lunes, 13 de octubre de 2014

El Famoso Debate sobre la Lógica Azande





Los azande (1) se las prometían muy felices viviendo su sencilla vida campestre, con su cultura adaptada a su entorno, cazando, cuidando de su ganado y de sus huertos, guerreando con otras tribus y entre sí, cuando llegó el hombre blanco con su colonización imponiendo su forma de hacer las cosas. En concreto los blancos eran  integrantes de tres tribus bastante grandes, los británicos, los franceses y los belgas, por tanto, tres administraciones coloniales y, como consecuencia de ello, hoy en día tres Estados independientes.

Y no conforme con ello, me refiero al hombre blanco, empezó a analizar comportamientos, clasificar ritos religiosos, y a cuestionar el sentido común de aquellas pobres gentes. Pobres, entiéndaseme bien, no porque carecieran de lo básico para vivir sino por la que se les vino encima.

Una de estas personas venidas del norte a analizar la cultura azande fue el gran historiador y antropólogo británico Edward Evan Evans-Pritchard (2) – luego dicen que los nombres españoles son largos – que escribió un famoso libro, “Brujería, Magia y Oráculos entre los Azande”, de 1937, en el que describe la vida cotidiana de los azande, sus estructuras sociales y, sobre todo, su vida religiosa. Religión en la que, como veremos con más detenimiento, descubrió un error lógico.

A mi personalmente, descubrir un error lógico en una religión, no me sorprende en absoluto, lo que realmente me sorprende es sólo descubrir uno, pero claro, uno es que es muy descreído. Chanzas aparte, el libro es un gran trabajo etnográfico y es bastante fácil leer pues resulta muy entretenido y curioso. Lo cierto es que tuvo mucha influencia en la antropología social, en la sociología de las religiones e, incluso, en la sociología del conocimiento. Pero empecemos por el principio, ¿quiénes son los azande?.

Pues es el azande un pueblo del centro-norte de África. Actualmente son un poco más de un millón de personas que viven en un territorio que pertenece, como decíamos unos párrafos más arriba, a tres Estados diferentes: el norte de la República Democrática del Congo, el sudoeste de Sudán del Sur y en el sureste de la República Centroafricana.

La religión tradicional de los azande es animista (3) aunque después de casi un siglo de colonialismo occidental el cristianismo avanzó mucho. Las creencias giran en torno a los tres elementos que conforman el título del libro de Evans-Pritchard.

La brujería es omnipresente, toda calamidad humana se debe a ella, los brujos son personas cuya mala voluntad o un simple accidente involuntario de sus poderes maléficos son la causa de todas las desgracias. La magia es el medio por el cual se manifiesta ese poder y el oráculo (4) es el método de decisión por excelencia, nunca se hace algo de cierta importancia sin celebrar uno. Como los brujos son muy poderosos y nocivos, es cuestión muy importante el que se localicen adecuadamente y el método para ello es, cómo no, el oráculo.

Ser brujo no se debe a una característica de la personalidad ni a una cualidad espiritual surgida tras una revelación mística, se trata de un atributo físico, de una sustancia brujesca – no es broma se llama así – que reside en el vientre de los afortunados o desafortunados que tienen el don y que, al parecer, se hereda por vía paterna a todos los hijos varones de la familia.

Evans-Pritchard sostiene que la cultura azande plantea un sistema de pensamiento formado por determinaciones coherentes y lógicas con respecto a su concepción de lo sobrenatural y nos informa de que en su vida cotidiana tienen el mismo tipo de lógica que nosotros, es decir, que en relación con los problemas prácticos que les plantea el día a día, responden con un sentido común muy parecido al de los occidentales.

Sin embargo, a Evans-Pritchard le llamó la atención un fallo en ese sistema coherente de pensamiento. Si la condición de brujo es hereditaria sería lógico pensar que con tener un caso de brujería en la familia sería suficiente para establecer toda una rama de parientes brujos y, de igual manera, la decisión de que alguien no es brujo debería exonerar a toda la familia del mismo. Pero los azande sólo consideran brujos a los parientes paternos próximos a la persona que está confirmada como brujo.

