etc.) los comparó con el valor estimado para una dieta normal, valor que según la Comisión Consultiva de Alimentación del Ministerio Británico de Higiene se sitúa en 100. De esta comparación resultó:
Alimentos
|
Debían
tener
|
Tenían
|
Déficit
|
Albúminas
|
100
|
55,40
|
44,60
|
Grasas
|
100
|
38,50
|
61,50
|
Hidratos
de carbono
|
400
|
135,17
|
264,83
|
Calorías
|
3.000
|
1.002
|
1.938
|
- Entre la pequeña constelación de medidas de la distribución de la renta y de la pobreza vamos a centrarnos en las que usa el Instituto Nacional de Estadística en su Encuesta de Condiciones de Vida
- La mediana es el valor que, ordenando a todos los individuos de menor a mayor ingreso, deja la mitad de los mismos por debajo de dicho valor y a la otra mitad por encima. Por tanto, por tratarse de una medida relativa, su valor depende del nivel de renta y de cómo se distribuya la renta entre la población.
- El Eurostat (Statistical Office of the European Communities, oficina europea de estadística) es la oficina estadística de la Comisión Europea, que produce datos sobre la Unión Europea y promueve la armonización de los métodos estadísticos de los estados miembros.
- Saskia Sassen también sostiene que este fenómeno se da no sólo en España, Grecia y Portugal sino que es global. Concretamente dice: “El lenguaje del crecimiento bajo, el desempleo, la desigualdad, la pobreza, no es suficiente para captar lo que está pasando en la fase actual de las economías políticas capitalistas. Todos estos elementos están presentes, siempre han formado parte del capitalismo. Pero hay una diferencia específica, quiero resaltar algo mucho más brutal y agudo que no podemos captar con el lenguaje habitual. Además, quiero argumentar que estas dinámicas no son sólo golpean Grecia, España y Portugal, sino que de hecho están presentes en toda Europa, incluyendo Alemania y los admirados países escandinavos.
…………………………………….
Yo sostengo que no podemos asumir que
Grecia, España y Portugal son casos únicos. Tenemos que examinar si lo son. Lo
que lleva a una forma extrema en Grecia, y, en cierta medida, en Portugal y
España, bien puede también estar presente en el resto de Europa y más allá.
Esto debería alertarnos de una condición estructural más profunda en esta fase
del capitalismo avanzado, que se inició en la década de 1980 y se afianzó en la
década de 1990. La explicación no estaría confinada a condiciones
excepcionales, como la pobreza y la corrupción de Grecia, sino que tendría
que dirigirse a las características
estructurales de la economía política presentes en toda la Unión Europea”.
- La tasa AROPE (siglas de “At Risk Of Poverty or social Exclusion”) forma parte de los indicadores de la estrategia Europa 2020 de la Unión Europea (para más información: http://ec.europa.eu/europe2020/index_es.htm.
- En situación de carencia material severa. Son los hogares con carencia en al menos cuatro conceptos de una lista de nueve. Los conceptos considerados son:
1) No puede
permitirse ir de vacaciones al menos una semana al año.
2) No puede
permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos
días.
3) No puede
permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada.
4) No tiene
capacidad para afrontar gastos imprevistos.
5) Ha tenido
retrasos en el pago de gastos relacionados con la vivienda principal
(hipoteca o
alquiler, recibos de gas, comunidad...) o en compras a plazos en los
últimos 12
meses.
6) No puede
permitirse disponer de un automóvil.
7) No puede
permitirse disponer de teléfono.
8) No puede
permitirse disponer de un televisor.
9) No puede
permitirse disponer de una lavadora.
Blbliografía
Historia del hambre en España
después de la guerra civil
Carlos Azcoytia
Historia de la Cocina
La Ciberniz
Página web de la Academia del
Humor
Encuesta de Condiciones de Vida
2013
Instituto Nacional de Estadística
La pobreza y su medición
Presentación de diversos métodos
de obtención de medidas de pobreza
Instituto Nacional de Estadística
What all is getting expelled...and once
expelled is invisible
Saskia Sassen
26 June 2014
Open Democracy
Historia Económica y Social
Moderna y Contemporánea de España
Tomo II
Santos Juliá Díaz
UNED
Madrid 1997
Principios de Economía
N. Gregory Mankiw
McGraw-Hill
Madrid 1999
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