Evans-Pritchard dejó escrito a este respecto: “Para nuestra mentalidad parece evidente que si se prueba que un hombre es brujo, la totalidad de su clan es también  brujo ipso facto, dado que el clan azande es un grupo de personas relacionadas biológicamente entre sí por línea masculina. Los azande perciben el sentido de este argumento pero no aceptan sus conclusiones, que llevarían a contradicción toda la noción de brujería”.

Nuestro antropólogo entonces concluyó que los azande dan prioridad a los ejemplos específicos y concretos de brujería sobre los principios abstractos y generales. Para él los azande han institucionalizado un error lógico con el fin de mantener su supervivencia pues, dada la importancia de la brujería en su sociedad, el reconocimiento de semejante contradicción en la base de su cultura podría provocar convulsiones sociales importantes.

Para David Bloor (5), en su libro “Conocimiento e Imaginario Social”, el análisis de Evans-Pritchard conlleva dos ideas centrales. Por un lado existe una contradicción en la manera azande de ver su religión, los azande – por muy loables que sean sus motivos – han institucionalizado un error lógico o, cuando menos, tienen un cierto grado de ceguera lógica.

En segundo lugar, en caso de que los azande percibieran el error, una de sus principales instituciones sociales (6) se tornaría insostenible, es decir, es vital para ellos mantenerse en su error lógico so pena de tener que realizar un cambio radical en sus modos de vida.

La primera idea manifiesta la creencia en la unicidad de la lógica, que sería la misma en Madrid, Viena, Zandeland o Chepultepec. La segunda idea manifiesta el poder de la lógica pues la confusión lógica llevaría indefectiblemente a la confusión social.

En este punto, Bloor cita al gran filósofo de la ciencia Wittgenstein (7), cuando decía que a veces la extracción de una conclusión lógica no es más que la convicción de que algo no puede ser de otra manera pues nos parece evidente. Los azande consideran evidente que todo el clan de un brujo no puede estar integrado por brujos, se lo dice su experiencia diaria, no puede ser de otra manera. Desde esta perspectiva es lógico, por tanto, que no saquen otra conclusión, pero como para nosotros – dado que no tenemos esa presión social azande derivada de la experiencia diaria - la conclusión válida es que todo el clan debería ser brujo, cabe concluir que hay – al menos desde un punto de vista social - dos lógicas distintas: la de los azande y la de nosotros. Por tanto, la primera premisa de Evans–Pritchard sobre la unicidad de la lógica no está tan clara.

Lo que parece quedar claro es que los azande tienen la misma psicología que nosotros – “todos somos humanos” que dirían Faemino y Cansado (8) – pero instituciones sociales muy diferentes. Si asociamos la lógica con la psicología del razonamiento, tenderemos a decir que tienen la misma lógica, por el contrario, si la asociamos con el marco institucional de pensamiento, no inclinaremos por considerar que dos culturas diferentes tienen lógicas diferentes. Y en ambos casos estaremos en lo cierto pues tanto los factores psicológicos como los institucionales se ven implicados en el razonamiento.

En el primer caso nos referimos a la lógica como el estudio de las inferencias válidas, siendo éstas, los procesos por el cual se derivan conclusiones a partir de premisas, es decir, estamos hablando de lógica formal que no deja de ser un intento por desvelar los mecanismos de cómo actúa el pensamiento humano, lo que Bloor denomina psicología del razonamiento. Esta lógica, en principio, es resistente a las diferencias culturales. En el segundo caso hablamos de la lógica informal. Se trata de argumentos, expresados en lenguaje natural – no olvidemos que desde el siglo XIX la otra lógica es simbólica -, coherentes con un contexto social, como pueden ser las creencias o las evidencias transmitidas por la tradición cultural.

Queda sin solución la otra cuestión, todavía más interesante si cabe. ¿Si hubiera una contradicción lógica en las creencias azande, la institución de la brujería estaría amenazada y con ella la estabilidad social?, dicho de otra manera, ¿la lógica tiene tanto poder como para provocar convulsiones sociales?.

Para John Stuart Mill (9), que aparte de ser un teórico de la economía y de la política fue un filósofo reconocido, la lógica está en el extremo opuesto al poder pues – como expone en un pensamiento tan original como inquietante - está sujeta a negociación.

En el caso que nos ocupa, el de los azande, el uso del oráculo para detectar a los brujos y la inocencia general del clan al que pertenece el brujo son dos elementos que se dan socialmente por supuestos. Ambos están sancionados por la tradición y son centrales en la forma de vida azande, por lo que ninguna inferencia lógica que pueda seguirse de uno de ellos va a perturbar al otro. Y si se necesita, para evitar males mayores, alguna justificación de la coexistencia de ambos siempre se podrían aducir razones específicas a posteriori que es lo que Mill denomina negociación.

Para Bloor, si alguna vez, por influencia de algún filósofo azande al que además hicieran caso, se llegara a plantear el problema de la inferencia, negociarían con la amenaza para rechazarla antes de que supusiera un problema social. Bastaría con que se hicieran unas cuantas distinciones sutiles, por ejemplo, podrían admitir que la sustancia brujesca estuviera en el vientre de todos los miembros del clan pero que sólo se activara en algún caso y sólo a éstos cabría llamarles brujos. ¿Acaso no nos enseña la experiencia de caracteres genéticos que se heredan y que unos simplemente los transmiten y otros los desarrollan?. La lógica no amenaza a la institución de la brujería porque un razonamiento lógico siempre puede ser sustituido por otro.

¿Este mecanismo es extraño a nosotros?. A mi me da que nuestra religión mayoritaria y la iglesia que la representa han dado grandes muestras de recurrir a la lógica por un lado  con el fin de construir un sistema de ideas más o menos coherente y, por otro lado, de una gran capacidad negociadora cada vez que se conocía un poquito más acerca de nuestro mundo y algunas verdades absolutas quedaron en entredicho.

De lo primero tenemos una muestra en la Escolástica (10), el movimiento teológico que pretendía aunar fe y razón, y de lo segundo pues desde que la Tierra era plana y los barcos caían por cascadas infinitas (11), pasando por aquello de que éramos el centro del Universo y todo giraba alrededor nuestro, hasta que éste se creó en siete días con descanso dominical incluido. En cada caso al final se aceptó que la Tierra fuera esférica, que girábamos alrededor del Sol, y éste, alrededor del centro de la galaxia y que al principio se hizo la luz gracias a una gigantesca explosión cosmológica. Y en todos los casos la Iglesia renegoció al estilo “milliano” y encontró encaje de su sistema de ideas en el nuevo escenario surgido de los cambios ideológicos.

Peter Winch (12), en un artículo citado por Bloor, pone un símil para entender bien el punto en el que nos encontramos. El ejemplo de un juego hecho de manera que quién comienza siempre puede ganar gracias a un truco que se desconoce. Ahora bien, alguien descubre el truco y se acabó el juego, pues no tiene sentido un juego en el que siempre gana el mismo. Para mantener el juego vivo habría que reelaborar las reglas.

En todas estas controversias la institución religiosa acabó por adaptarse pero no sin convulsiones. No tengo un pedigrí intelectual a la altura de los grandes autores que pretendo divulgar pero aquí es donde menos de acuerdo estoy con Bloor y más con Evans-Pritchard. Todos conocemos el proceso a Galileo o a Miguel Servet, que fue condenado a dos hogueras católica y protestante, o cómo se las gastaban por aquellos entonces cuando se ponían en cuestión los dogmas por muy ilógicos que fueran. Me parece que hay una fase de negación y otra de aceptación y reelaboración del sistema de creencias, este es el proceso de negociación. Y esta negociación - sobre todo en la fase de negación - unas veces es convulsa y otras no, creo que esto estaba en el ánimo de nuestro antropólogo cuando escribió el libro sobre los Azande. La convulsión social no será causada por el poder de la lógica sino por el poder la institución social que queda en entredicho.

Sería realmente divertido leer un libro de un sociólogo o antropólogo azande, que hubiera estudiado nuestra sociedad y nuestra religión. Cuán chocante le resultaría un Dios hecho hombre, nacido en una familia artesana, concebido sin mácula en el vientre de su madre. Al menos tan chocante como para nosotros supone su sustancia brujesca. El libro de nuestro antropólogo azande resultaría al menos tan divertido como es el de Evans-Pritchard.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas:

  1. Los azande (gentilicio en plural, para el número singular existe la palabra zande) son un pueblo del centro-norte de África.
  2. Sir Edward Evan (E. E.) Evans-Pritchard (21 de septiembre de 1902 – 11 de septiembre de 1973) fue un antropólogo inglés clave en el desarrollo de la antropología social en ese país. Ejerció como profesor de antropología social en Oxford desde 1946 hasta 1970.
  3. El animismo (del latín anima, alma) es un concepto que engloba diversas creencias en las que tanto objetos (útiles de uso cotidiano o bien aquellos reservados a ocasiones especiales) como cualquier elemento del mundo natural (montañas, ríos, el cielo, la tierra, determinados lugares característicos, rocas, plantas, animales, árboles, etc.) están dotados de alma y son venerados o temidos como dioses.
  4. Un oráculo (μαντειον) es una respuesta que da una deidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de campanillas, por ejemplo), o de interpretaciones de símbolos sobre piedras, como las Runas, o de interpretaciones de símbolos sobre cartas, como el Tarot, o de sacrificios de animales. Por extensión, se llama oráculo al propio lugar en que se hace la consulta y se recibe la respuesta (el oráculo).
El oráculo de los azande funciona del siguiente modo. Se administra una pequeña cantidad de veneno a un pollo y se hace una pregunta al oráculo de manera que pueda contestarse como “sí” o “no”. La muerte o la supervivencia del ave transmiten la respuesta del oráculo.
  1. David Bloor (Derby, 1942) es un catedrático y ex director de la Unidad de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Edimburgo, Escocia.
  2. Las instituciones sociales en sociología no son organismos creados para seguir un determinado fin como la Cruz Roja o el Real Madrid, en realidad son practicas sociales que cuentan con un amplio consenso social de manera que si un miembro de la sociedad no las sigue tiene un comportamiento como mínimo extraño o excéntrico. Ejemplos de instituciones sociales son el matrimonio, las elecciones para elegir un parlamento o una determinada religión.
  3. Ludwig Josef Johann Wittgenstein (Viena, Austria, 26 de abril de 1889 — Cambridge, Reino Unido, 29 de abril de 1951) fue un filósofo, matemático, lingüista y lógico austríaco, y posteriormente nacionalizado británico. Publicó el Tractatus logico-philosophicus, que influyó en gran medida a los positivistas lógicos del Círculo de Viena, movimiento del que nunca se consideró miembro. Tiempo después, el Tractatus fue severamente criticado por el propio Wittgenstein en Los cuadernos azul y marrón y en sus Investigaciones filosóficas, ambas obras póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en el Trinity College de la Universidad de Cambridge, donde más tarde también él llegó a ser profesor.
  4. Faemino y Cansado es un dúo humorístico español, compuesto por Carlos Faemino y Javier Cansado. El dúo comenzó su carrera en Madrid, España, con espectáculos callejeros, posteriormente en bares y teatros y continuaron con apariciones en televisión, donde contaron incluso con un programa propio. Su humor, aunque suele etiquetarse como inclasificable, se puede considerar como absurdo, inteligente y surrealista.
  5. John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806 - Aviñón, Francia, 8 de mayo de 1873) fue un filósofo, político y economista inglés representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill.
  6. La escolástica (del latín scholasticus, y éste a su vez del griego σχολαστικός [aquel que pertenece a la escuela]) es el movimiento teológico y filosófico que intentó utilizar la filosofía grecolatina clásica para comprender la revelación religiosa del cristianismo.
  7. La noción de una Tierra plana se refiere a la idea de que la superficie habitada de la Tierra es plana, en lugar de ser una tierra esférica o curvada.
  8. Peter Guy Winch (14 enero 1926, Londres – 27 Abril 1997, Champaign, Illinois) fue un filósofo británico conocido por sus contribuciones a la filosofía de las ciencias sociales, a la filosofía de Wittgenstein, ética, y la filosofía de la religión. El artículo al que hace referencia Bloor es: “understanding primitive society” de 1964.


Bibliografía:

Edward Evan Evans-Pritchard
Brujería, Magia y Oráculos entre los Azande
Ed. Anagrama
Barcelona 1976

David Bloor
Conocimiento e Imaginario Social
Gedisa
Barcelona 1998

Es.wikipedia.org
En.wikipedia.org


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